Buenos Aires, domingo 9 noviembre (PR/25) — Tal como se había anunciado el miércoles, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, desembarcó este sábado en la localidad de 9 de Julio, uno de los epicentros de las graves inundaciones que padece una vasta zona del noroeste bonaerense.
La funcionaria nacional fue bien recibida y hasta aplaudida por los productores y vecinos presentes en la sede de la Sociedad Rural local, que le agradecieron que escuchara, pese a que varios le recordaron que la emergencia comenzó en marzo pasado y ya llevan como nueves meses de abandono.
La actividad fue concebida por el gobierno nacional como una suerte de “Desembarco de Normandía”. Pero luego de los anuncios concretos, la sensación que quedó flotando es que “desembarcó un día Norma”.
En rigor, Bullrich se mostró informada sobre la situación y dispuesta a ayudar con un Plan de Emergencia. Pero a la hora de los bifes, a todas luces quedó expuesta la incapacidad de la gestión libertaria para encarrilar la crisis.
“Hemos recorrido algunas de las zonas afectadas y hemos tomado una serie de ideas. Venimos con algunas decisiones del gobierno nacional para acompañar la crisis hídrica que está viviendo esta zona”, dijo la ministro Bullrich, que fue recientemente elegida como senadora por La Libertad Avanza para la ciudad de Buenos Aires, pero que en este caso actuó como responsable de la Agencia Federal de Emergencias (AFE).
La funcionaria fue acompañada por el titular de ese organismo, Santiago Hardie; el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta; y funcionarios de Vialidad Nacional, del Banco Nación y de las Fuerzas Armadas. Todos esos organismos pondrán su granito de arena en este plan de desembarco, que se iniciará el lunes próximo y se organizará según las diferentes cuencas.
Pese a que la ministra compartió al tribuna con los principales dirigentes de la Mesa de Enlace, fue ella quien tomó el mando de la reunión con los afectados de la zona y actúo como moderadora de una larga lista de productores y vecinos damnificados por el avance de las aguas sobre los campos y los pueblos rurales.
El listado de oradores fue claramente armado para no incomodar a la funcionaria nacional. Los testimonios fueron conmovedores pero a la vez se cuidaron de no lanzar exabruptos. Tampoco hablaron los principales referentes a la hora de contar todos estos meses el drama de las inundaciones, que son usualmente los más exaltados por la indiferencia de los políticos de todos los signos.
Antes y después de escuchar esos testimonios, Bullrich confirmó los anuncios que había hecho días atrás junto al jefe de Gabinete, Manuel Adorni.
Dijo que Vialidad ya trajo nueva maquinaria vial desde hace un tiempo a la zona de La Niña, “pero también ahora nos vamos a extender a Carlos Casares, a General Viamonte, a Lincoln y Bragado”.
También mencionó que los trabajos sobre la red vial se incrementará en el partido de Bolívar, parte de otra cuenca, “a partir del lunes también”.
“Así que no se preocupen, son 20 partidos que están declarados en emergencia. Estamos trabajando por aquéllos que hoy tienen el mayor nivel de anegación aquí, pero vamos a seguir en los 20, de acuerdo al nivel de anegación que tienen. Vamos a hacer un plan de priorizaciones que luego voy a contar”, dijo Bullrich.
En este caso, la desidia de los diferentes gobiernos y la falta de coordinación entre los funcionarios municipales, provinciales y nacionales, lleva muchísimo tiempo y atraviesa a varias gestiones. Como recordó una vecina, “en toda mi vida he pasado como cuarenta inundaciones”. Otro productor enumeró: “Llevo treinta años y 16 inundaciones. Esta es la más larga, la más penosa, llevamos 16 meses con la inundación arriba”.
De todos modos, la gente trató bien a la tía Pato y valoró el gesto de su llegada, quizás aferrándose a una nueva ilusión de recomponer las cosas. Todos pidieron un trabajo coordinado entre las diferentes jurisdicciones, que se actúe sin ventajeos políticos.
También todos reclamaron el final del Plan maestro de la Cuenca del Río Salado, que comenzó en 1997 y últimamente había sido desfinanciado por el gobierno nacional.
