En su breve carta de renuncia, de una línea, el funcionario no agradeció e incluyó una referencia religiosa: “Dios los guarde”.
En los últimos meses el rol de Beliz se había ido acotando solo a las negociaciones con los organismos multilaterales de crédito. Así, aquel funcionario que se erigía como un primus inter pares con poder transversal a todo el Gobierno se fue apagando lentamente hasta quedar reducido a cuestiones menores.
Massa y Beliz siempre se disputaron puertas adentro del Gobierno la relación con Estados Unidos y los organismos internacionales. Esos vínculos quedaron más que nunca bajo la lupa en las últimas horas ante la inminencia del arribo de Massa al Ejecutivo Nacional.
Tal es la distancia entre ambos hombres del oficialismo que en la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, en junio pasado, habría habido un intercambio fuerte entre ambos, con reproches de Massa incluidos, según fuentes diplomáticas.
El lugar del Beliz quedó muy desdibujado, sobre todo luego de que el presidente del BID, Maurcio Claver-Carone, publicara una carta en la que decía que Argentina no tenía condiciones para la aprobación de nuevos créditos.
El ahora exsecretario de Asuntos Estratégicos, quien durante los primeros dos años del gobierno de Fernández estuvo sentado en la mesa chica del Presidente, de a poco fue quedando relegado de la toma de decisiones.
Dedicado casi con exclusividad al Consejo Económico y Social, institución de diálogo multisectorial que tiene por objetivo la conformación de acciones estructurales de largo plazo, Beliz cedió terreno como hombre de consulta del jefe del Estado. Durante los dos años y ocho meses en los que ocupó uno de los despachos más cercanos al jefe del Estado, el exministro de Justicia mantuvo un bajísimo perfil.