Advierten que los ríos glaciares se están volviendo verdes por el calentamiento global

Advierten que los ríos glaciares se están volviendo verdes por el calentamiento global

 Un estudio analizó 164 ríos de montaña y alertó sobre la desaparición de microorganismos esenciales que purifican el agua. La pérdida de hielo altera los ecosistemas microbianos en las zonas más frías del planeta
Buenos Aires, miércoles 26 marzo (PR/25) –Las secuelas del cambio climático están a la vista, tanto en los trópicos como en las regiones más heladas del planeta. Los glaciares se están derritiendo a una velocidad que no tiene precedentes, y con ellos, también desaparece algo que no se ve a simple vista: formas de vida microscópicas, únicas y fundamentales para el equilibrio ambiental.
Científicos suizos analizaron más deCientíficos suizos analizaron más de 2.300 tipos de bacterias en arroyos glaciares de todo el mundo (EPFL/Mike Styllas)

Científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), Suiza, acaban de publicar un estudio que muestra cómo los arroyos que nacen en los glaciares, y que alimentan muchos de los ríos más importantes del mundo, están a punto de transformarse para siempre.

El cambio de estos ecosistemas va a alterar profundamente las comunidades microbianas que viven en ellos, lo que tendrá consecuencias que todavía no terminamos de dimensionar.

Los arroyos alimentados por glaciaresLos arroyos alimentados por glaciares podrían volverse más verdes en el futuro (AP Foto/Matthias Schrader, Archivo)

Cuando uno piensa en glaciares, tal vez se imagine una gran masa de hielo quieta, silenciosa, allá arriba en las montañas. Pero en realidad, esos glaciares son el punto de partida de una enorme red de agua en movimiento. De ellos nacen ríos que cruzan valles, abastecen ciudades y sostienen economías enteras. En Suiza, por ejemplo, el Ródano, el Inn y el Adigio tienen origen glacial. Y lo que pase allá arriba afecta todo lo que pasa río abajo.

Ahora, un equipo de investigación internacional, coordinado por la EPFL en el marco del proyecto Vanishing Glaciers, acaba de demostrar que el deshielo no solo implica perder agua. También cambia por completo el tipo de vida que hay en esos arroyos.

“Los arroyos glaciares son las fuentes de algunos de los sistemas fluviales más grandes del mundo y suministran agua vital a miles de millones de personas”, explicó Hannes Peter, del Laboratorio de Ecosistemas Fluviales de la EPFL, en un comunicado.

Hasta ahora, ningún estudio había descrito cómo sería este cambio desde el punto de vista de los microorganismos que habitan esos ambientes. Este nuevo trabajo, publicado en Nature Communications, completa ese vacío: permite asomarse a lo que puede pasar en esos arroyos de acá a fin de siglo.

Lo que pasa con el hielo también pasa con los microbios

Los arroyos glaciales, antes hostilesLos arroyos glaciales, antes hostiles a las algas, ahora se están volviendo más verdes por el aumento de temperatura (REUTERS/Denis Balibouse)

El equipo liderado por Massimo Bourquin, quien fue doctorando en la EPFL y ahora es experto técnico en microbiomas, trabajó con muestras de agua tomadas en 164 arroyos glaciares repartidos por el mundo.

Analizaron más de 2.300 tipos distintos de bacterias. Lo que querían saber era cómo reacciona esta comunidad microbiana cuando el entorno cambia: qué especies desaparecen, cuáles se fortalecen, cómo se reorganiza el ecosistema.

“Reconstruimos y analizamos datos genéticos, y después los cruzamos con variables del clima, del entorno y de los propios glaciares para armar modelos predictivos”, contó Bourquin. Además de estudiar cada bacteria por separado, también observaron el microbioma como un todo: su diversidad, su composición, y cómo están distribuidas las especies raras y las dominantes.