Bullrich, en todo momento, se mostró con poder suficiente como para encarrilar las cosas. “Acá hay temas de emergencia, temas de mediano plazo y temas de largo plazo. Si nos ubicamos en los temas de emergencia, lo que necesitamos fundamentalmente es poder entrar y salir, sacar la producción, trabajar, que las familias puedan estar en sus campos, en sus pueblos y lograr que la circulación sea posible. No puede ser que tengamos lugares a los que no podamos acceder”, reflexionó.
Las recetas que surgieron de boca de los productores damnificados fueron las mismas que se repitieron hasta el cansancio estos ocho meses de angustia y abandono: que se hagan las obras pendientes, que se abandonen los egoísmos, que se gaste la tasa vial de los productores en el arreglo de caminos y no en otros gastos de los municipios, que se dejen de robar los recursos, que no mientan más…
Cuando un productor le mencionó la historia del famoso “Camino Fantasma”, que en los mapas figura asfaltado desde hace décadas, pero que ahora está completamente bajo el agua, ella preguntó si quedaba en Suipacha, cuando en realidad está ubicado en el partido de 9 de Julio, a pocos kilómetros de donde ellos estaban.
Bullrich, en todo momento actuaba mostrando determinación y capacidad de resolver las diferentes situaciones que se le planteaban. Eso fue finalmente lo que le agradecieron todos: que los escuchara.
“Nos acompaña el Ejército Argentino, que está ahí,. Nos acompaña Vialidad Nacional”, repetía la funcionaria, como para mostrar que no estaba sola. De todos modos, en la reunión faltaron representantes del gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Una vez más la escenografía estaba incompleta.
Bullrich, en concreto, hizo muy pocos anuncios.
Confirmó que el gobierno nacional abrió una licitación para arrancar con un nuevo dragado y que se retomaron las obras incompletas del Tramo 4 del Plan Maestro del Río Salado, que el propio gobierno había suspendido cuando llegó al poder, en diciembre de 2023, con el argumento de que no había plata para hacer obra pública.
“Esto es una etapa que ya arrancó en septiembre y octubre. La obra se reinició con un volumen de dragado de 413 mil metros cúbicos”, aseguró la ministra, que llevó fotos de esos trabajos, como para que la gente no le desconfiara.
Pero quedaba claro, con los testimonios que siguieron a las palabras de la funcionaria, que no alcanzará con una reunión, con una obra, con una promesa.
Se sucedían en los que expusieron detalles sobre los trabajos pendientes desde hace décadas, de los caminos rurales olvidados, de arreglos mal hechos que agravan el manejo del agua, de intendentes que desvían el dinero de la Tasa Vial, de parajes insospechados donde se han olvidado que hay gente que vive gente, de varios tambos que cierran sus puertas.
La inundación, más que de agua, era de angustia.
“Soy cuarta generación de queseros y no quiero ser la última, te lo pido por favor, queremos seguir adelante”, el dijo a la ministra Valentina Luberriaga, de la firma queso Lube, de Los Toldos, que genera trabajo para 35 familias. Fue la última oradora y un buen resumen de la situación. Luego de ella solo se sintió el grito exasperado de Martín de la Serna, un histórico dirigente autoconvocado de Bragado, que pidió a la política que se deje de dar vueltas.
Luego de estos momentos de alta tensión acumulada en cada testimonio, de tanta impotencia, de tanto desamparo, la tía Patricia tomó nuevamente el micrófono para decir que los problemas centrales son dos: que este años llovió mucho (500 milímetros más que los promedios históricos) y que la red de caminos rurales fue construida hace mucho tiempo y fue pensado para un país que producía mucho menos que ahora.
Pero luego más de lo mismo, la misma insensibilidad a la hora de revisar la historia: Cuando le tocó hablar sobre el Plan del Río Salado, dijo que las obras avanzaron en la presidencia de Mauricio Macri, entre 2015 y 2019, y que luego fueron abandonadas por la gestión peronista que lo continuó.
“Pero quedensé tranquilos que las obras se reanudaron a partir de septiembre”, aseguró una vez más. Luego prometió que se tramo demorado estará listo dentro de un año de plazo.
“Yo soy una fanática de la construcción de reservorios”, exclamó en otro tramo de su discurso de cierre, dando un poquito de vergüenza ajena. Muchos tragaron saliva en ese momento para no putear con esa ingenuidad que apreció sacada de una película de Disney, porque saben que en este momento no es momento de pensar en nada por el estilo, pero saben también quizás esta sea una chance concretar de comenzar a remediar las cosas, a tomarse los problemas en serio.
