Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) también promueve la inclusión de insectos en las dietas. “Una de las muchas vías para abordar la seguridad de alimentos y piensos es a través de la cría de insectos”, señaló la entidad.
Para Pablo Morón, director de Agregado de Valor y Gestión de Calidad de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, “estos desarrollos ponen de manifiesto la necesidad de avanzar hacia fuentes alternativas de nutrientes y plantean a la industria de alimentos desafíos que implican nuevos desarrollos y la necesidad de ganar la aceptación de los potenciales consumidores”.
En esta línea, Morón reconoció que “la cría de insectos para consumo humano está generando interés en el sector agroalimentario de distintos países. En los últimos años, se observa una creciente oferta de productos a base de insectos”.
El camino de una regulación local
Bajo la necesidad de construir una regulación en la Argentina, se evalúa el perfil de riesgo de insectos comestibles justamente, como los grillos congelados, deshidratados o en polvo, que sirvan de insumo para el desarrollo de productos seguros y adecuados para el consumo humano y la alimentación animal. Incluso, SENASA habilitó recientemente la categoría “producción de insectos para consumo” en el Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios (RNSPA).La propuesta de una reglamentación también es impulsada por la Cámara Argentina de Productores de Insectos para Consumo Humano y Animal (CAPICHA). Esta entidad está formada por seis pequeñas empresas argentinas.
Diego Zabala, coordinador y referente fundador de CAPICHA, explica: “Nosotros estamos haciendo análisis, estudios y produciendo a nivel investigativo”. Y a pesar de que SENASA haya habilitado una categoría para la producción de insectos en el RNSPA, todavía no está regularizada la comercialización, ni para consumo humano, ni para consumo animal.
Insectos, fuente de alimento
“Los insectos, junto con las algas y los hongos, contribuirán a la alimentación del futuro”, aseguró Morón. Es que, según detalló, “algunas especies contienen una proporción de proteína notablemente superior a la de otros alimentos ampliamente consumidos”.
Y, para referirse a las ventajas productivas, citó el documento de FAO: “Los insectos pueden criarse en todas partes, se reproducen rápidamente y poseen tasas elevadas de crecimiento y conversión de piensos, además de un reducido impacto ambiental durante su ciclo de vida.
Son nutritivos, ya que contienen niveles elevados de proteínas, grasas y minerales”.“Además, pueden consumirse enteros o molidos, en forma de polvo o pasta, e incorporarse a otros alimentos. El uso de insectos a gran escala como ingrediente en la composición de piensos es técnicamente viable”, reconoce el informe.
A su vez, el documento de la FAO subraya los beneficios de carácter ambiental, sanitario y para los medios sociales del uso de insectos como alimento y para la fabricación de piensos.
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Fuente: Food News