“No hay plata”, ha dicho Milei hasta aquí, como única justificación de todas sus decisiones políticas y económicas, y del fuerte ajuste que padece la población. Entre estas medidas, la gestión nacional no retira la fuerte presión fiscal sobre el sector productivo, con retenciones que persisten en los niveles del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Pero además ha encarecido los insumos agrícolas con la aplicación del Impuesto PAIS del 17,5%.
“Señor presidente, señores gobernadores, señores intendentes; en el campo no hay mas plata, se acabó. Miren para otro lado (en busca de mayor recaudación)”, replicó ahora Rivara, en al apertura del congreso triguero que cumple su 20° edición y donde se ha visto todo tipo de ensayos: desde la aplicación de barreras a la exportación de trigo a la liberalización total del mercado, desde retenciones que llegaron al 25% y ahora permanecen en 12%; de cepos cambiarios y fideicomisos que afectaron -como el reciente FETA- a todo el sector molinero.
En un salón colmado en el hotel Sheraton de Mar del Plata, Rivara le pidió permiso al presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, que se encontraba entre los asistentes, para “hablar por un momento en nombre del campo”. Su discurso, en rigor, adoptó posiciones más generales que sectoriales. Los acopios son el jamón del sandwich que es el agro: son más de un millar que, desplegados por el interior del país, sirven como primera intermediación entre los chacareros, que generan las divisas, y las grandes exportadoras, que las ingresan al país.
En este sentido, el discurso de Rivara pareció sintetizar la voz de toda la comunidad agrícola, al recordar que el desafío de la hora es “tener un estado eficiente, con funcionarios que se ocupen de mejorar la salud , la educación y la seguridad de los argentinos en un contexto de equilibrio fiscal”, pero al mismo tiempo marcó que el ajuste de los números de los gobiernos no puede hacerse a costa del sector productivo ni resignando las posibilidades de crecer.
“Necesitamos normas claras, justas y transparentes que permitan mejorar la productividad. No tengan la menor duda de que la Argentina sale de la crisis de una sola manera: trabajando y produciendo”, enfatizó el presidente de la Federación de Acopiadores.
Luego, en un párrafo dedicado especialmente al equipo económico del presidente Milei, Rivara reiteró: “entendemos que las finanzas ocupen un lugar preponderante en la gestión gubernamental actual, pero hay que tener muy en claro que los dólares no van a venir por ayuda externas. Van a venir por exportaciones y trabajo argentino”.
En su discurso, muy aplaudido por la platea, Rivara planteó una serie de políticas publicas que son necesarias a la par de no incrementar (y por el contrario aliviar) la presión fiscal sobre los productores. Reclamó una ley de buenas prácticas, para que las regulaciones sobre agroquímicos no sean decididas por concejales de los pueblos ni por jueces que “no saben diferenciar una vaca de un conejo”.
Dio especialmente un tirón de orejas al gobierno de Milei que renovó, a través del Banco Central, la política del gobierno kirchnerista de castigar a los productores que guardan más del 5% de su cosecha de soja; castigó el desinterés de las autoridades por los biocombustibles; reclamó obras urgentes de infraestructura; que no suban los peajes ni se creen tasas abusivas en los municipios. También pidió especialmente trabajar sobre el costo de los insumos, en especial fertilizantes y agroquímicos, ya que la relación entre ellos no ha sido la más conveniente, a partir de la devaluación de diciembre pasado y las nuevas reglas económicas.
Esto dio pie para que Fernando Vilella, el secretario de Bioeconomía que fue la voz oficial en este encuentro, retrucara lo poco que podía. Usando una frase habitual de Cristina Kirchner, el funcionario dijo que “no fue magia” la rebaja de los precios de la urea en el mercado local, donde el último mes bajó de 800 a casi 500 dólares por tonelada. En rigor, fue un gran golpe de suerte a favor de los productores, que ven mejorar las condiciones para la siembra de trigo por factores en los que poco y nada tuvo que ver la gestión oficial: la baja internacional de los fertilizantes y la suba de los granos.
Vilella, que hace un par de años participó de este seminario pero como un expositor más que no pensaba que iba a llegar a ser secretario de Estado, pidió paciencia a la platea. Recordó que la producción triguera se ve afectada por todo tipo de regulaciones, entre las que las retenciones son apenas una parte. “Hemos podido avanzar en remover las dos primeras (en referencia a los cupos de exportación y la brecha cambiaria). Prometemos hacerlo con las retenciones lo antes posible”, dijo.
En realidad, el sector triguero estuvo reclamando mucho la eliminación de ese 12% que deprime los precios pagados al productor, que no tiene gran costo fiscal y podría haber renovado las expectativas de siembra del mercado triguero. Pero el sector que corta el bacalao (del cual precisamente Vilella no forma parte) ha transmitido la semana pasada que hasta la próxima campaña 2025 no habrá cambios. Juan Pazo, el verdadero secretario de Producción de la gestión Milei, pasará por A Todo Trigo por la tarde y seguramente lo repita.
“La macro es importante, y si no se normaliza, va a ser difícil que resolvamos los otros temas”, fue la excusa que dio el secretario formal de Bioeconomía, a modo de despedida, cosechando un poco de aplausos.
Primicias Rurales
Fuente: Bichos de Campo