Cuando comenzó, con el cierre de la reunión, se acordó de otras medidas paliativas que comenzarán a aplicarse en los próximos días, donde la prioridad será recuperar la transitabilidad de los caminos rurales. Además de muchas máquinas viales, llegarán a la zona dos vehículos Unimog y un batallón de ingenieros de las Fuerzas Armadas, como´ para garantizar que nadie quede aislado por las aguas.
También indicó que el gobierno nacional abrió la billetera y conformará un fondo de 1.900 millones de pesos para gastar en la emergencia. Será dinero, en realidad, de la Ley Nacional de Emergencia Agropecuaria que maneja la Secretaría de Agricultura.
“Va a trabajarse con un análisis objetivo según el nivel de anegamiento de cada zona. Es un fondo especial agropecuario que en general se usa para gasoil peor lo vamos a ampliar para caños, para compra piedra, para lo que hagan falta”, prometió y recibió un nuevo aplauso, porque nadie hizo la cuenta para determinar que en realidad la suma es insignificante frente a la emergencia, de solo 1,34 millones de dólares.
La ministra también prometió la homologación (hasta febrero de 2026) de la declaración provincial de la Emergencia Agropecuaria para los partidos afectados, para permitir “la postergación” de los impuestos nacionales a los productores.
Allí también se mostró predispuesta a la creación de consorcios camineros donde los propios productores puedan hacerse cargo de los caminos, administrando su propio dinero de la Tasa Vial, aunque reconoció que esta debe ser una política definida desde la Provincia de Buenos Aires y los propios intendentes.
A la hora de despedirse, intentó una arenga de mayor tono político, prometiendo una reforma fiscal a favor del campo y otras proclamas libertarias que ya casi nadie se tomó el trabajo de escuchar, porque el asunto que los convocaba era otro: la inundación que arrancó en marzo y que se agrava cada día que pasa.
Fue allí que la ministra pidió a todos trabajar denodadamente, hombro con hombro, para superar la situación. “Yo los voy a ayudar. Bueno, yo voy a estar unos días porque después me voy al Senado, pero igual los voy a ayudar”, se despidió.
“Vamos a poner recursos para abrir caminos e ir hasta las familias que están aisladas”, sostuvo Bullrich.
Por Santiago Pérez Chiconi
Redactor de la sección Política en NA. Acreditado en Casa Rosada.
Buenos Aires, jueves 6 noviembre (PR/25) — La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció esta tarde que el Gobierno instalará un centro de operaciones en el municipio de 9 de Julio para brindar auxilio a los distritos del interior agrario de la provincia de Buenos Aires que se encuentran afectados por la inundaciones a raíz del desborde de la Cuenca del Río Salado.
«Vamos a poner recursos para abrir caminos e ir hasta las familias que están aisladas», señaló la funcionaria en un conferencia de prensa en Casa Rosada, donde agregó que se harán tareas de «limpieza de zanjas, desagües y alcantarillas», entre otras, para «garantizar la circulación por los caminos».
Acompañada por el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, la ministra detalló la serie de medidas orientadas a asistir a la población afectada por la emergencia hídrica, que se implementarán a través de la Agencia Federal de Emergencias (AFE).
Bullrich afirmó que «a partir de la situación que sufren los productores agropecuarios y trabajadores de una gran zona de la provincia de Buenos Aires», se ha decidido realizar «un despliegue operativo que permita abrir caminos y llegar a las familias que están aisladas y a los pueblos que atraviesan situaciones muy comprometidas».
La ministra informó que se instalará un centro de operaciones en la ciudad de 9 de Julio, donde este sábado viajará el director de la AFE, Santiago Hardie, para coordinar el trabajo con el intendente local y sus pares de General Viamonte, Bragado y Carlos Casares.
Desde Vialidad Nacional se enviarán máquinas para la limpieza de zanjas, alcantarillas y aliviadores, además de camiones volcadores y equipos especiales con personal operativo. En tanto, el Ministerio de Defensa, a través del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, sumará máquinas viales para movimientos de suelo, limpieza de drenajes y cunetas, y la instalación de puentes provisorios en los caminos más afectados.
