de los derivados del trigo.
Por eso, el nuevo mandamás de Comercio Interior, Guillermo Hang, anunció la unificación de los dos sistemas de compensación para la industria molinera y fideera -el Fondo Anticíclico y FETA- con el objetivo de “repotenciar” el mecanismo.
En realidad, la integración de ambos fue la única salida que se encontró para que no se cayera el subsidio privado a los paquetes de harina y fideos que llegan a la góndola.
Cómo son los fideicomisos del trigo
El 3 de marzo, la secretaría de Comercio y el ministerio de Agricultura lanzaron un fideicomiso Anticíclico para subsidiar la venta al público de la harina 000 en paquetes de 500 gr y los fideos secos de presentación hogareña incluidos en el programa de Precios Cuidados.
El dinero para alimentar el fideicomiso proviene de un aporte del 1% de las exportaciones de trigo y de maíz hasta alcanzar el tope de USD 25 millones. La duración del mecanismo es de cinco años, por lo que campaña tras campaña vuelve a fondearse hasta el mismo límite.
El objetivo del fideicomiso es bajarle el costo del trigo a los procesadores, subsidiando una parte del mismo. Por eso, las industrias adheridas que venden dentro del programa de Precios Cuidados cobran mediante este mecanismo la diferencia entre el valor de mercado y el de referencia estipulado por las autoridades.
El problema es que ya se agotó el total recaudado. El dinero que, según se proyectaba, iba a alcanzar hasta la entrada de la próxima cosecha de trigo duró solo unos tres meses.
¿Por qué se acabó tan rápido? Cuando se creó el fideicomiso el precio pizarra del trigo en Rosario rondaba los $32 mil la tonelada y el valor de referencia se ubicó en torno a los $ 23 mil que costaba en enero. Entonces, el desfasaje se dio porque a fines de junio el trigo supera holgadamente los $ 40 mil.
Un dato importante: por más que fue dispuesto por el Gobierno, este fideicomiso funciona de manera íntegramente privada y quienes están adheridos señalan que el dinero es cobrado en tiempo y forma.
El segundo fideicomiso del trigo
Pocos días después de la puesta en marcha del fideicomiso anticíclico, y en momentos en que el Gobierno se embanderaba bajo el slogan “guerra contra la inflación”, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, anunció la creación del FETA, que se nutriría con un aumento de las retenciones a los subproductos de la soja. El objetivo del FETA era mantener a raya los costos de las panaderías y demás industrias procesadoras del trigo.
Para fondearlo, se proyectaba recaudar unos 400 millones de dólares, pero en este caso el manejo quedaba en manos del Estado. Por eso gran parte de la molinería se resistió a ingresar, temiendo que el costo financiero de pagar el trigo a valor de mercado y esperar a que el Ejecutivo se tome su tiempo para pagar la diferencia provocara quebrantos en el sector.
Esa resistencia a integrarlo hizo que hasta hace unos días solo tres empresas formaran parte: Molino Cañuelas y Molinos Florencia, del mismo grupo empresario, y Molisud.
Ahora ingresaron Morixe y Bajo Hondo, y en las últimas horas se confirmó la adhesión de Lagomarsino, por lo que se espera que en lo inmediato se sumen más industrias debido a la imposibilidad de competir frente a los precios subsidiados que manejan los que ya están adentro del FETA.
En este caso, Hang parece haberle torcido el brazo a la industria.
El precio del trigo y la encrucijada de Hang
Al asumir Hang, ya con el fideicomiso Anticíclico agotado, intentó convencer al sector para aumentar los aportes. Pero ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo finalmente se resolvió integrar las dos herramientas. La Resolución saldrá en los próximos días y allí se sabrá si este es el mecanismo definitivo o solo un parche hasta la próxima campaña.
“Comercio definió integrar los fideicomisos FETA y Anticíclico para fortalecer la cooperación público privada y darle sostenibilidad a una política que busca desacoplar los precios internos de los internacionales. De esta forma se potencia el instrumento aunando los esfuerzos de ambos sectores. Se estipula que en el mes de julio se efectivice la integración de ambos fideicomisos”, dijo el comunicado oficial tras la reunión que el Secretario mantuvo con representantes de la industrias harinera, fideera y aceitera.
“Los fondos comprometidos para el fideicomiso privado se redireccionarán al FETA”, agrega el parte de prensa, algo que por el momento no sucedería por lo ya explicado: hay que esperar a la próxima campaña para renovar los USD 25 millones.
¿Por qué el Gobierno insiste con continuar con el fideicomiso cuando se registra una clara caída del precio internacional del trigo?
Esta la última semana, el precio del trigo en el mercado de Chicago cayó más del 10% y se ubicó en USD 339,4 la tonelada, por debajo del valor del 24 de febrero, cuando comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania. Si se toma la evolución del año, la cotización aumentó casi 21%.
Claro que en el medio hubo picos históricos que superaron los USD 500, pero al menos por ahora ese escenario parece superado.
¿Qué pasó mientras tanto en la Argentina? Esta semana el Disponible en Rosario retrocedió 6% y cerró en USD 339,50. Y acá surge la primera curiosidad: el trigo argentino vale lo mismo que el de Chicago.
En realidad, si bien no es lo habitual, tampoco es una rareza y tiene sus explicaciones: los ciclos productivos de Estados Unidos y la Argentina y el adelanto de ventas de la actual campaña y la próxima por parte de los productores locales son algunas de ellas.
Esto hace que la oferta del cereal hoy en nuestro país sea escasa, lo que también se trasladaría a la próxima cosecha, que encima viene con pronósticos reservados por el clima.
Por eso, el Gobierno tiene los ojos fijos sobre los valores del mercado interno y a la hora de hacer números mira la pizarra de Rosario. Allí, el 3 de enero el trigo valía $24.400, llegó a un pico de $ 45.380 el 17 de mayo, para bajar a $ 41.480 el 22 de junio.
En otras palabras, más allá de lo que pase en el mundo, el precio del trigo no tiene una baja contundente en la Argentina y por eso los fideicomisos siguen con vida, y aunque la comunicación plantee un fortalecimiento de la herramienta, en realidad, es la única alternativa que encuentran los funcionarios para seguir subsidiando los precios al consumidor.
Claro que en este momento se podría estar pensando en la forma de brindarle mayores seguridades al productor para que no dude en encarar la siembra y aumentar la oferta de trigo en 2023. A esta altura, tal vez bastante tarde, esta posibilidad parece utópica, teniendo en cuenta que desde hace meses el Gobierno viene responsabilizando al trigo del proceso inflacionario que sufre la Argentina, cuando los cereales aportan unos 5 puntos en la ponderación total del índice de Precios al Consumidor.