El objetivo es la prevención de esta enfermedad transmitida por los alimentos (ETA), que es causada por una toxina de la bacteria Escherichia coli – suele estar presente en la materia fecal de animales y personas, en la carne mal cocida y en manos no higienizadas–.
Respecto a la carnicería
El lugar de aprovisionamiento de carnes en general (bovina, aviar, porcina, etc.) como las carnicerías debe contar con instalaciones y equipos de manipulación en perfecto estado de limpieza e higiene (como los cuchillos, bandejas, sierra de corte, máquina de picar carne, balanzas, heladeras, mostrador, entre otros).
También la góndola de almacenamiento de carnes envasadas al vacío debe encontrarse en buen estado y mantener las temperaturas adecuadas de refrigeración con las estanterías en óptimo estado de mantenimiento.
Respecto a la carne fresca y a la envasada
En cuanto a la carne fresca, es importante saber que:
•La carne apta para el consumo humano es firme, elástica y sin olor desagradable.
•La aparición de coloraciones anormales (marrón oscuro), la mucosidad superficial, el reblandecimiento, los olores ácidos y la putrefacción son indicios de carne alterada.
•La carne de bovino no debe estar mezclada con la de pollo o cerdo.
Mientras que para la carne envasada (no al vacío) es importante considerar que:
•El color debe ser rosado.
•El anaquel expositor debe tener el termómetro a la vista con una temperatura que oscile entre 0 y 5°C.
•El envase debe estar íntegro para garantizar la protección.
•En el etiquetado debe figurar la fecha de vencimiento y el elaborador.
Pautas generales para la prevención en menores
Sin bien el Senasa minimiza los riesgos de transmisión de la bacteria a los alimentos a partir de los controles permanentes en faena, es fundamental que las personas adopten adicionalmente una serie de cuidados al comprar, trasladar, almacenar, cocinar y consumir alimentos, como son:
•Cocinar muy bien las carnes (no deben quedar partes rosadas o rojas en su interior).
•Evitar darle carne picada a menores de 5 años.
•Lavar bien las frutas y verduras que van a consumir.
•Lavarse las manos antes y después de cambiar pañales. También, después de tocar animales, manipular alimentos e ir al baño.
•No usar la misma tabla y cuchillo para cortar la carne cruda y las verduras que no se cocinarán, así evitarán la “contaminación cruzada”.
•Colocar la carne en un bol para guardarla en la heladera, poniéndola en los estantes inferiores con el fin de evitar los derrames hacia los cajones de frutas y verduras.
•Mantener la cadena de frío de los alimentos.
Es clave incorporar estas medidas de prevención, ya que estos pequeños grandes cuidados son esenciales para prevenir el síndrome urémico hemolítico en niños y niñas.