También se desplegarán fuerzas federales con camiones y personal especializado para realizar tareas de asistencia y garantizar la conectividad en las zonas donde aún permanecen familias aisladas.
Bullrich destacó que, al mismo tiempo, el Gobierno trabajará junto a los productores agropecuarios afectados por una acumulación histórica de lluvias y detalló que cayeron «entre 1.200 y 1.800 milímetros de agua cuando más de 500 milímetros es una anomalía para esta época del año».
«El Estado nacional ha definido estar al lado de la gente; por eso el sábado los ministros vamos a ir a 9 de Julio a ponernos al frente del Comité de Emergencia», insistió. Previamente, Adorni había señalado que «el equipo del Gobierno nacional está ocupándose de los bonaerenses».
Está últimas frases aludieron al enfrentamiento político con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof. De hecho, Bullrich reconoció que la medida de instalar el centro de operaciones en 9 de Julio corrió por cuenta de la Nación y no fue analizada previamente con la gestión provincial.
«Si el gobierno provincial quiere ir a 9 de Julio será bienvenido», planteó la funcionaria, quien además recordó que «la Provincia tiene la responsabilidad sobre las obras en la Cuenca del Salado». «Hace dos semanas (el gobierno provincial) anunció obras para la Cuenca. Obras que hace 50 años que no se hacen», cerró.
Luego de las fuertes lluvias que afectaron a las localidades del centro y del este bonaerense, hay preocupación por las consecuencias para el próximo año para los productores. Las alertas sobre las obras en la cuenca del río Salado y la esperanza de que baje el nivel de lluvias
Foto: Las inundaciones en los campos bonaerenses afectarán a la producción para el año que viene
Buenos Aires, miércoles 5 noviembre (PR/25) — Las fuertes lluvias que afectaron aBuenos Aires agravaron una situación que viene complicando a los productores agropecuarios por las inundaciones en los campos del centro y este de la provincia.
Ahora, las primeras estimaciones tras un nuevo temporal apuntan a que hay más de cinco millones de hectáreas afectadas y en las que no se podrá producir al menos en los próximos meses.
En las últimas horas, el foco estuvo puesto en la localidad de Urdampilleta, en el partido bonaerense de San Carlos de Bolívar, donde el temporal que azotó a la provincia durante este martes dejó graves destrozos y una ciudad completamente afectada por los vientos y el agua.
El fenómeno meteorológico en esta ciudad comenzó pasadas las 23 horas, dejó calles cubiertas de ramas y cables caídos y provocó la falta de suministro eléctrico en la mayor parte de la población, que se mantuvo como medida preventiva.
Sin embargo, con el correr de las horas, se conoció que no fue el único lugar afectado por las precipitaciones y hay varias localidades dedicadas a la industria agropecuaria que quedaron afectadas, no solo en los campos inundados, sino por los caminos inutilizados y la complicación para pasar la maquinaria por el barro.
La cantidad de precipitaciones acumuladas en la provincia de Buenos Aires
“Sin duda tenemos que hablar de más de cinco millones de hectáreas afectadas. No solo inundadas. Porque hay algunas zonas que están inundadas, otras que no tenés piso, no podés entrar, no tenés camino. Estamos hablando de cinco millones de hectáreas hoy y no sé si no me quedo corto“, explicó Pablo Ginestet de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP).
En septiembre pasado, CARBAP sacó un informe en el que hablaba de más de tres millones de hectáreas que habían sido afectadas por la acumulación de agua en el suelo y que dificultaban la producción. Las principales localidades afectadas eran 9 de julio, Lincoln, Carlos Casares, Bolívar o 25 de mayo, polos agropecuarios del centro bonaerense.
Así se veía la humedad del suelo en el centro de la provincia de Buenos Aires en el último informe de CARBAP
Sin embargo, en las últimas semanas se sumó la parte del este y sur de la provincia, de la zona de Las Flores para el lado del mar. Justamente, Ginestet remarcó que buscarán hacer un nuevo informe para tener números exactos del impacto de las lluvias y cómo podría afectar a la producción para los próximos meses.
