Buenos Aires, viernes 8 de marzo (PR/24) .- Desde hace varios años ingresó con fuerza el concepto de la sustentabilidad en la agricultura, para darle carnadura a la idea de que la actividad humana no debe perder de vista la satisfacción de necesidades actuales sino también no perder de vista el impacto que tienen esas acciones para las generaciones que nos sucederán. La rentabilidad es importante en cualquier emprendimiento pero debe tejer lazos con el ambiente y la equidad social y económica.
Para la agricultura dos desafíos penden sobre ella: producir alimentos en cantidad, nutritivos y sanos, por un lado; y hacerlo sin comprometer los recursos naturales que se ponen en juego en cada producción. Este es el escenario que introdujo la estrategia del Sistema Vetiver, que tiene como base un cultivo asiático cuyas propiedades son la restauración de suelos agredidos por el salitre, recuperación de territorios sometidos a inundación por años, estabilización de suelos irregulares o en pendiente y absorción de aguas residuales de diversas actividades.
El vetiver, una gramínea amigable
Vetiver (Chrysopogon zizanioides) es una gramínea perenne originaria del sur de la India. Se trata de una planta poco conocida, con características fisiológicas que la hacen única, estéril fuera de su hábito natural en tierras pantanosas.
Una de sus características más singulares reside en su estructura radicular, de raíces finas, muy compactas y con una gran capacidad de alcanzar 3 o 4 metros de profundidad en el primer año de plantación.
Es serófila como hidrófila, lo cual la hace altamente resistente a prolongadas sequías de hasta 45 días, y en zonas de altas precipitaciones crece en condiciones normales.
Crece en ambientes diversos y en cualquier tipo de suelo, sin importar la fertilidad, el pH o salinidad del sitio, se adapta a climas de temperaturas que van de 9°C a 45°C, en zonas de precipitación media anual entre 20 y 600 mm, y en alturas de 0 a 3.600 metros sobre el nivel del mar.
Posee tallos firmes y erguidos de hasta 3 m en buenas condiciones y está dotado de una capacidad de rebrote desde la corona, resistiendo sequías, fuego, heladas, salinidad y otras condiciones adversas.
Otra de sus características particulares es que no produce semillas, estolones, ni rizomas funcionales.
El sistema Vetiver
Se denomina Sistema Vetiver (SV) al conjunto de aplicaciones y a las múltiples ventajas asociadas al uso de esta especie perenne y se ha utilizado como una barrera natural contra la erosión del suelo y hay múltiples experiencias, entre otras como purificador de aguas de la actividad agropecuaria. Es un eficiente descontaminante de sustancias pesadas como N, K, P, Ar, Ca, Mg, Pb y Cd, en tanques sépticos, corrales de engorde, mataderos y lagunas de desperdicios.
En países donde tiene tradición como cultivos es reconocido como un gran regulador de la cantidad de agua en los cultivos, conservándola cuando es escasa el agua y reduciéndola cuando hay exceso.
Es una planta fácil de reproducir por división de las macollas que genera. Se logra una alta tasa de reproducción, que en condiciones óptimas puede multiplicarse 30:1 en tres meses.
Es un cultivo con alto nivel de tolerancia a herbicidas y plaguicidas, y prospera poco donde hay mucha sombra.
El vetiver como forraje
Sus extraordinarias propiedades se amparan en una enorme capacidad de crecimiento y de generar biomasa, ya que la planta produce 100 t/ha/año de materia seca y a las doce semanas de edad, al momento del máximo de su ciclo de crecimiento, es alrededor de 30,7 t/ha. Para esto, una hectárea de vetiver consume 21 mm de agua/ha/día para una densidad aproximada 80.000 plantas/ha.
Hay 10 especies conocidas del pasto vetiver y cientos de cultivares diferentes que muestran diferencias fenotípicas distintas que pueden ser explotadas por los usuarios dependiendo de la necesidad. Por ejemplo, los tipos que son más suaves son mejores para forraje.
Estudios previos han demostrado que la planta no traslada los contaminantes que absorbe a la parte aérea y estos elementos predominan en la raíz presente en el suelo, lo que la hace incluso palatable para el consumo animal.
Fuente: Osvaldo iachetta / Redacción Todoagro
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