Una de las cosas que más les llamó la atención fue que, a pesar de haber tomado muestras en lugares tan distintos, los microbiomas eran muy parecidos. “Esto se debe a las condiciones extremas propias de los glaciares”, dijo Bourquin. En esos arroyos, el agua es helada, el caudal cambia todo el tiempo, hay pocos nutrientes, poca luz, poca oxigenación y muchos sedimentos que la enturbian. Esa combinación tan dura hace que solo un tipo de vida muy especializado pueda sobrevivir.

Cuando el agua se vuelve verde

En la Península Antártica, unoEn la Península Antártica, uno de los lugares más fríos y remotos del planeta, el paisaje está cambiando de forma visible: lo blanco está cediendo lugar al verde

Uno de los grandes hallazgos del estudio es que esos arroyos grises y turbios podrían volverse más verdes. Literalmente. A medida que se derrite el hielo, el agua se calienta, se vuelve más clara y más rica en nutrientes. Y en ese nuevo contexto, las algas empiezan a ganar espacio.

“Las condiciones actuales en estos arroyos son tan extremas que muchos microorganismos que suelen encontrarse en los arroyos alpinos, y especialmente las algas, no pueden vivir en ellos”, explicó Bourquin. Pero si el ambiente cambia, esas algas van a proliferar. Y con ellas, vendrán más bacterias, más fotosíntesis y más materia orgánica disponible.

Eso parece una buena noticia, pero también tiene su lado oscuro. El microbioma que existe hoy en esos arroyos, adaptado a lo extremo, desaparecerá. Las bacterias especializadas, que hoy cumplen funciones esenciales, no podrán sobrevivir. “Es probable que algunas no puedan adaptarse a las nuevas condiciones, y que otras especies, más oportunistas, tomen el control”, advirtió Bourquin.

El glaciar Aletsch podría desaparecerEl glaciar Aletsch podría desaparecer en 75 años sin medidas contra el calentamiento global (AP Photo/Matthias Schrader, File)

Y esto no es un detalle menor. Aunque nadie las ve, esas bacterias purifican el agua, reciclan nutrientes y regulan ciclos clave como el del nitrógeno o el del carbono. “Estamos perdiendo un microbioma único”, remarcó Tom Battin, director del laboratorio RIVER de la EPFL. “Estos microorganismos sustentan la cadena alimentaria y son cruciales para muchos equilibrios ambientales”.

A partir del trabajo en Vanishing Glaciers, surgió una nueva iniciativa global: el Programa de Administración de Glaciares, impulsado por la EPFL, la ETH de Zúrich y la Universidad de Innsbruck, con apoyo de más de veinte centros de investigación en todo el mundo.

Este programa tiene tres líneas de acción muy concretas: primero, probar técnicas que permitan frenar el derretimiento a nivel local. Segundo, mejorar los sistemas de alerta temprana para que las comunidades cercanas estén mejor protegidas. Y tercero, crear un biobanco que conserve los microorganismos glaciales antes de que se extingan, para poder estudiar su potencial y preservar su diversidad.

La idea no es solo proteger lo que queda, sino también aprender de esos ecosistemas. Tal vez muchas de esas bacterias tengan aplicaciones que aún desconocemos, o capacidades que podrían ayudarnos a enfrentar otros problemas relacionados con el cambio climático.

Lo que está pasando en las montañas no es tan lejano

La desaparición de La Corona,La desaparición de La Corona, en Venezuela, degradado a campo de hielo tras reducirse de más de 1.100 hectáreas a menos de cinco, convierte a este país sudamericano en el único de la cordillera de los Andes sin glaciar (Charles Brewer-Carías)

El contexto más amplio de este proceso fue subrayado recientemente por la UNESCO, que declaró 2025 como el Año Internacional de la Preservación de los Glaciares. El organismo alertó sobre la desaparición de glaciares en lugares tan distantes como los Andes, los Alpes, el Everest o el Kilimanjaro. En Venezuela, por ejemplo, el país perdió su último glaciar, La Corona, en 2023.

