Escribe Susana Merlo

Buenos Aires, 1 de noviembre (PR/22) .- ¿Ajuste por precio, o por cantidad? Es la pregunta del millón para la próxima cosecha. Es que al margen de lo que ocurra en la Argentina con los cultivos, y los negativos efectos de la sequía, ahora es el mundo en general, y nuestros compradores en particular, los que también están sufriendo los efectos de una recesión cuyos alcances aún son indefinidos.

Es cierto que aunque menores a los máximos de hace algo más de un año, los valores que aún se pagan por los granos están todavía por sobre la media, pero también vale reconocer que los costos de producción crecieron casi en forma proporcional.

Por otra parte, fue la singular caída de lo stocks lo que le dio sostén a aquellos precios, y se sabía que cuando comenzaran a entrar mejores cosechas, tales valores se iban a ir normalizando.

Por supuesto que en medio apareció la pandemia, que en su primer año demolió la demanda, y cuando esto comenzaba a normalizarse irrumpió una inexplicable guerra entre Rusia y Ucrania que alteró el estratégico comercio en el Mar Negro, además del hecho para nada menor de que el conflicto es entre dos de los principales productores de trigo y girasol.

Así las cosas, la economía mundial comenzó a acusar recibo de los terribles costos que implicó el Covid para todo el mundo, y la emisión forzosa que conllevó la enfermedad, que derivó en un fuerte salto inflacionario mundial que aún no se sabe ni cuando, ni como terminará.

¿Por qué está breve y simplificada síntesis?, porque hay que tener absolutamente claro que hay menos plata en el mundo (en realidad, hay más plata, pero con menor valor) y que, por lo tanto, si no se produce otro hecho inesperado, es probable que las cotizaciones de los productos vayan bajando paulatinamente, siempre con cierto sostén, porque aún falta para la recomposición de los stocks mundiales.

Ahora bien, no es fácil tratar de definir un panorama hoy en plena cosecha estadounidense, una de las más importantes del mundo, y que también sufrió algunos daños por el clima. Sin embargo, pareciera que esos fueron algo menores a los previstos hace 2-3 meses atrás, lo que constituye un factor bajista.

Sin embargo, los problemas de clima en Sudamérica, y más aún, el reciente empeoramiento de la situación en el Mar Negro, son alcistas, lo que seguramente se irá comprobando en los próximos días.

Es que ante el refortalecimiento de la posición ucraniana, y el retroceso de las fuerzas soviéticas, el presidente ruso Vladimir Putin acaba de denunciar el acuerdo que permitía la circulación alimentaria, especialmente de granos y sus derivados por el Mar Negro, lo que seguramente volverá a tensar la situación de los mercados, a pesar del debilitamiento relativo que está registrando la demanda internacional.

Para completar el complejo panorama, habrá que ver cuál es el accionar de Brasil, el principal socio del Mercosur y comprador de Argentina, a partir del nuevo periodo Presidencial de Lula Da Silva.

De hecho, ya se sabe que en esta campaña el país vecino comprará trigo de Estados Unidos, probablemente de Canadá, y también de Rusia, lo que deja expuesto el fracaso de la cosecha argentina de trigo, y el deterioro irreversible que le provocó la sequía de este año.

Ahora bien, aunque es cierto que en esta campaña 22/23 la cosecha local va a fracasar limitando sensiblemente el tonelaje de exportación, que pasará en los próximos ciclos?, Brasil volverá a la Argentina, o aprovechará para mantener la diversificación de su oferta dejando de lado las preferencias Mercosur???.

Para los productores argentinos, en plena campaña y momento de decisiones, las perspectivas de corto y mediano plazo son cada vez más dudosas. Para colmo, la cosecha de la gruesa ya se va a hacer en tiempo de descuento de las PASO ( si se hacen), y a muy pocos meses de las presidenciales, cuando habitualmente el “ populismo” está en todo su apogeo….

En estas condiciones, hay algún otro sector que se anime a enterrar dólares por seis meses o un año???

 

 

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Fuente: Campo2.0