En ese sentido, el secretario de la entidad agropecuaria señaló que este problema es una sumatoria de cosas: por un lado, la gran cantidad de agua que cayó en los últimos meses y, por otro, la falta de obras en la cuenca del Río Salado, uno de los principales canales de agua que atraviesa toda la provincia.
“Se juntan dos cosas. Falta y mantenimiento de obras y precipitaciones muy excesivas en toda la cuenca del Salado. Porque esto primero arrancó en algo más localizado, acá en la zona centro. Después, se siguió agrandando porque empezó a llover mucho más hacia el norte y también mucho hacia el sur de la cuenca. Ha llovido mucho, lo cual hace que toda la cuenca del Salado, desde arriba hasta abajo, se termine viendo afectada”, señaló.
Desde el Gobierno bonaerense enfatizaron que hay diferentes áreas que están trabajando para asistir a los habitantes de las localidades afectadas como a los productores que también sufrieron pérdidas. En tanto, Nación declaró la emergencia agropecuaria en octubre pasado en al menos 18 localidades como Bragado, 25 de Mayo, Lincoln, Saladillo, General Belgrano, Azul, Pila y Bolívar, entre otras.
En tanto, Juan José Preciado, CEO de la consultora económica RICSA, brindó un breve análisis a este medio del impacto para los productores agropecuarios debido a las complicaciones para acceder a los campos.
“El problema de las inundaciones se agrava porque más del 60% de los caminos rurales en Argentina son de tierra o ripio. La red vial supera los 620.000 kilómetros, pero la falta de infraestructura adecuada genera sobrecostos logísticos de casi 900 millones de dólares anuales al sector agropecuario”, apuntó Preciado.
“Cada kilómetro de camino en mal estado que recorre un camión con granos implica 20 centavos adicionales en pérdidas por mayor consumo de combustible, tiempo y deterioro de vehículos”, agregó.
La pérdida de la producción y lo que viene para el 2026
El principal temor que pasan los productores no es únicamente para la recomposición rápida de sus tierras para que estén en condiciones de sembrar y cosechar lo más rápido posible, sino por las pérdidas que pueden generar estas inundaciones para el próximo año.
“Este año no solo que no se pudo cumplir con los compromisos a tiempo, tampoco se pudo sembrar ni continuar con las cadenas productivas de este año, que son los resultados que esperábamos tener el próximo año”, describió Erica Moro, secretaria de la Sociedad Rural de Carlos Casares en el Canal Rural.
Y añadió: “El problema es superficies anegadas, baja producción, compromisos impagos, falta de dinero y, sobre todo, a esto le tenemos que sumar la falta de atención de las autoridades. Necesitamos que tomen conciencia y nos vengan a ayudar. Que al menos nos vengan a visitar para que vean la gravedad del problema, que no estamos exagerando en nada”
En este marco, cabe de mayo a julio se lleva a cabo la siembra de lo que se conoce como cosecha fina, que incluye trigo, cebada, centeno. Por lo general, en esta época del año (noviembre a enero) es cuando se levanta de la tierra. Mientras que la siembra de la cosecha gruesa, que abarca maíz, soja o girasol, es entre septiembre y diciembre, para producción se da entre marzo y mayo.
Las pérdidas de las cosechas en los campos bonaerenses podrían afectar a los rendimientos y las reservas para el año que viene
Justamente, Ginestet explicó que esto afecta tanto a los que se dedican al agro como a los que están abogados a la ganadería. “Lo que es la cuenca baja del río Salado, ahí predomina la ganadería. Si bien la ganadería se ve afectado, los animales los vas corriendo, no es que perdés animales necesariamente”, sostuvo.
Pero aclaró que en el área agrícola, lo que ocurre es que cuando empezó la inundación se perdió «parte de la soja que se tenía que haber cosechado entre abril y mayo». “Todo lo que era trigo se perdió porque no se pudo sembrar. No va a haber en toda esa zona”, agregó.
Y continuó: “Mucho de lo que se sembró se terminó perdiendo porque la superficie inundada fue aumentando, sobre todo en agosto. Y a su vez, lo que está en duda es cuánto de la gruesa se va a poder sembrar, de maíz de primera, que se siembra en septiembre y octubre”.
