Por: Sergio Marcelo Mammarelli
Abogado laboralista, especialista en negociación colectiva.
Ex Titular de la Catedra de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad Nacional de la Patagonia.
Autor de varios libros y Publicaciones.
Ex Ministro Coordinador de la Provincia del Chubut.

Buenos Aires, 27 de julio (PR/23) .- En pocos días más, nuestra Provincia tendrá elecciones generales para elegir Gobernador y Vice, diputados, Intendentes y Concejales. Ya durante estos meses hemos visto y escuchado a los candidatos, incluido varios debates entre ellos, donde cada uno ha intentado seducir a los futuros electores.

Ahora bien, ¿qué tan cerca están los candidatos de lo que pensamos nosotros?

Según encuestadores y politólogos, los temas de la ciudadanía, están centrados en la inseguridad, la inflación, la situación económica general, con un descreimiento cada vez más pronunciado de toda la dirigencia política, agregándose algunos otros temas que aparecen con menor rango, léase la educación, la desocupación, etc.

En algún otro editorial, tuve oportunidad de analizar la subjetividad que encierra nuestra decisión a la hora de votar, donde todos creemos que actuamos con gran racionalidad, cuando en realidad somos muchísimo más víctimas de nuestras pasiones a la hora de elegir.

Precisamente, con el objetivo de ahondar un poco más nuestra subjetividad, me pareció interesante acudir a dos recientes informes del “Observatorio PENSAR-U.B.A.”, instituto de la Universidad de Buenos Aires, dedicado y especializado en el estudio de la opinión pública, que durante el actual mes de julio, lanzó dos informes bajo el título “En qué creemos los argentinos?”.

El estudio, realizado tanto en CABA como el interior del país, partió sobre una población mayor de 18 años, repartiendo con bastante rigor, la composición de la muestra, de acuerdo a los niveles socio-económicos altos, medios y bajos de toda la Argentina.

La primer tranquilidad que nos brinda el informe, es que la “democracia” sigue siendo el mayor valor de consenso entre los argentinos, llegando a un 70% de la población que prefiere a ella, no solo como forma de gobierno sino como estilo de vida. El resultado es más que interesante, frente al descreimiento generalizado en la política, que como el mismo informe indica, no está en nuestra preferencia por mantener nuestra vida democrática, sino que se refleja en otra circunstancia: la apatía política.

El estudio refleja que solo un 13% de la población muestra un interés por la política, seguido por un 27% de algo interesado, un 34% de “poco interesado” y un 25% de “nada interesado”. Esto explica de algún modo, el componente emocional del voto, donde absolutamente casi nadie se interesa por las plataformas políticas de los Partidos y alianzas a la hora de votar, utilizando una intuición marcada por nuestra propia subjetividad, al decir que tal o cual candidato “me gusta”.

Esta misma “apatía política”, se ve en otras dos circunstancias relevantes: Una que releva que solo el 17% sigue a un candidato o Partido o Alianza, por redes sociales u otro medio de comunicación; menos del 10 % alguna vez compartió o posteó a alguno de ellos y todavía menos del 7% asistió a alguna marcha o manifestación.

A la hora de preguntar si algún candidato lo representa o lo contiene, solo el 18% contestó que si tenía uno que lo representaba, seguido de un 24% en que “algo lo representaba”, pero con un contundente 57 % en que nadie lo representaba.

Para encontrar, otro punto de vista diferente, el 55% piensa que el voto debe ser obligatorio contra un 44% que hoy sugiere que debería ser optativo.

Es evidente que los porcentuales apuntados, nos brindan muchísimas respuestas a variadas conductas que observamos entre nosotros y que destacan no pocos analistas políticos. La primera, el elevado porcentaje de ausentismo electoral, donde podríamos determinar hoy, que el voto en la Argentina ha dejado de ser obligatorio en los hechos por más obligación legal que exista. Si el día de las elecciones es frio o por el contrario es agradable para comer un asado, ya sabemos la preferencia de muchísimos de nosotros. La segunda reflexión, es para nuestros políticos y sus campañas. En efecto, luego de instalar su imagen para que sepan que existen, poco importa la magnitud de los actos políticos que hagan o la gente que lleven, incluso, la cantidad de seguidores que tengan en las redes sociales: solo el 18% de la población, cree que los representan, dividiendo ese porcentual entre todos los candidatos.

Y hasta ahora, no hemos hablado de propuestas de los políticos para la población. Todos proponen leyes y promesas para acabar con el desempleo, aumentar la seguridad, potenciar la productividad de nuestros recursos, creación de empresas pública, etc. Es más, salvo posiciones muy extremas, podríamos decir, como tanta gente dice: “todos prometen lo mismo”.

Lo interesante del segundo informe de PULSAR, es que comienza a analizar la opinión pública intentando desmenuzar algunos temas que en general dividen hoy a la oferta electoral: Público vs Privado.

En materia de empleo, el 60% considera y se vuelca por un empleo “privado”, contra un 33% que prefiere el empleo público o en empresas públicas, siempre claro está, considerando iguales condiciones laborales y de remuneración. Esto constituye una verdadera revelación y un cambio profundo en nuestras preferencias. Hay mas confianza en lo privado que en lo público.