Según la UNESCO, no se trata solo de agua o de microbios. La desaparición del hielo está afectando el ciclo hidrológico, elevando el nivel del mar, y alterando la vida de comunidades que conviven con estos ecosistemas hace siglos. Muchas de ellas, como las que participan en la peregrinación al santuario del Señor de Qoyllurit’i en Perú, están viendo cómo su cultura también se deshace junto al hielo.

La advertencia es clara: lo que ocurre hoy en las cumbres afecta lo que pasa en los valles, en las costas y en las ciudades. El cambio ya está en marcha. Y mientras el hielo se derrite, también desaparecen formas de vida que no podemos reemplazar.

La Antártida también se vuelve verde: señales del cambio en el fin del mundo

El año pasado, Infobae publicó un estudio realizado por las universidades de Exeter y Hertfordshire, junto al British Antarctic Survey, que reveló que la Península Antártica está cambiando de color.

En los últimos 40 años, la vegetación—sobre todo musgos y líquenes—se multiplicó por diez, ocupando áreas donde antes solo había hielo. Este cambio, monitoreado por imágenes satelitales, encendió las alarmas de la comunidad científica, que ve en este reverdecimiento una señal clara del impacto del calentamiento global en una de las regiones más frías y remotas del planeta.

La expansión vegetal no es solo una curiosidad visual: puede alterar profundamente los ecosistemas locales. La formación de suelo favorece la llegada de nuevas especies, incluidas invasoras, que podrían desplazar a las nativas y cambiar la dinámica ecológica. Además, menos superficies blancas significa menor capacidad de reflejar la luz solar, lo que acelera el calentamiento. “Podríamos estar viendo los primeros signos de una alteración significativa”, advirtió Thomas Roland, de la Universidad de Exeter.

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Fuente: Infobae

Los incendios forestales en Argentina: una crisis recurrente que exige previsión y respuestas

Los incendios forestales en Argentina: una crisis recurrente que exige previsión y respuestas

Ante un escenario de cambio climático que amplifica y agrava las consecuencias del mal manejo del fuego, la Patagonia argentina atraviesa una situación crítica. Desde Fundación Vida Silvestre remarcan la necesidad de implementar estrategias integrales que prioricen la prevención y respuesta temprana, cómo también la restauración de las áreas incendiadas.

Buenos Aires, 4 de febrero de 2025.- Lamentablemente, cada año los incendios se vuelven una noticia más frecuente en Argentina, especialmente en épocas de altas temperaturas. El comienzo de 2025 no fue la excepción, con focos activos que amenazan ecosistemas, hogares y economías locales.

En nuestro país, la temporada de incendios varía según la región geográfica, incrementándose generalmente durante el verano, cuando las condiciones extremas suelen generar fuegos de gran amplitud e intensidad. De esta manera, los efectos del calentamiento global y el cambio climático hacen más recurrentes los eventos extremos de altas temperaturas, baja humedad relativa y fuertes vientos, generando una situación de alto riesgo que puede devenir en incendios de gran escala y difíciles de controlar.

En los meses de verano las provincias del sur tienen un elevado riesgo de incendios forestales, pero también, las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco y Buenos Aires deben tener las precauciones correspondientes ya que el mayor riesgo de incendio en estas provincias se concentra de octubre hasta marzo.

El impacto de los incendios en Chubut y Río Negro

En la provincia de Chubut, entre el foco activo del Río Pico y Epuyén, se reportan 6.830 hectáreas afectadas, incluyendo bosques, matorrales y pastizales, según el Servicio Provincial de Manejo del Fuego de la provincia. En Río Negro, el Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales informa que en el foco “confluencia” los incendios ya afectaron más de 2.800 hectáreas. Dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, se informan 10.764 hectáreas afectadas en el sector Los Manzanos y en el sector El Manso y en el Parque Nacional Lanín, zona centro en el Valle Magdalena, se estiman que fueron afectadas 4.100 hectáreas.

