Buenos Aires, 1 de diciembre (PR/22) .- El Decreto 787/2022 reestablece el Programa de Incremento Exportador para el complejo sojero (Dólar Soja II), ofreciendo nuevamente un tipo de cambio superior a quienes ingresen al programa ($230 hasta fin de año). El incentivo ofrecido es importante, se pagará por dólar exportado un 38% más que lo que se estaba pagando a fines de noviembre ($167), siendo de esperar por tanto que las ventas de las existencias de soja se aceleren, tal como sucediese en la primera edición.
Si el programa lograse que la comercialización llegue a fines de año con un patrón similar al normal histórico, el flujo de ventas podría estar entre los 3,5 y 5,3 millones de toneladas (según se tome como referencia las últimas 3 o 10 campañas), y si en diciembre se realizasen ventas que habitualmente se hacen en enero, el flujo podría ubicarse entre los 5,3 y 7,0 millones de toneladas. Como referencia, el gobierno espera que el programa genere USD 3.000 millones que, a precios de exportación, equivale a unos 5,1 millones de toneladas vendidas, lo que parece factible de lograr.
En cuanto al nuevo cambio de reglas de juego, un tipo de cambio más alto sólo para un conjunto de productos y en forma temporaria genera obvias inequidades y distorsiones, además de configurar un escenario más complejo para la toma de decisiones. Por lo pronto, resulta poco equitativo al interior del propio sector agropecuario, entre productores y producciones, y fuera del sector, en relación a otras actividades. En el plano de la eficiencia, se genera una nueva distorsión de precios relativos, y la toma de decisiones respecto a inversiones y asignación de recursos se hace más difícil. La soja es unidad de cuenta en muchas transacciones, por lo que el dólar diferencial genera fricciones entre partes (mientras dura), e introduce un nuevo elemento a considerar, la posibilidad de operar bajo un esquema en el que los costos y los ingresos son impactados por diferentes tipos de cambio. Las distorsiones se extienden al interior de la propia cadena, por caso, aguas abajo, en granjas de animales o industrias de transformación no alcanzadas por el beneficio cambiario pero afectadas en sus costos, penalización que se exacerba si además rige sobre algunas de estas producciones algún tipo de control de precios en el mercado interno.
Mientras el gobierno procura acelerar la venta de los stocks, los flujos productivos del 2023 lucen cada vez más amenazados. El desarrollo de los cultivos de verano del ciclo 22/23 (maíz, soja) sigue fuertemente desafiado por la continuidad de un clima muy adverso, creciendo día a día la probabilidad de tener una campaña pobre en cuanto a volúmenes (por demora en la siembra, falta de lluvias a tiempo y la muy probable menor inversión en tecnología e insumos). A los efectos de ir planificando la macro 2023, se construyen tres escenarios productivos, uno que podría considerarse optimista (y poco probable), otro moderado (más realista de lo sucedido hasta el momento) y un tercero más pesimista (supone la continuidad de la sequía por varias semanas más) pero que tiene probabilidad de ocurrencia.
Con precios hoy esperados en los mercados de futuros, se estiman y valúan las exportaciones en los tres escenarios productivos definidos. En el escenario moderado las exportaciones asociadas a la cosecha 22/23 (ciclo comercial) tendrían un valor de USD 36,4 mil millones, con una caída de USD 6,6 mil millones respecto a las del ciclo previo. En el escenario pesimista, se ampliaría la caída a USD 10,4 mil millones, mientras que en el optimista se reduciría a USD 1,6 mil millones.
En Foco 1 – Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez
El Dólar Soja II no alcanza a esquivar el dilema entre reservas escasas y cada vez más emisión monetaria
El impacto monetario de la experiencia del “dólar soja I” fue gigantesco. En septiembre la autoridad monetaria terminó emitiendo ARS 1.533 mil millones contra la venta de granos de los productores y retirando de circulación ARS 387 mil millones por la derivación de divisas a importadores al dólar oficial. La emisión neta se ubicó en los ARS 1.145 mil millones (28% de la base monetaria de finales de ese mismo mes) y el tipo de cambio al que se acumularon 5,0 mil millones de dólares de reservas terminó siendo cercano a los ARS 230 por dólar.
