Por Gustavo Reyes
Buenos Aires, 25 agosto (PR/22) — A pesar de los vaivenes de los últimos días, en general se ha frenado el deterioro que mostraban buena parte de las variables financieras, pero estos indicadores en ningún caso han regresado al nivel de los meses previos a junio y julio
Tampoco se logra revertir la dinámica del mercado cambiario, que en el primer semestre mostró una caída superior a los u$s 3.000 millones de las reservas del BCRA, cuando se excluyen las transacciones con los organismos internacionales
El tipo de cambio oficial luce atrasado cuando se mide a través del precio del Big Mac, ajustado por las diferencias de productividad entre Argentina y Estados Unidos. La paridad de poder de compra según este indicador debería estar en valores cercanos a los $ 174 por dólar para el mes de agosto
Las medidas anunciadas por la nueva conducción económica apuntan a recomponer el programa con el FMI y, lógicamente, a encauzar gradualmente la economía. Sin embargo, subsisten interrogantes. El canje de la deuda descomprimió a corto plazo los vencimientos hacia fin de año, pero el gobierno continúa con limitaciones de acceso al mercado de créditos y los ahorros anunciados tanto del recorte presupuestario como del incremento tarifario resultan acotados dado el déficit de las cuentas públicas
Seguir frenando importaciones a través de cupos, mientras se aguarda una mayor liquidación de exportaciones y la obtención de préstamos, no focaliza en el verdadero problema subyacente de las escasas reservas del BCRA: un tipo de cambio oficial sobrevaluado y los problemas derivados de la instalación de los CEPOS
La Argentina logró frenar la caída libre en la que se encontraba la economía hasta hace muy poco y las nuevas medidas han permitido un alivio temporal. Pero este sendero continúa siendo resbaladizo y, dado el deterioro sufrido, la cornisa resulta aún más angosta que la transitada al inicio del segundo trimestre.
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Fuente: IERAL. Fundación Mediterránea