Bichos de campo por Bichos de campo

Buenos Aires, 26 junio (PR/23) — El 13 de febrero pasado arreciaba la sequía y muchos ganaderos debían desprenderse de sus bovinos para evitar que se mueran en los campos, donde no quedaba un gramo de pasto disponible. En ese momento, el precandidato a presidente por el oficialismo y ministro de Economía, Sergio Massa, anunció un programa de compensaciones a los productores que lleven su hacienda a un feedlot, donde el Estado se haría cargo de hasta 40% de los costos de alimentación. Fue un estrepitoso fracaso.

Este lunes la Secretaría de Agricultura, que depende directamente de Massa, dio a conocer el listado de productores que recurrieron a esa ayuda oficial, que se anunció por un monto de hasta 14.976 millones de pesos. Son solo 45 firmas ganaderas, sobre un universo potencial de más de 150 mil, las que aceptaron el dinero público. Y recibirán solo 88 millones de pesos, el 0,6% de los recursos eestatales comprometidos con este programa.

El fracaso de este idea de Massa y su secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, es a todas luces estrepitoso. El subsecretario de Ganadería, José María Romero, le erró por completo al diagnóstico de lo que hacía falta en medio de la feroz sequía para ayudar ciertamente a los ganaderos.

Es que todo se hizo mal y con evidentes atrasos. El anuncio de Massa sucedió el 13 de febrero. “A fin de morigerar los efectos de la sequía, los productores podrán acceder a subsidios por hasta el 40% del alimento necesario para la terminación de los animales en feedlot. Esto permitirá a los productores tener una mejor alternativa de terminación y engorde, y también recuperar el estado corporal de las vacas madres. Se estima un ingreso de 180.000 animales por mes, ingresando unos 5000 nuevos productores”, exageró Economía en aquel primer informe del “Programa en Corral”

Más de un mes después, el 23 de marzo, Agricultura emitió la reglamentación específica para acceder al beneficio, a través de la resolución 321/2023. Allí de definió que se financiaría parte del alimento necesario para engordar unas  720.000 cabezas de ganado, a razón de 180 mil por mes, . Y que cada productor beneficiario recibiría 5.200 pesos mensuales durante cuatro meses por cada cabeza, alcanzando una ayuda total de 20.800 pesos en el período de engorde.

En ese momento se definió que para financiar el programa se destinarían 14.976 millones de pesos, provenientes del Fondo Incremento Exportador conformado por los ingresos provenientes de las dos ediciones del denominado “dólar soja”.

Ahora, habiendo transcurrido todos los plazos legales para la inscripción de los productores y el procesamiento de las solicitudes, Agricultura emitió el primer listado de beneficiarios mediante la Resolución 267/2023, publicada este lunes en el Boletín Oficial. Allí queda claro que, por h o por b, los ganaderos dieron la espalda a la propuesta de ayuda diseñada en Economía, pues se anotaron solo unas 45 empresas ganaderas que cobrarán en este primera etapa un 0,6% de los recursos totales comprometidos: solo 88.150.400 pesos que -a los valores establecidos- alcanzarían para cubrir los costos de solo 16.900 bovinos, y no los 720 mil que se preveían.

El listado de los beneficiarios es el siguiente. Hay además otro anexo con una sola empresa que fue rechazada por no cumplir los requisitos:

Los feedlots, en los últimos meses y según datos de la propia Cámara Argentina del Feedlot, han estado recibiendo gran cantidad de hacienda, y presentan niveles de encierre muy elevados cercanos a los 2 millones de cabezas. El programa de Massa y Bahillo pensaban ayudar con los costos del engorde de al menos unas 700 mil cabezas, una tercera parte de eso. Pero finalmente colaborarán aliviando los costos de poco más de 40 productores y 16.500 animales.

El fracaso ha sido estrepitoso. Una porción insignificante de productores decidieron que valía la pena recurrir a la ayuda oficial para refugiar la hacienda en un feedlot. Mientras tanto, muchos criadores malvendieron sus terneros. Y los feedlots se llenaron de animales, pero con los costos de alimentación  cubierto únicamente por los grandes operadores privados del negocio. Algo provocó que casi todos -salvo 45 empresas- rehuyeran del programa oficial.

La primera resolución oficial con magros pagos a los ganaderos que adhirieron, lamentablemente, no brinda ningún intento de explicación al respecto.