Por último, Ginestet puntualizó que “lo que hay que hacer es terminar la obra del Salado, que obviamente que se necesita una decisión política, pero bueno, debe llevar tres o cuatro años de obras por lo menos. O sea que en la inmediatez es muy poco lo que hay para hacer”
Todo esto se da en el marco donde se esperan tres meses en los que varias regiones del país podrían registrarse lluvias inferiores a los valores habituales, en coincidencia con un aumento en las temperaturas, según adelantó el Servicio Meteorológico Nacional.
La nueva herramienta complementa la información sobre agua en el suelo y permite identificar zonas donde las precipitaciones superan la capacidad de almacenamiento. Una innovación clave para la planificación agrícola y la gestión territorial.
Buenos Aires, jueves 30 octubre (PR/25) — El agua es un factor determinante para la producción agropecuaria, su falta limita el rendimiento y su exceso dificulta las labores de siembra o cosecha.
Para aportar soluciones concretas, el Instituto de Clima y Agua del INTA incorporó a la plataforma SEPA (Sistema de Estimación de la Producción Agropecuaria) un nuevo producto: mapas de excedentes hídricos.
“El objetivo es mostrar en qué lugares las precipitaciones superan la capacidad de retención de agua de los suelos, generando un excedente que puede escurrir, recargar napas o acumularse en superficie”, explicó Lucas Gusmerotti, investigador del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar.
Estos mapas se suman a los que ya están disponibles en la plataforma —agua en el suelo, variación de agua disponible y confort hídrico— y se actualizan cada 10 días, utilizando información satelital, cartas de suelo del INTA y datos meteorológicos de la red INTA-SMN.
“Con este nuevo producto, los productores podrán anticiparse a los problemas que generan los excesos de agua, planificar labores y comprender mejor la dinámica hídrica de sus lotes y regiones”, destacó Jorge Mercau, especialista de recursos naturales del INTA San Luis.
Los excedentes hídricos se expresan en milímetros de lámina de agua y se generan cuando las precipitaciones superan la evapotranspiración y colman la capacidad de almacenamiento del perfil del suelo. Según el modelo de SEPA, ese excedente sale del sistema: puede recargar napas freáticas, escurrir hacia cursos de agua o permanecer en superficie, afectando tareas agrícolas.
“En épocas de perfiles llenos, baja evapotranspiración y lluvias abundantes, los excedentes pueden permanecer largo tiempo en superficie, complicando siembras o cosechas. Poder visualizarlo con anticipación es una herramienta de gran valor”, subrayó Gusmerotti.
Los mapas de excedentes hídricos, junto con el resto de los productos de SEPA, se publican en acumulados mensuales —al 10, 20 y fin de mes— y están disponibles de manera abierta en la web del sistema.
Con este desarrollo, el INTA reafirma su compromiso en ofrecer información estratégica para la gestión del agua, un recurso cada vez más crítico para la producción agropecuaria y la sostenibilidad de los territorios.
Se trata de un dispositivo que combina sensores de alta precisión con autonomía energética y conectividad remota para enviar la información en tiempo real al celular del productor. Este logro del INTA permite optimizar el riego, anticipar riesgos y planificar el uso del agua, aportando datos estratégicos para la gestión agropecuaria y ambiental.
Buenos Aires, jueves 23 octubre (PR/25) — El agua es el insumo clave para la agricultura y la ganadería. Sin embargo, en muchos establecimientos, los niveles de agua se desconocen hasta que la falta o el exceso se convierten en un problema. Frente a esto, investigadores del Instituto de Ingeniería Rural y del Instituto de Clima y Agua del INTA desarrollaron un prototipo que integra las funciones de limnímetro y freatímetro, que permite monitorear en forma continua tanto el agua superficial como el agua subterránea, enviando la información en tiempo real al celular del productor.
Con alimentación solar, precisión validada y capacidad de transmitir información en tiempo real, el prototipo se proyecta como una herramienta de alto impacto para la agricultura argentina, en un contexto donde la variabilidad climática y la competencia por el recurso hídrico obligan a tomar decisiones rápidas y fundamentadas.
“Este prototipo combina un sensor hidrostático de presión que mide la presión ejercida por la columna de agua, con tecnología propia para su control, autonomía, manejo y almacenamiento de datos: microcontrolador, memoria interna, sistema autónomo solar, conectividad Bluetooth y módulo celular con GPS”, explicó Nicolás Clemares, investigador del Instituto de Ingeniería Rural del INTA Castelar.
