Buenos Aires, miércoles 30 noviembre (PR/24) — Los recientemente premiados con el Nobel, Daron Acemoglu y James Robinson, presentan la hipótesis de que en los países en los que las instituciones funcionan bien, la posibilidad de no fracasar es más alta. Son los autores del libro ¿Por qué fracasan los países? donde plantean esa hipótesis. “Hoy en día, las naciones fracasan porque sus instituciones económicas extractivas no crean los incentivos necesarios para que la gente ahorre, invierta e innove”.

Esta frase resume, en pocas palabras, su mirada sobre la relación entre institucionalidad virtuosa y éxito económico. Parece escrita para describir una buena parte de lo que ha ocurrido en la historia política de Argentina. Una fábula que avisa sobre el fracaso del modelo del caudillo o del líder todopoderoso como único resguardo de la institucionalidad. El modelo del “salvador”, encarnado en un grupo reducido de personas con un líder fuerte tomando las decisiones de un país, suele llevar a mal puerto en el largo plazo. Puede servir por un corto plazo para poner orden, para encarrilar un proceso de emergencia donde el riesgo de no concentrar decisiones y actuar con rapidez conlleva a una situación de desmadre social o económico. O a veces puede ser útil para iniciar un proceso que requiera un cambio cultural y que deba enfrentar presiones de grupos de poder que no quieren resignar beneficios o prebendas.

Pero ese modelo del bombero que apaga el incendio no puede ser el mismo para cuando las llamas se apagan. Sobran ejemplos en nuestro país sobre presidentes/as que aman ese lugar de adulación, donde muchos los aplauden, donde el ego le gana a lo virtuoso.

El gobierno actual genera dudas en ese sentido. Por un lado, ha encarado una transformación enorme en la economía, buscando un estilo de país más parecido al de vecinos o competidores a los que les va mucho mejor. Y por el otro, el estilo del presidente y de muchos de sus colaboradores, su vocación por el conflicto y las declaraciones corrosivas, muestran una alerta.

El paso del tiempo mostrará si es una estrategia temporal para iniciar ese cambio cultural que mencionamos, o si es más de lo mismo de lo que hemos tenido tantas veces. Peter Drucker decía que “una oportunidad es una oportunidad real, si existe una estrategia”. Lo que no aclaraba es que hay estrategias buenas y estrategias malas. Ojalá esta vez sean buenas. Ojalá nos alejen del fracaso.

Y POR CASA CÓMO ANDAMOS

Lo mencionado respecto a la mirada de Acemoglu y Robinson para los países, podría proyectarse también a las empresas. Nuestra experiencia es que aquellas que son lideradas en forma no autoritaria, donde el liderazgo claro convive con la búsqueda de consensos y un buen esquema para funcionar, suelen ser las que crecen y perduran en el tiempo.

Por supuesto en un marco de orden, de procesos, de sostener criterios de competitividad. Pero también donde la frase “es mejor pedir disculpas cada tanto que permiso todo el tiempo” cobra sentido real. Un lugar donde las personas se animan a tomar decisiones porque están preparadas para hacerlo. Donde las personas se sienten protagonistas responsables y no se refugian en el lugar de víctimas. Donde la innovación es un valor tan importante en el largo plazo como la eficiencia lo es en el corto. Donde los líderes priorizan servir y seducir antes que mandar.

El desafío actual de armonizar distintas generaciones, sobre todo en empresas familiares, es estimulante. Buscar el equilibrio entre la audacia de “los nuevos” y la sabiduría de “los viejos”. Y ese equilibrio puede lograrse mejor y más rápido con instituciones de gobierno ágiles y bien diseñadas. Adaptadas a la cultura de cada empresa y no como un commodity o receta diseñada para ser aplicada en cualquier caso. Las empresas son sus personas, su equipo. Y todo equipo competitivo surge de mezclar talento con disciplina, creatividad con perseverancia, esfuerzo con alegría. No hace falta ganar un premio Nobel para llegar a esta conclusión. Lo que hace falta es convencimiento.