En algunas de estas localidades de la región patagónica, el reemplazo del bosque nativo por especies exóticas, como diversas variedades de pinos, formó parte de una política forestal impulsada desde los años 60 con el objetivo de fomentar el desarrollo.

Sin embargo, en muchos casos, estas plantaciones no recibieron el manejo adecuado, con falta de podas, raleos y cosecha en los tiempos oportunos. Además, su capacidad de expansión no fue controlada, lo que ha generado impactos en el paisaje y un aumento en la disponibilidad de material combustible. Esto contribuye a la propagación de los incendios forestales, incrementando el riesgo en la región.

“En lo que va del año los seis focos activos más importantes de la región arrasaron casi 25 mil hectáreas, una superficie equivalente a más de un tercio de la Ciudad de Buenos Aires o más de 35.000 canchas de fútbol. La magnitud de la destrucción pone en evidencia la urgencia de implementar medidas de prevención y respuesta más efectivas para frenar esta crisis recurrente” señaló Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina.

Agregó “No podemos seguir reaccionando únicamente cuando el fuego ya está fuera de control. La crisis climática exige un cambio de enfoque: necesitamos estrategias integrales que prioricen la prevención, la respuesta temprana, cómo también la restauración de las áreas incendiadas, además del combate activo de los incendios”.

Los incendios, que se encuentran entre los principales problemas ambientales que preocupan a la sociedad argentina*, no solo destruyen ecosistemas, sino que también afectan cultivos y viviendas, comprometiendo la seguridad alimentaria y los medios de vida de miles de personas. Es fundamental que quienes resulten afectados, reciban el apoyo necesario para su recuperación.

También está el hecho que en varios casos los incendios son intencionales.

Marco legal en Argentina

En 2013 se creó por Ley de presupuestos mínimos ambientales el Sistema Federal de Manejo del Fuego, que integra al Servicio Nacional de Manejo del Fuego, autoridades nacionales, las provincias, la Administración de Parques Nacionales y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La ley establece que se deben elaborar los Planes de Manejo del Fuego, tanto a nivel provincial, como regional y nacional, a los fines de planificar la prevención y supresión del fuego y la coordinación entre jurisdicciones, así como la elaboración del Sistema Nacional de Alerta Temprana y Evaluación de Peligro de Incendio. Asimismo, el Servicio, presta asistencia cuando las jurisdicciones provinciales lo solicitan, brindando personal capacitado, recursos logísticos y operativos, y medios aéreos para combatir los incendios. Por otro lado, la Ley de Manejo del Fuego y la Ley de Bosques Nativos exigen la restauración de los ambientes incendiados.

Recientemente, la administración del Sistema Nacional de Manejo del Fuego pasó de la órbita ambiental al Ministerio de Seguridad. Sin embargo, la falta de un Plan Nacional de Manejo del Fuego, a pesar de estar establecido por ley, representa una grave falencia en la planificación para la prevención y supresión de incendios. Actualmente, existen únicamente pautas y metas anuales que incluyen necesidades operativas, equipamiento, capacitaciones y servicios de medios aéreos, pero sin un Plan Nacional integral.

“Es urgente e importante que exista coordinación entre Nación y las provincias, así como entre los diferentes estamentos involucrados, para lograr una rápida respuesta ante el inicio de cualquier foco ígneo. También es clave consolidar y mejorar el Servicio Nacional de Manejo del Fuego, que no solo necesita recursos aéreos y terrestres, sino también personal con la seguridad laboral necesaria para estar a la altura del enorme desafío que implica prevenir y controlar incendios forestales o los llamados de interfase, que impactan en áreas rurales y urbanas de manera simultánea”, enfatizó Jaramillo.

