Buenos Aires, 10 mayo (PR/22) — Con 155 votos a favor, 56 en contra y 19 abstenciones, este jueves la Cámara de Diputados convirtió en ley el proyecto que establece el marco regulatorio de la cadena de producción, industrialización y comercialización de la planta de cannabis, sus semillas y sus productos derivados para uso industrial y medicinal.
La iniciativa avanzó gracias al impulso del oficialismo luego de la reglamentación de la ley 27.350 de Investigación Médica y Científica del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus Derivados que amplía el acceso para quienes necesitaran tratamientos con el célebre botánico.
En su articulado, el proyecto promueve mecanismos de autorizaciones para los productores y comercializadores, y estrategias de seguridad, fiscalización y trazabilidad en la cadena. En el caso del cáñamo industrial, apunta a legalizar los eslabones productivos, los de comercialización y sus subproductos.
“Es una de las industrias emergentes más importantes del mundo y abre una agenda de producción, inversión y desarrollo regional que promete generar muchos puestos de trabajo y exportaciones”, aseguró en aquel entonces Pablo Fazio, el presidente de la Cámara Argentina del Cannabis (ArgenCann).
Los principales efectos que tiene el cannabis en el organismo son antiinflamatorio, analgésico, neuroprotector, anticonvulsivante, relajante muscular, estimulante de la formación y crecimiento óseo; además, puede funcionar como anti-náusea, antiespasmódico intestinal, estimulante o inhibidor del apetito, ansiolítico, antipsicótico, facilitador del sueño, inmunomodulador, antioxidante, preventivo de la recaída y del síndrome de abstinencia en dependencias químicas. En función de dichos efectos, esta sustancia -cuyas presentaciones son aceite terapéutico con extracto de cannabis, cremas de uso tópico y aceites tópicos para masajes- se puede utilizar para tratar grupos diversos de enfermedades. Dentro de las patologías neurológicas, las más frecuentemente tratadas de esta forma son la epilepsia y muchos trastornos neurodegenerativos, como el Alzheimer, el Parkinson, la esclerosis múltiple, la Corea de Huntington, la esclerosis lateral amiotrófica, el síndrome de Tourette y el autismo.
“Esto es sólo un puntapié, se abre una nueva etapa con grandes desafíos”, afirmó Fazio a Canal Abierto a pocas horas de sancionada la norma. “Esta ley viene a complementar la 27.350 con la industrialización de esos productos, pero también del uso de cannabinoides en alimentos, bebidas, productos veterinarios, suplementos dietarios e infinidad de otras industrias como la del papel, la textil y la construcción. De todos modos, la clave ahora es pensar cómo lograr encadenamientos productivos en territorio argentino y no sólo la producción primaria (de flor seca o biomasa de caña): esta es una industria que va a resultar útil de la mano de la innovación y la agregación de valor”.
Sobre los desafíos que encara el sector, el titular de ArgenCann detalló: “Hay que seguir de cerca la reglamentación de la ley para que esta respete el espíritu de lo sancionado, y que sean las pymes, los emprendedores y las cooperativas los sujetos protagonistas de esta industria. Es fundamental evitar cualquier concentración del mercado, sea de empresas vinculadas al poder político o de otros sectores concentrados de la economía. No nos ha ido bien con ese modelo de concentración y monopolios, y ahora que se inaugura una nueva industria en Argentina estaría bueno pensarlo de otra manera desde sus inicios”.
La del 5 de mayo fue la primera sesión de Diputados desde el pasado 10 de marzo, día en que la Cámara debatió el acuerdo entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Además de la norma cannábica, los legisladores abordaron otros proyectos como la iniciativa que da incentivos para la construcción a través de un blanqueo de capitales y el proyecto de ley de VIH que propone un abordaje integral desde la salud colectiva. Si bien logró llevar su proyecto a comisión, Juntos por el Cambio no logró tratar sobre tablas ninguno de los proyectos para votar con una Boleta Única Papel.
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Fuente: Canal Abierto