LA MACRO EN LA MICRO

Inflación con tendencia bajista, apuntando al 3% mensual. Dólar oficial cerrando brechas con los otros dólares (hoy en promedio 18%). EMAE (Estimador mensual de actividad económica) mostrando una caída del 3% al 4% respecto a un año atrás, pero empezando a cambiar la tendencia a partir de agosto. Regulaciones que se siguen eliminando. Crecimiento proyectado del 5% anual para el 2025 que marca al menos un cambio de tendencia viniendo desde el sótano. La búsqueda de superávit fiscal como política de Estado ya impuesta como único escenario posible, el triunfo del “no hay plata”. El mercado reflejando optimismo con acciones y bonos mejorando su desempeño. Poca o nula expectativa de que exista una devaluación por encima del actual 2% mensual. Poca o nula expectativa de una baja relevante de la presión fiscal en el corto plazo.

Coqueteando con la salida del cepo o al menos hablando mucho del mismo. Inversiones en economía real por ahora enfocadas en energía o en agro. El Banco Central volvió a aumentar las reservas brutas, pero con las reservas netas negativas hasta que lleguen fondos frescos o se corrijan con el paso del tiempo. Fondos frescos que empiezan a aparecer con créditos del BID y el Banco Mundial y con REPO de bancos privados para cubrir vencimientos de deuda en el 2025. Sin nuevo plan acordado con el FMI, pero con diálogo activo. Habiendo zafado de ser incluidos en la “lista gris” del GAFI referida a la claridad en los fondos de activos, lo que hubiera impactado en la capacidad prestable al país. Bancos necesitando prestar, volviendo a hacer de bancos, en un país donde hay mucho para crecer por ese lado.

Y con un blanqueo que ha resultado exitoso y ha elevado mucho los depósitos en dólares, por lo que la capacidad de prestar en esa moneda aumentó significativamente.  Empresas del agro están utilizando esos créditos disponibles, por ahora más en capital de trabajo que en inversiones estructurales. La micro del agro ya está lanzada, muchas decisiones productivas ya están tomadas. Los ajustes en función del cambio de la macro serán adaptativos y en función de necesidades.

La estrategia de expansión o de cambio de rumbo en inversiones recién se verá en 2025. Hay un cambio de clima en las conversaciones, pero el objetivo de los próximos meses es cumplir el plan productivo, seguir confiando en una Niña suave, y reforzar financieramente la caja. Acelerar y frenar al mismo tiempo.

EN QUÉ ANDAN LAS EMPRESAS

Sigue siendo el clima la mayor preocupación del productor actualmente. Luego de las lluvias de la última semana, que aceleraron o reconfiguraron las siembras de la gruesa (maíz, girasol y soja) y le dieron esperanza a la fina, la preocupación sigue estando, dado que fueron desparejas en las distintas zonas productivas, y en varias de ellas no generaron reservas en el perfil.

Tomamos como punto de partida una campaña muy ajustada en el Excel. La concreción del plan de gobierno hace que aumenten los costos en dólares de labores, fletes, cosecha y gastos de estructura, no compensados por la baja de insumos. Así que tener dudas en la “Q” de la ecuación, es decir en la producción, genera una preocupación adicional. Además, los precios no están pasando por un buen momento, con lo cual la combinación de ambos factores, hace que la rentabilidad esté seriamente amenazada.

El productor sabe que si el gobierno tiene éxito en su plan económico, llegarán las épocas donde las eficiencias en distintos eslabones de la producción harán la diferencia. Eficiencias no solo productivas, donde el productor se siente más cómodo, sino en comercialización, financiación, logística, manejo de recursos humanos, momentos de compras, etc. Dado que ya no habrá “ayudín” como devaluaciones, distintos tipos de dólar o créditos a tasas subsidiadas que enmascaran ineficiencias. Los errores de acción en cualquiera de los rubros mencionados se pagarán caros, máximo en una campaña tan ajustada como la actual.