Incendios y cambio climático: una combinación que se necesita evitar

El informe de WWF “Incendios, bosques y el futuro: una crisis fuera de control” señala que a nivel global el 75% de los incendios son causados por la actividad humana, ya sea de manera intencional o por negligencias. En este contexto, el cambio climático amplifica y agrava los incendios debido a la falta de regulaciones, previsión y prevención.

Además, según el Servicio de Cambio Climático Copernicus, 2024 fue el año más cálido de la historia a nivel global. El planeta superó la temperatura de 1.5°C respecto de los niveles preindustriales, lo que genera eventos extremos como olas de calor, sequías prolongadas, intensas precipitaciones e inundaciones.

“La historia se repite, cada vez con mayor intensidad, afectando a la naturaleza, a las personas, a sus propiedades y a sus medios de vida. Bellos paisajes, hábitat de gran cantidad de biodiversidad, esfuerzo y sueños de ciudadanos y emprendedores se hacen literalmente humo y cenizas. Quienes inician intencionalmente el fuego son responsables, los funcionarios públicos nacionales y provinciales que no aseguran los medios para la prevención y control de estas anunciadas tragedias, también lo son” concluyó Manuel Jaramillo.

 

*Nota: El dato se desprende de una investigación de opinión pública realizada de manera online por Ágora Consultores durante septiembre de 2024 a nivel nacional, con 6.241 casos totales.

Acerca de Vida Silvestre

La Fundación Vida Silvestre Argentina es una organización no gubernamental, de bien público y sin fines de lucro, creada en 1977. Su misión es proponer e implementar soluciones para conservar la naturaleza, promover el uso sustentable de los recursos naturales y una conducta responsable en un contexto de cambio climático. Desde 1988 está asociada y representa en la Argentina a WWF, una de las organizaciones independientes de conservación más grande del mundo, presente en 100 países. Para más información: www.vidasilvestre.org.ar

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Fuente: Vida Silvestre

De la sostenibilidad también depende la salud y el bienestar

De la sostenibilidad también depende la salud y el bienestar

 
La crisis climática que estamos atravesando a nivel mundial no es simplemente un problema ambiental. La Organización Mundial de la Salud identifica el cambio climático como uno de los mayores desafíos para la salud que se enfrenta en el siglo XXI, ya que afecta el aire, el agua potable, los alimentos y el hogar de la humanidad.
Buenos Aires, 29 de enero (PR/25) .- Esto se ve agravado por los eventos climáticos extremos del último tiempo que, además de los destrozos que dejan a su paso en las localidades, causan lesiones, facilitan la propagación de infecciones y enfermedades, y muchas personas pierden la vida. Las prácticas agrícolas juegan un papel clave en este escenario: los métodos convencionales han provocado la degradación del suelo y redujeron la calidad nutricional de los cultivos. Esto afecta de manera directa la salud y nutrición de las personas.
En este sentido, la trazabilidad y verificación a lo largo de las cadenas de valor agroalimentarias son los pilares para fomentar mejores prácticas agrícolas que impacten de manera positiva en los cultivos, alimentos y, en consecuencia, en la salud y en el ambiente. Estas tecnologías, además de registrar el proceso productivo, permiten medir indicadores ambientales, saludables, nutricional es y llevar adelante acciones que impulsen un cambio significativo.
Tanto productores como empresas y consumidores pueden acceder a la información que se releva y asumen la responsabilidad de hacer cumplir las normativas vigentes. “La trazabilidad asegura transiciones sólidas hacia sistemas productivos y alimentarios más saludables y conscientes, al mismo tiempo que reduce los riesgos de aumento del calentamiento global, desertificación, greenwashing y la posibilidad de manipular la información obtenida”, señaló Diego Hoter, CEO y Co-Founder de ucrop.it.
Sin estos sistemas se da lugar al escenario opuesto: prácticas no registradas ni verificadas que llevan a afirmaciones ambientales falsas; productos “saludables” que no son seguros y el aumento de los riesgos asociados con el calentamiento global, la desertificación, pérdida de biodiversidad y el greenwashing. Como resultado, se genera desconfianza y se retrasa la acción colectiva que se necesita para asegurar la supervivencia y prosperidad de la humanidad.
Los sistemas de trazabilidad fomentan métodos agrícolas sostenibles, saludables para el planeta y las especies, que mejoran las condiciones de los cultivos y producen un ciclo positivo: los suelos nutritivos ricos en microorganismos impulsan el crecimiento y la resistencia de las plantas; y se producen alimentos que contribuyen con el bienestar de las personas y la sostenibilidad del planeta. Además, “estas prácticas llevan a la producción de biocombustibles renovables y respaldan otras cadenas de valor como textil, reducen la dependencia de los combustibles fósiles, promueven el uso responsable de los recursos, mueven a las personas a ser más conscientes con los productos que consumen y más exigentes con el cumplimiento de normativas ambientales y saludables”, resaltó Hoter.
Otro de los efectos de la degradación de los ecosistemas a través de la deforestación y la agricultura intensiva son paisajes áridos, donde se disminuye la capacidad de la tierra para sostener la vida. Nada vive en un desierto, marte es una prueba de ello.
Revertir esta tendencia no se trata solo de ser ecológico; se trata de preservar la vida humana. De todos depende la restauración del ecosistema y que el planeta siga siendo habitable para las generaciones futuras. Cabe recordar entonces, que tan importante como los esfuerzos de transición a una agricultura naturalmente positiva a escala global, es también probarlo en forma verificada.
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Fuente: UCrop it
Vida Silvestre: 2024, el año que nos pasamos de la raya

