Según el último comunicado difundido en su página oficial, se detectaron “al menos 12 individuos adultos y un subadulto muertos en aguas del Golfo Nuevo”.
El informe recordó que “la primera ballena muerta fue registrada el sábado 24 estando en cercanías de Punta Pardelas por el equipo de investigadores del proyecto Siguiendo Ballenas”.
El equipo del ICB, a través del Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral (Pmsbfa), se encuentra trabajando en las necropsias de las ballenas francas australes y colaborando con otras instituciones y especialistas de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, el Centro Nacional Patagónico (Cenpat) dependiente del Conicet y el Laboratorio Provincial de Salud Ambiental.
“El objetivo más urgente es realizar los estudios post-mortem (necropsias) de las ballenas encontradas, recolectar y analizar muestras de agua y bivalvos para determinar la presencia de biotoxinas por floraciones algales nocivas (comúnmente llamadas marea roja), que es una de las hipótesis que están siendo evaluadas en relación a la muerte de las ballenas” explicó el informe.
Agustina Donini, coordinadora de Campo del Programa, detalló que “ninguna de las ballenas evaluadas hasta el momento presentó evidencia de lesiones traumáticas ni enmallamientos, y todas se encontraron con muy buen estado nutricional, con evidencia de contenido intestinal en algunos ejemplares, indicando su alimentación reciente dentro del golfo”.