En tal sentido, el Senasa brinda una serie de recomendaciones que la ciudadanía podrá implementar para permitir que un enjambre pueda trasladarse dentro de una colmena:
-Las personas que tienen contacto con esos enjambres naturales se pueden comunicar con los actores del sector, que son los apicultores y apicultoras, para que acudan al lugar y los rescaten;
-Tener en cuenta que algunas provincias cuentan con un registro en donde se encuentran inscriptos los rescatistas de enjambres, organizados en sus áreas urbanas y suburbanas;
-Hay municipios que están en contacto con asociaciones de productores y productoras para que cuando se comuniquen los vecinos y vecinas se les indique a dónde y a quién llamar;
-Normalmente los apicultores/as dejan sus teléfonos a los bomberos voluntarios y/o Defensa Civil de cada zona;
-Se puede contactar a las administraciones apícolas provinciales;
-Desde el Senasa, y dependiendo de dónde vive el vecino o vecina, se les puede orientar a través del correo electrónico apicultura@senasa.gob.ar
La multiplicación y división natural de las colonias de abejas es la enjambrazón, que ocurre cuando la población se divide en dos: una parte queda en la colmena y la otra mitad sale formando el enjambre; este se instala en un nuevo lugar que pueden ser viviendas, árboles o vía pública.
“El enjambre es el resultado de la división natural de la colonia de abejas a merced de la bonanza en cuanto a la oferta de alimentos que se da en esta época de temperaturas más altas. Se puede llegar a instalar en casas, departamentos o la vía pública. Lo más frecuente es que el enjambre seleccione un lugar protegido, no a la intemperie, como el techo de una casa o un taparrollo: esto causa inconvenientes o molestias en la vida cotidiana de las personas”, explica Mauricio Rabinovich, responsable del Programa Nacional de Sanidad Apícola del Senasa.
El caso de Hilda Verón de Centurión, una vecina residente de Claypole –en el conurbano bonaerense– pone de manifiesto esta situación. “Desde 2019, siempre en octubre, aparece un enjambre en una planta de moneda que tengo en el patio. Este año, como soy alérgica, busqué información en internet, recurrí al Senasa y me puse a buscar la manera de contactar a un apicultor”, dijo.
“Recordé que un productor de verduras orgánicas me había vendido miel, así que él me contactó con un apicultor. Al otro día temprano vinieron a mi casa, colocaron las abejas en un cajón y, según me dijeron, ya estaban haciendo cera. Como quedaban volando algunas en una nube sobre el cajón, el apicultor lo abrió para que entren las otras y entonces todas volaron. Aunque no lograron llevarlas, se solucionó la situación”, completó Hilda Verón.
Ante la situación de Verón, que es muy común, Rabinovich explicó: “Cada vez que un enjambre sale y se posa en un lugar y se queda allí, comienzan a depositar cera. Esta sustancia contiene feromonas que ejerce la atracción de las abejas con la cera. Es decir, que con los inicios de las primeras construcciones de panales que comienzan a hacer, están dejando una marca”.
“Si el enjambre finalmente se va de ese lugar es muy probable que, mirando con atención, se vean ‘hilitos’ o el inicio de pequeñas construcciones blanquecinas, que es la cera que depositaron y que contiene feromonas de abejas. Entonces, si otro enjambre que no tuvo nada que ver con el primero vuela por ese lugar es muy probable que las detecte y se pose en el mismo sitio donde se posaron los otros”, completó.
Pequeñas heroínas
Las abejas contribuyen a la biodiversidad de los ecosistemas naturales y tienen una relación directa con la mayoría de los alimentos que consumimos. Prácticamente tres de cada cuatro alimentos están relacionados en forma directa o indirecta con el accionar de los polinizadores y fundamentalmente, con el de las abejas.
Al polinizar las flores, favorecen la producción de más cantidad y mejor calidad de frutas y hortalizas: café, sandía, melón, uva, frutilla, frambuesa, frutas de carozo y pepita, naranja, almendras y cerezas, entre muchas otras.
Desde hace unos años, el Senasa está comprometido en la difusión de la importancia de cuidar a las abejas, “las llamamos nuestras pequeñas heroínas por su importante rol en los ecosistemas y en la producción de alimentos”, sostuvo Rabinovich.
Para más información, las personas interesadas pueden comunicarse a los correos electrónicos apicultura@senasa.gob.ar o al de la Coordinación de Agricultura Familiar senaf@senasa.gob.ar.
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Fuente: Senasa