Albarracín nació en Córdoba capital el 31 de julio de 1850 y tras obtener su título de grado, decidió dedicar su vida a la defensa de los animales. Opinaba que aunque estos tuviesen un nivel de raciocinio inferior respecto del hombre, no se debía martirizarlos ni castigarlos.
Fue secretario de la Sociedad Argentina Protectora de los Animales desde su inicio (1879) y sucedió a Domingo Faustino Sarmiento en su presidencia, en el año 1885. Desde allí fue un precursor en la lucha contra las riñas de gallos, la doma de potros, corridas de toros y tiro a la paloma.
De hecho, fue el mayor impulsor de la Ley Nacional de Protección de Animales (N° 2.786) que se promulgó el 25 de julio de 1891. Este desarrollo que encabezó Albarracín fue la base legal que incorporó la Liga Internacional de los Derechos del Animal (1977) y la ONU.
Fue dueño de una modesta fortuna que le alcanzó para vivir decentemente hasta el final de su vida, el 29 de abril de 1926. Recién a partir de 1908 la fecha de su fallecimiento fue utilizada para conmemorar al Día del Animal.
Día del Animal, también el 4 de octubre
A excepción de Argentina, el Día Mundial del Animal se celebra en el resto del mundo el 4 de octubre, conmemorando a San Francisco de Asís, el santo católico que se despojó de todas sus riquezas y dedicó su vida al servicio no sólo a sus semejantes sino también a todos los animales.
San Francisco nació en Asís (Italia) dentro de una familia acomodada en 1182. Consideraba a los animales hijos de Dios y los llamaba “hermanos”. Se dirigía a ellos y se dice que ellos lo escuchaban hasta el punto de obedecerle y es famosa la intervención que tuvo en Greccio al lograr que un lobo salvaje no atacara a la población.
En 1929, esta fecha fue declarada Día Mundial de los Animales, por iniciativa de la Organización Mundial de Protección Animal en congreso celebrado en Viena. En 1980, el papa Juan Pablo II declaró a San Francisco de Asis como patrono de los animales y de los ecologistas.
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Fuente: Clarín