Las empresas de insumos, que venían muy atrasadas en sus ventas, y con stocks altos producto de la estrategia realizada por la mayoría anterior a la devaluación, comenzaron a acelerar su ventas .Y se observaron bajas importantes en algunos insumos puntuales, lo que alienta al productor a esperar hasta último momento para realizarlas, sabiendo que no hay escasez de producto. Campaña bastante compleja de final abierto.

Para complementar, compartimos lo que charlamos en el Episodio 58 de #AGROPODCAST, «Información de calidad para gente en acción» con el periodista agropecuario Darío Guardado.

NEGOCIO AGRÍCOLA

A nivel internacional, el factor más determinante en el mercado actual de granos es la evolución del clima en Sudamérica, especialmente en Brasil. Existen otros factores que pueden incidir en el mercado, como la baja de la tasa de interés y las elecciones en EEUU, los conflictos bélicos y la salida de fondos de las posiciones vendidas. Pero el clima en Sudamérica le dará el pulso al mercado en los próximos meses, en medio de una tendencia pesimista de precios si se concretan las proyecciones productivas a nivel mundial.

A nivel local, como siempre mencionamos, existe cierto divorcio con las cotizaciones internacionales, divorcio que acercándonos a la cosecha deberá irse resolviendo si se desea ser competitivos en la exportación. Las cotizaciones posición cosecha para los distintos cultivos (Trigo Enero, Maíz Abril, Soja Mayo) se encuentran por encima de la paridad, lo que significa que a esos valores, y si el mercado internacional se quedase en los valores actuales, la Argentina no es competitiva para exportar.

A este dato podemos sumarle el anuncio del ministro Caputo sobre que, si se desea salir del cepo, debería desaparecer a fin de año el dólar blend. Este dólar hoy aporta un sobreprecio a las cotizaciones del 4% aproximadamente, y como si fuera poco existe una cantidad importante de toneladas negociadas sin fijar, y otro tanto sin vender de la campaña 23/24. Este “combo” de cotizaciones cosecha 24/25 por encima de paridad, posible finalización del dólar blend, y negocios realizados a fijar más las no vendidas (carry) de la campaña 23/24, es una situación por lo menos compleja que deberá resolverse.

Quizá el contexto internacional ayude, como pasó temporalmente en el caso del trigo, donde las cotizaciones internacionales subían y las locales bajaban acomodando las diferencias. Pero si el mercado internacional cumple sus proyecciones productivas y se transforma en un mercado bajista, la resolución de estas “diferencias” será mucho más complicada y riesgosa.

En este contexto no hay una recomendación general, sino el análisis detallado de la posición de cada empresa, dependiendo de la combinación que posea de estos tres factores: negocios a fijar y negocios a terminar de realizar de la campaña 23/24 y porcentaje de cobertura realizado hasta el momento de la campaña 24/25.

NEGOCIO GANADERO

La ganadería está en un momento en que la rentabilidad va en baja. La principal variable es el precio de las distintas categorías de hacienda. Para resumir la foto, en promedio la variación de precios en los últimos doce meses es de 215% aproximadamente. A abril de este año era del 290%. La única forma de recuperar competitividad en la actividad será a través de un cambio de esta tendencia declinante. Novillos y novillitos en los 2000 a 2200 $/kilo, vaca gorda en 1600 a 1700 $/kg, vaquillona preñada en los 900.000$, terneros entre 2650 y 2850 $/kilo. Todo bastante parecido al último mes, con la cría y la invernada de engorde compartiendo el mal humor. Los costos de producción copiando inflación o devaluación del dólar oficial, completan la imagen erosionada.

Dentro de este panorama, a nivel país se registra un aumento de la producción de carne en septiembre y una menor faena de hembras (46,5% del total). Señales insuficientes, y hasta contradictorias, para predecir lo que vendrá. Los feed lots, con alta oferta de hacienda y con unos 2 millones de cabezas encerradas, señalan que están perdiendo plata con el engorde con estos precios. En la cría, las pariciones de primavera van bien en general, esperando unos 14,5 millones de terneros y terneras a destetar en el 2025.

