Descubrí el Jardín Botánico de Buenos Aires de la mano de Carla Ortiz, una guía apasionada que nos invita a explorar este oasis de naturaleza, arte e historia en pleno corazón de la ciudad. Acompañanos en un recorrido lleno de sorpresas y magia, donde cada rincón cuenta una historia y cada planta guarda un secreto. ¡No te lo pierdas!

Allí nos esperaba Carla, una guía educativa del Botánico, claramente apasionada por su labor. Carla, además de ser alegre, contagia su amor por este espacio y todas sus plantas. El recorrido fue largo pero nos dejó con ganas de más, aunque nos detuvimos en cada rincón mágico. Aún así, quedaron miles de lugares por explorar. Te invito a que vengas y vivas esta experiencia en primera persona.

Para quienes no puedan visitarlo, les compartimos un recorrido intenso y apasionado, para que se enamoren de este lugar, como lo hicimos nosotras.

 

 

La pasión de Carla

La pasión de Carla trasciende las plantas; es evidente que este Jardín Botánico toca sus fibras más íntimas, y aprovechamos para exprimir al máximo sus conocimientos. “Esta casona es de 1881. Es anterior a la creación del Jardín Botánico, que es de 1898 y tuvo varios usos. Primero fue sede del Departamento de Agricultura. Por eso algunas de las plantas que están aquí pueden haber estado desde esos tiempos. Carlos Thays fue director de Parques y Paseos, y vivió aquí con su esposa Cora Venturini”, nos contó.

La casona

El edificio principal del Jardín Botánico fue proyectado por el ingeniero militar polaco Jordan Wysocki, convocado por el presidente Domingo F. Sarmiento para materializar su proyecto de un gran parque urbano. La casona, construida en 1881, sigue el diseño simétrico y sencillo de Wysocki. Con sus torreones en las esquinas y el revestimiento de ladrillos rojizos, tiene un aspecto de castillo inglés. En sus interiores, destacan amplias salas conectadas por grandes arcos, y en los ángulos se encontraban las habitaciones donde vivió Thays con su familia.

El invernáculo principal

Adquirido en 1897, el invernáculo está hecho de hierro con ornamentos y una cúpula de vidrios superpuestos. Debido a sus condiciones especiales de temperatura y humedad, alberga colecciones de especies subtropicales, especialmente de la familia bromeliaceae, endémicas de América, y diversas especies de helechos. El invernáculo tiene un sector central bajo la cúpula y dos alas rectangulares, decoradas con rocalla y plantadas con helechos y especies rastreras.

Arte en el Jardín

Podríamos pasar horas recorriendo el arte en el Jardín Botánico. En este recorrido con Carla vimos algunas de las miles de obras de arte que conviven con la vegetación. Esta vez nos detuvimos en uno de los espacios inspirados en los jardines franceses del siglo XVIII, con un diseño simétrico que recuerda al jardín de Versalles. Incluye estatuas grecorromanas, como reproducciones de Venus y Mercurio, rodeadas de motivos florales.

Jardín de mariposas

El Jardín para mariposas es un espacio donde las plantas están diseñadas para permitir el ciclo completo de algunos lepidópteros: desde el huevo hasta la mariposa adulta. A diferencia de un mariposario cerrado, en este sitio las mariposas se alimentan y reproducen a cielo abierto, atraídas por plantas nectaríferas y hospederas.

La visita nos dejó con ganas de más. En De Raíz seguiremos ampliando sobre este maravilloso recorrido en futuras notas.

Fuente: buenosaires.gob.ar

Primicias Rurales