Con el “dólar soja II”, si el BCRA terminara con compras netas por USD 1.950 millones, el impacto monetario vendría dado por una emisión neta de ARS 510 mil millones, equivalente a 11,5% de la base monetaria. A su vez, el tipo de cambio implícito entre los dólares acumulados y los pesos emitidos sería de ARS 261,4 por dólar, un 52% superior al dólar mayorista oficial promedio, que rige para el resto de las operaciones de comercio exterior.
Se contempla un segundo escenario en el que, frente a las liquidaciones de granos por 3,0 mil millones de dólares, el saldo neto a favor del Central resulte del 50% de esa cifra. Es decir, habría menos acumulación de reservas y menos emisión monetaria, a cambio de un alivio algo más significativo para la demanda insatisfecha de divisas para los importadores.
Atender la cuestión de las importaciones es mucho más acuciante en diciembre que en setiembre, para evitar que se generalicen las suspensiones temporales de actividad en las plantas industriales: en lo que va del año, se ha incrementado el uso del crédito comercial externo por importaciones impagas por una cifra de USD 7.860 millones y no es esperable que este pasivo se siga incrementado a ese ritmo.
Desde el punto de vista de la gobernabilidad, hay un nuevo paso explícito a favor de mantener abierto el crédito del FMI, pero sin poder evitar la continuidad de las presiones inflacionarias que surgen de la emisión monetaria, lo cual impide cerrar la brecha cambiaria, que es “parte del problema” del sector externo. Obsérvese que, durante la experiencia de setiembre, el “dólar libre” se mantuvo estable en los primeros días de vigencia de la norma, pero después recuperó tendencia alcista en términos nominales.
Para diciembre, a la emisión de pesos neta que depare la experiencia del “dólar soja II” hay que computarle factores recurrentes, como el ascendente pago de intereses de las Leliq, que ya representa el 11,6 % de la Base Monetaria cada treinta días; la cobertura del déficit fiscal con transferencias, que este mes podrían alcanzar a 470 mil millones de pesos, junto con las latentes intervenciones en el mercado secundario de deuda en pesos, con vencimientos en el mes en manos de privados estimados en 350 mil millones.
En Foco 2 – Vanessa Toselli y Paula González
El dato regional de la semana: En 15 de las 24 provincias mejoró la transparencia a nivel municipal (respecto a 2021)
En la región Pampeana, el índice promedio de transparencia alcanzó los 39 puntos, mejorando 10 puntos respecto de la situación del año 2021. A su interior, se observa que CABA sigue siendo la localidad más transparente del país. En cuanto a los cambios respecto del año anterior, se tiene que Córdoba y la Provincia de Buenos Aires fueron las que lograron mayores mejoras (entre 28 y 14 puntos) respecto de 2021.
Cuyo, resulta la segunda región en cuanto al nivel de transparencia, con una puntuación de 64 puntos, con mejora de 9 puntos respecto de 2021. Destaca el caso de San Juan, cuyos municipios mejoraron significativamente en el período, mientras que en Mendoza hubo un retroceso de 16 puntos en el promedio de las localidades consideradas. San Luis mantuvo el desempeño de sus municipios en torno a la región, mejorando en 9 puntos respecto de 2021.
En materia de transparencia sigue la región Noreste, con una puntuación promedio de 66 puntos (sobre 100), siendo Misiones la provincia con mejor performance en el año, en lo que hace a la evolución interanual. Por otro lado, Chaco y Corrientes lograron una mejora interanual de 8 puntos. Por el contrario, los municipios de Formosa (Ciudad de Formosa, Clorinda y Pirané) obtuvieron calificación 100 (el mínimo de transparencia registrado) en los ejes de Autoridades, Órganos de Gobierno, Rendición de Cuentas y Presupuesto.
La Patagonia argentina presentó un nivel de transparencia medio / medio-bajo, ya que en tres de las cinco provincias que la componen empeoró la situación respecto del año 2021. Los municipios de Río Negro fueron los más transparentes, logrando una puntuación promedio de 59 puntos, 17 mejor que el año 2021. Le sigue Tierra del Fuego, con una puntuación promedio de 71 en los municipios más poblados, con una mejora interanual de 9 puntos.
En la región Noroeste, la transparencia empeoró en 4 de las provincias que la componen; se mantuvo sin cambios en una de ellas (Jujuy) y mejoró solamente en La Rioja. En la provincia de Catamarca – donde se analizaron los municipios de San Fernando del Valle de Catamarca, Santa María y Valle Viejo – se registró una calificación de 100 (mínimo de transparencia).
Primicias Rurales
Fuente: IERAl