Puede suceder que alguien piense que al liberarse más campos, la oferta de esa “mercadería” tendría que subir y, por lo tanto, el precio de la misma tendría que bajar. Pero no es eso lo que sucedió porque los valores de los arrendamientos, lejos de caer, incluso subieron en algunos casos.
La cuestión es que las datos oficiales (SISA-Inase) muestran en la historia reciente una correlación entre el número de productores de soja con la superficie destinada a ese cultivo, que es la principal producción agrícola de la Argentina.
Es decir: los campos “liberados” no necesariamente son ocupados por otros empresarios agrícolas, ya sea por factores climáticos como por la ausencia de incentivos económicos.
En el último lustro la cifra de la superficie promedio sembrada de soja por empresa no pudo superar la marca de 258 hectáreas registrada en el ciclo 2018/19. Una auténtica desgracia en términos de economía de escala.
Las estadísticas muestran que, en general –más allá de las variaciones puntuales que puedan ocurrir entre una campaña y otra–, no existen “suicidas” en el sector agrícola; si los campos se dejan de destinar a la agricultura, es porque no es negocio producir granos (soja en este caso).
Estos datos es bueno recordarlos porque este año, como viene sucediendo en las últimas campañas, habrá seguramente muchos productores entusiasmados con la posibilidad de una baja del valor de los arrendamientos agrícolas, algo que –ya lo adelantamos– es difícil que suceda.
A diferencia de los que sucede en otros sectores económicos, el mercado de alquileres agrícolas es de competencia casi perfecta, lo que implica que existen pocos condicionantes que afectan al libre juego de la oferta y la demanda.
Para sorpresa de algunos, uno de los condicionantes que opera a favor de los arrendatarios es el cepo cambiario y las restricciones para que las sociedades extranjeras giren utilidades al exterior. Si tales “barreras” no estuviesen presentes, habría un flujo creciente de capitales foráneos ingresando a corporaciones, fondos y fideicomisos agrícolas que operan en el país, lo que no sería gratuito en lo que respecta al valor de alquiler de los campos.
El “corralito” cambiario vigente en la Argentina actúa, por lo tanto, como un factor bajista clave para morigerar el precio de los arrendamientos o costo de oportunidad de la tierra productiva.
Primicias Rurales
Fuente: Valor Soja