A nivel internacional, la demanda de carne vacuna se mantiene firme. El gran abastecedor sigue siendo Brasil que, en este último mes, ha aumentado el valor en gancho de la carne en un 25%, perdiendo algo de la competitividad relativa de precios que venía mostrando. Es posible que Argentina termine el año con un total exportado cercano a las 950.000 toneladas, un buen número, que es 12% más en volumen que el año pasado, pero sólo un 3% más en divisas. China sigue siendo el destino principal en volumen (68%), más allá de los esfuerzos por diversificar mercados. El precio promedio de exportación de septiembre fue de 4116 u$s/tonelada, que representa un 2% más que en el 2023 pero un 35% menos que en abril de 2022 (el valor en ese momento era de 6300 u$s/tonelada). Haber sacado los derechos de exportación a distintas categorías de vacas fue una buena medida del gobierno, pero aparece como insuficiente y la expectativa es que todas las retenciones bajen a cero.

El clima seco en varias regiones venía marcando una primavera de baja producción de forraje, pero las lluvias de estos días dan aliento en este punto, permitiendo sostener cargas en los campos y mejorando el estado de los rodeos. No observamos medidas que apunten a aplicar menos tecnología o cambios en los criterios de alimentación o sanidad en esta actividad. Por ahora se mantiene la expectativa de que lo que estamos pasando es un ciclo adverso, que los precios deberán empezar a acompañar y que el consumo interno el año que viene debería presentar una recuperación en su poder adquisitivo. Lo cual vendría además acompañado por una demanda sostenida de la exportación. Los ganaderos llevan el gen del optimismo en el cuerpo.

NEGOCIO LECHERO 

En agosto el precio de la leche Siglea fue de 426 $/litro (5937 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento de sólo un 1,8% respecto al mes anterior y un 260% respecto a un año atrás. Todavía por arriba del índice de inflación y de muchos costos de producción, pero con un leve deterioro en el mes a mes. El precio en dólares es de 0,43 u$s/litro, sin cambios respecto a agosto. La producción de leche sigue subiendo de a poco, septiembre un 5,6% más que el mes anterior. Pero respecto a septiembre de 2023 hay una caída del 1,9% y si se toman los primeros nueve meses de 2024 versus mismo período de 2023, la caída es del 9,8% acumulado. No es magia, falta leche. Y eso ha ayudado a sostener los precios hasta acá. El consumo interno ya no cae, pero no termina de repuntar. La industria sigue compitiendo por la leche y si bien hubo cambios respecto al uso de Siglea como referencia para el pago, esto se ha compensado en algunos casos con notas de crédito, sin afectar el resultado financiero final. Las exportaciones siguen siendo el destino de cerca del 25% de lo producido y comparando en forma interanual los primeros nueve meses, la misma creció un 9% en volumen y un 11% en divisas. La leche en polvo entera, el principal producto comercializado, a nivel internacional se ubica en un buen precio arriba de los 3500 u$s/tonelada. Los principales destinos externos son Brasil (58% en volumen) y Argelia (30%). No tener retenciones ni restricciones ni precios máximos, está permitiendo que la leche busque su mejor destino.

Las lluvias venían escaseando en varias regiones, generando una menor oferta forrajera primaveral. Esto obligó a muchos planteos a sostener niveles de suplementación superiores al objetivo. La ventaja es que a nivel de costos la relación insumo producto entre leche y alimentos (maíz fundamentalmente) todavía es favorable. Con otros costos no lo es tanto, por ejemplo en combustibles o confección de silaje. Este cambio del clima va a permitir hacer rollos de pasturas y seguramente habilitará una buena siembra.

Primicias Rurales

Fuente: Zorraquín+Meneses Consultores de empresas y negocios del agro