En materia de seguridad, como era de suponer, el 77% de la población desea más seguridad y aumento de las penas para los delitos y un 73% considera que la Policía debe tener más poder y autoridad que la actual.

El informe concluye con una especie de encuesta sobre dos temas interesantes: Público vs Privado y “libertad e igualdad”: El 30% prefiere todo lo que sea privado en detrimento de lo público, otorgando una mayor autonomía para todas las relaciones económicas en la sociedad (empleo, comercio, industria, etc.); solo un 19% se vuelca por una posición estatista, donde cree en el papel activo del Estado en la economía y en la sociedad. Le siguen otro 30% de nosotros que prefiere una baja regulación del Estado en la vida de las personas (sector progresista), con un 18% que el informe denomina “conservadores”, que prefieren una mayor regulación de la vida privada de las personas.

La novedad de esta última parte del sondeo, demuestra un verdadero cambio en las preferencias, donde lo privado se percibe mucho más eficiente e igualitario que lo Público, garantizando la libertad de las personas (un 60%), en detrimento de menos de un 20% que cree todavía en un rol del estado en la vida económica y otro tanto en la regulación de la vida de todos nosotros.

Lo curioso de los datos, es que se tomó un universo compuesto por 43% proveniente de in nivel socio económico bajo, un 45% en un nivel medio y solo un 12% en un segmento socio económico alto.

Ahora bien, que implican todos estos datos de cara a estas próximas elecciones; pues muchísimo.

Si bien, no es el caso de Chubut, gran parte de las Provincias del norte del país, tienen más empleo público que empleo privado, sin embargo, nuestra provincia claramente avanza en el mismo sentido. Lo mismo sucede con el perfil de nuestros últimos gobiernos, que al igual que el nacional, solo ha producido una “desacumulación” generalizada de nuestros recursos económicos, implantando una pobreza inclusiva junto a una igualdad sin oportunidades.

Desacumulación, tal como lo explica Andres Malamud, no es otra cosa que día a día gastar nuestros recursos, que en Chubut son muchísimos (petróleo, pesca, turismo y posiblemente en el futuro minería) dándonos cada vez menos cosas: menos seguridad, menos educación, menos salud, menos infraestructura, menos servicios públicos, menos de todo. Sin embargo, lo único que nos aseguran es una igualdad sin oportunidades, dicho de otro modo, una igualdad a la baja: todos tenemos menos de todo. Será por eso que nuestros jóvenes son los primeros en percibirlo y deciden simplemente “irse”.

El circulo perverso, se completa con una “pobreza inclusiva”. Para que se entienda, los que menos tienen, están por encima de un gran segmento que tiene empleo, pero sus niveles salariales, los coloca hasta por debajo de ese segmento que simplemente no trabaja y vive básicamente del Estado, sea nacional o provincial o incluso municipal.

Es evidente, que, en estas elecciones, podemos elegir entre una continuidad de lo que viene pasando en al menos las dos últimas décadas, donde claramente su resultado será similar a lo que ha venido sucediendo. Simplemente estaremos un poco peor que hasta ahora. Y aclaro que a esa decadencia, no le pongo título (peronismo, radicalismo, etc), sino que la describo crudamente de acuerdo a datos estadísticos de los últimos años, tales como endeudamiento provincial y de muchos municipios, aumento del empleo público en todas sus versiones, aumento de subsidios de toda índole, sistema jubilatorio provincial absolutamente quebrado, escuelas en pésimo estado y sin clases, una policía sin recursos, pésima infraestructura, desde rutas hasta servicios mínimos de luz, agua potable o cloacas, etc.

Por el contrario, podemos elegir un cambio, que comience hacernos entender, que no podemos seguir viviendo de “rentas”, con lo que la naturaleza nos dio (petroleo, minerales, peces, bellezas turísticas, ahora viento, etc.) para sostener un Estado, que además no nos da casi nada.

El resultado electoral de la próxima semana, es absolutamente incierto, precisamente porque ninguno de nosotros vota con racionalidad. Ninguno recorre y lee las plataformas políticas para emitir su voto. Eso no sucede ni aquí ni tampoco en el resto del mundo. Uno simplemente vota a “los que se parecen”. Dicho más crudamente, cada uno de nosotros vota a su “tribu”, que no necesariamente pasa por una raza, un color de piel, etc.

La Argentina, hoy se debate entre dos públicos, con la aparición de un tercer actor disruptivo, como Milei. Un público electoral mayoritario, es aquel aglutinado en el mundo del salario y un cada vez mas creciente mundo del subsidio. El otro público, mas afín con Juntos por el cambio, es aquel voto no peronista, que discrepa con la visión autoritaria y populista del peronismo o sus alianzas. Por último, comienza un nuevo público, extremista, que se visualiza más en los jóvenes y hombres, que cansados de todo lo que venimos analizando, ya no quieren ninguno de esos universos.

Interesante momento viviremos el día de las elecciones, donde nuestra apatía política, hará que muchos de nosotros, nos quedemos simplemente en casa (ausentismo) y los que nos tomemos el trabajo de ir a cada escuela, simplemente “sentiremos” que uno u otro candidato, nos gusta y pertenece a nuestra tribu. Con ello basta para decidir nuestro voto. Ojalá esa intuición, revierta nuestra decadencia.

Fuente: https://infosurenlinea.com.ar/

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