Buenos Aires, 13 diciembre (PR/22) — Debido a que el cambio en el clima altera los regímenes de precipitaciones, lo que puede afectar la producción de los pastizales naturales, un equipo de investigación del INTA, la UBA y del Conicet evaluó, durante tres años consecutivos, el impacto de las sequías en nueve sitios específicos ubicados en Chubut, Santa Cruz, La Rioja, Río Negro y Buenos Aires. Un estudio que permite determinar los cambios que se generan en la superficie y en la productividad del forraje.
En la Argentina, los pastizales representan más de dos tercios del área continental del país, se distribuyen desde climas áridos a mésicos y sostienen una de las actividades económicas más importantes, como la cría de ganado bovino y ovino. Debido a que las alteraciones en el régimen de precipitaciones afectan de manera desigual la producción de forraje, un equipo de especialistas del INTA y del Conicet estudió, durante tres años consecutivos, el impacto de las sequías en nueve sitios específicos ubicados en la Patagonia argentina. La investigación “Forage provision is more affected by droughts in arid and semiarid than in mesic rangelands” fue recientemente publicada en la revista internacional Journal of Applied Ecology.
“La productividad forrajera que se necesita para alimentar al ganado está fuertemente determinada por la precipitación anual, que se ve afectada con frecuencia por períodos prolongados de sequía lo que representa un alto riesgo para la sostenibilidad de la cría de ganado en todo el mundo”, señaló Pablo Peri –investigador del INTA Santa Cruz y representante en el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC)– y agregó: “Dado que el bienestar humano, depende en gran medida del suministro de forraje para los herbívoros domésticos, es crucial estimar el impacto de las sequías en la producción de forraje de los pastizales”.
Por esto, el equipo de investigadores puso el foco en evaluar los efectos de la sequía inducida por manipulación en la producción de forrajeras para comparar la sensibilidad en pastizales ubicados a lo largo de un amplio gradiente de aridez, desde regiones áridas hasta regiones mésicas –sitios con mayores precipitaciones–.
Para esto se realizó un experimento de sequía coordinado en nueve sitios de pastizales, dispersos en un gradiente de aridez natural, con precipitación media anual que varían de 170 a 950 milímetros y con una temperatura media anual de 5°C a 21°C. “Estudiamos pastizales típicamente sujetos a pastoreo extensivo de ganado, altamente productivos, que abarcan una amplia gama en diversidad de especies de plantas relacionadas al forraje, tipo y textura del suelo, historia del uso de la tierra y tipo de ganado”, detalló Peri.
De acuerdo con los principales resultados, Peri explicó que “en siete de los nueve sitios evaluados encontramos efectos perjudiciales sobre la productividad del forraje durante el primer año experimental de la sequía y, en cinco de ellos, se acentuó aún más el impacto hasta el final del experimento, lo que muestra qué tan graves pueden ser estos eventos”.
Y agregó: “Encontramos que los pastizales áridos y semiáridos estaban más severamente dañados en su provisión de forraje debido a la sequía, en comparación con los pastizales mésicos. De hecho, en los más afectados, la productividad forrajera disminuyó, en promedio, 50 %”.
Uno de los sitios incluidos en la investigación fue Río Mayo, ubicado al sudoeste de la provincia de Chubut. Se trata del lugar más seco registrado durante el estudio, debido a que la productividad de la especie de gramínea más abundante se redujo en más del 60 %, en comparación con los otros pastizales.
“La alta reducción en la provisión de forraje que encontramos en estos pastizales, bajo sequías severas, sugiere que la presión del pastoreo debe reducirse sustancialmente durante y después de los períodos de falta de agua, ya que la combinación de aridez y perturbación del pastoreo genera un efecto sinérgico que puede colapsar las poblaciones de plantas de especies forrajeras”, puntualizó Peri.
Asimismo, el especialista del INTA destacó la necesidad de tomar medidas para atenuar la degradación de las especies forrajeras, frente a las previsiones agroclimáticas. “Un enfoque para atenuar estos efectos centrados en especies forrajeras sería la implementación de estrategias de manejo adaptativo para la crianza del ganado, como el ajuste de la presión de pastoreo de acuerdo con la dinámica forrajera de las especies, junto con estrategias de suplementación, subdivisión de potreros y pastoreo periódico”, subrayó y añadió: “Esto permitiría desvincular los efectos del estrés hídrico de las plantas que se consumen en el pastoreo”.
Otra herramienta efectiva para tomar decisiones, son los sistemas de alerta temprana desarrollados por instituciones agrometeorológicas, debido a que permiten anticipar la ocurrencia de sequías y contribuir a reducir los riesgos ambientales y productivos.
Los autores son Viviana Bondaruk, Gastón Oñatibia, Roberto Fernández, Laura Yahdjian (Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura, CONICET-Universidad de Buenos Aires – Facultad de Agronomía, Departamento de Recursos Naturales y Ambiente, Cátedra de Ecología, Universidad de Buenos Aires), Walter Agüero, Lisandro Blanco, Emiliano Quiroga (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria La Rioja), Martín Bruschetti, Jesús Pascual (Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, CONICET Universidad de Mar del Plata), Alicia Kröpfl (Universidad Nacional de Río Negro, Viedma; Centro Universitario Regional Zona Atlántica, Universidad Nacional del Comahue, Viedma); Alejandro Loydi (Centro de Recursos Naturales Renovables de la Zona Semiárida, CONICET Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca) y Pablo Peri (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria Santa Cruz , CONICET-Universidad Nacional de la Patagonia Austral).
Primicias Rurales
Fuente: INTA Informa