De acuerdo con Clemares, “el sistema registra continuamente las variaciones del nivel de agua con exactitud de ±0.5 % de fondo de escala de la sonda y transmite datos remotamente vía SMS con resúmenes diarios y alertas personalizadas”. Además, “su conectividad Bluetooth permite descargas completas de datos, mientras que la configuración remota optimiza el funcionamiento según el objetivo específico de cada instalación”, afirmó el especialista.
En ese sentido, aseguró que las pruebas de caracterización demostraron que las mediciones son equiparables a instrumentos comerciales calibrados y el desarrollo cumple con estándares de precisión y confiabilidad.
Como limnímetro, el dispositivo se instala en fuentes de agua superficial como ríos, arroyos, canales, reservorios y tajamares, midiendo la altura de la columna de agua. Como freatímetro, se ubica en pozos o perforaciones para medir la profundidad del nivel del agua subterránea desde la superficie.
“Dependiendo de su ubicación, el prototipo del INTA permite diferentes aplicaciones: cuando se instala como freatímetro, optimiza el riego conociendo el nivel del agua subterránea, ayuda en la selección de cultivos según la profundidad freática y permite monitorear las variaciones estacionales de los acuíferos. Como limnímetro genera alertas tempranas de crecidas en cursos de agua, facilita controlar niveles en reservorios y planificar la carga animal según la disponibilidad de agua en diferentes épocas del año”, expresó Sofía Havrylenko, investigadora del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar.
Havrylenko aclaró que el equipo mide niveles de agua con alta precisión, pero no determina caudales, volúmenes totales ni parámetros de calidad como salinidad o pH. “Es una herramienta de monitoreo que registra el estado actual de los niveles de agua, proporcionando datos objetivos para la toma de decisiones, pero no reemplaza estudios hidrológicos profesionales cuando se requiere información más compleja”, puntualizó.
Más allá del beneficio directo para cada establecimiento, esta herramienta tiene un potencial estratégico: los datos obtenidos pueden integrarse en redes de monitoreo regionales, que generan información clave para la gestión de cuencas, la planificación territorial y el diseño de políticas públicas de uso del agua.
“Nuestro objetivo es aportar soluciones prácticas que conecten ciencia y producción. Esta tecnología estará lista para implementarse en establecimientos agropecuarios, organismos públicos y proyectos que lo requieran, contribuyendo a un manejo sostenible del recurso más importante: el agua”, concluyó la especialista.
Los datos generados por estos equipos pueden integrarse en redes de monitoreo regionales, aportando información estratégica para la gestión integrada de cuencas y planificación territorial.
Buenos Aires, miércoles 1 octubre (PR/25) — El Gobierno Nacional declaró este miércoles la emergencia agropecuaria y/o desastre agropecuario para explotaciones agrícolas y ganaderas de varios partidos de la provincia de Buenos Aires afectadas por inundación.
La medida fue oficializada mediante la Resolución 1450/2025 del Ministerio de Economía, publicada en el Boletín Oficial. La declaración tiene vigencia desde el 1° de mayo de 2025 y hasta el 31 de octubre de 2025.
La resolución se basa en una recomendación de la Comisión Nacional de Emergencias y Desastres Agropecuarios, que analizó un decreto provincial presentado por Buenos Aires.
La fecha de finalización del ciclo productivo para las explotaciones afectadas se estableció para el 31 de octubre de 2025.
Los partidos comprendidos en la medida son Hipólito Yrigoyen, General Alvear, General Viamonte, Las Flores, Chivilcoy, Junín, Roque Pérez, General Lamadrid, Chacabuco y Monte. La resolución especifica las circunscripciones afectadas dentro de cada uno de estos distritos.
Para acceder a los beneficios de la Ley 26.509, los productores deberán presentar un certificado extendido por la autoridad provincial competente que acredite que sus explotaciones se encuentran comprendidas en la emergencia.
El gobierno provincial, a su vez, deberá remitir a la Comisión Nacional el listado de los productores afectados junto con una copia de dicho certificado.
La normativa instruye a las instituciones bancarias nacionales, oficiales o mixtas, y a la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) a arbitrar los medios para que los productores comprendidos en la resolución gocen de los beneficios previstos en la ley.