Los martes son, para la comunidad de operadores del Mercado Agroganadero de Cañuelas, el primer día de la semana de operaciones. Y este martes es especial por varias razones: Por fin llovió en las zonas ganaderas durante el fin de semana, y el domingo además la gente resolvió que quedaran solo dos candidatos para el balotaje: Javier Milei y el actual ministro de Economía, Sergio Massa, quien ayer mismo se mostró al mando de todos los resortes estableciendo un nuevo dólar exportador.

Buenos Aires, 25 de octubre (PR/23) .- El jueves pasado, antes de las elecciones, los negocios en el mercado concentrador que reemplazó al histórico Liniers habían cerrado con algo de tensión y bastante suspenso. Los precios de las principales categorías de ganado que nos brindan su carne a los argentinos (novillo, novillito y vaquillona) habían tocado las puertas de los 1.000 pesos por kilo vivo, el animal en pie. Alguno, nosotros en Bichos de Campo, comenzamos a hacer chiste con que la hacienda cotizaba finalmente a precio “milei”.

En este contexto, desde el lunes a la tardecita comenzó a circular por los celulares de los “compradores” (que obviamente se lo pasaron a sus proveedores y a los consignatarios) el siguiente mensaje anónimo: “Buenas noches, se informa que a partir de mañana se sugiere no pagar mas de 999 pesos el kilo en pie en el mercado con las matrículas propias y las demás. Cualquier operación que supere dicho importe por favor realizarla por otra vía alternativa . NO PUEDE SUPERARSE EL PRECIO DE $ 999, se corre el riesgo de que PROCEDAN A LA BAJA DIRECTAMENTE DE LAS MATRICULAS. Desde ya muchas gracias. Saludos”.

La lectura es muy clara: el gobierno -es decir el candidato ganador Massa- comenzó a operar a través de sus funcionarios para que el precio del ganado de consumo no supere el techo de 1.000 pesos que ya tocó en las últimas operaciones de la semana pasada.

El mensaje es anónimo. Nadie se hará cargo de haberlo enviado primero antes de que empiece a circular. Pero como habla de “matrículas” está muy claro que a sus autores intelectuales hay que buscarlos en la órbita de la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios de la Secretaría de Agricultura, a cargo del contador Luciano Zarich, quien tiene a su cargo la ex ONCCA y también el Registro Único de la Cadena Agroalimentaria (RUCA), que es justamente el que habilita con matrículas a los operadores del mercado ganadero. En los primeros días de octubre, previo a las elecciones, hubo varias visitas de los funcionarios de ese organismo en Cañuelas, verificando la actitud de los compradores.

La línea de mandos es clara: Zarich depende de Juan José Bahillo, el secretariod e Agricultura quien a su vez responde directamente a Massa, el ministro candidato consagrado ahora para el balotaje. Pero quien se ocupa directamente de estas cuestiones es el director de la Aduana, Guillermo Michel, designado por Massa como su custodio de los precios y quien negocia directamente con los frigoríficos sobre el precio adecuado de la carne. La carne, se sabe, proviene de la hacienda. Y en el nuevo Mercado de Cañuelas se construyen los precios de referencia para todo el resto de las operaciones.

De allí la segunda gran pista que aflora del mensaje “apriete” oficial sobre los operadores: “Cualquier operación que supere dicho importe por favor realizarla por otra vía alternativa”. Es decir que si alguien va a pagar más de 999 pesos por kilo vivo porque necesita hacienda y no la consigue más barata, debería realizar una compra directa, del campo al frigoríficos, sin pasar por este mercado concentrador, para que no quede referencia.

Estas presiones sobre los compradores -por ejemplo, sobre los enviados de Coto o de algunos frigoríficos que suelen abastecerse en el nuevo MAG- son reveladoras de que el del dólar no es el único precio que Massa y su equipo intentarán encorsetar de aquí a las elecciones del 19 de noviembre. La carne también es un valor muy sensible y tiene un alto voltaje político, sobre todo después de que en el pasado mes de agosto recuperara de un sacudón (subió cerca de 30%) todo el atraso que mantenía respecto del resto de los precios de la economía medidos en la inflación.

Está claro que la barrera que ha fijado el gobierno son los 1.000 pesos por kilo vivo que los negocios tocaron el último viernes. ¿1.000 pesos es mucho o es poco? Bueno, depende. Al dólar oficial son casi 3 dólares, y eso es un valor extremadamente caro en comparación con el resto de los países ganaderos de la región y también para la industria frigorífica exportadora, que cobra en dólares oficiales (aunque ayer finalmente el propio Massa anunció un tipo de cambio especial para todos los sectores exportadores).

Pero mil pesos, en el mercado libre, el financiero o el blue, es también cerca de 1 dólar. Si la hacienda en pie valiera solo 1 dólar por kilo vivo, hay que multiplicar ese billete tres veces para llegar a un precio aproximado en las carnicerías. El kilo a 3 dólares es un valor históricamente barato, pero no para la carne y mucho menos antes de un balotaje donde el candidato oficialista tiene todavía muchas chances.

Este martes en Cañuelas ingresaron, luego del fin de semana electoral, solo 5.471 animales, un ingreso acotado y que prometía volver a entonar los precios: sin demasiada oferta, la demanda se pone nerviosa y sube las cotizaciones. La explicación era que había llovido bastante en muchas zonas, y que eso dificultó la carga de hacienda. Los precios, en este entorno, podían volver a empinarse.

Pero el apriete volvió, mostrando que el equipo de Massa hará lo imposible para que no se le descontrole este valor a pocos días de las elecciones. Michel, se sabe, ingresó a trabajar en la AFIP en tiempos de otro apretador serial, Ricardo Echegaray, quien en otros años también manejó la ONCCA y actuaba en tándem con el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno.

Como sea, los recuerdos de aquellos días donde el precio de la hacienda se manejaba con sangre y plomo volvieron a apoderarse del sector ganadero en las últimas horas.