Vida Silvestre: 2024, el año que nos pasamos de la raya

El planeta superó la temperatura de 1.5°C respecto de los niveles preindustriales

Buenos Aires, jueves 23 enero (PR/25) — 2024 fue confirmado como el año más cálido registrado a nivel global, según el Servicio de Cambio Climático Copernicus (CS3) de la Unión Europea.

Por primera vez, la temperatura promedio del planeta superó los 1,5°C respecto a niveles preindustriales. Aunque fenómenos naturales como El Niño contribuyeron, el récord está vinculado directamente con el cambio climático causado por la actividad humana.

La noticia contrasta con los compromisos asumidos por los países, incluyendo a la Argentina, en el Acuerdo de París, donde se estableció como objetivo limitar el aumento de la temperatura global a 1.5°C para evitar consecuencias catastróficas para el clima. Sin embargo, los datos recopilados por C3S así como otras instituciones internacionales revelan temperaturas sin precedentes en la atmósfera y los océanos. Es importante subrayar que estos rebasamientos temporales no significan que el objetivo de 1,5 °C  del Acuerdo de París se haya perdido de forma permanente, ya que éste se refiere a un calentamiento a largo plazo durante décadas. 

La temperatura promedio global alcanzó los 15.10°C, superando en 0.72°C el promedio comprendido entre 1991 y 2020, y marcando un aumento de 0.12°C respecto al récord anterior de 2023. Además, 11 de los 12 meses del año superaron los 1.5°C sobre niveles preindustriales. El impacto fue notable en los océanos, donde la temperatura superficial anual alcanzó un máximo histórico que promedió los 20.87°C. En los polos, el hielo marino alcanzó mínimos históricos en varias épocas del año.

Este aumento extremo de temperaturas también incrementó el estrés térmico, afectando al 44% del planeta en su punto máximo en julio. A su vez, regiones como Europa registraron su año más cálido, con 10.69°C, donde las primaveras y veranos se sintieron más calientes que nunca, con consecuencias visibles en eventos climáticos extremos como olas de calor e intensas lluvias.

Carlos Tanides, coordinador del programa Ciudades, Clima y Energía de Fundación Vida Silvestre Argentina, explicó: “aunque no se lograron grandes avances, en los últimos meses presenciamos un creciente rechazo a reconocer la actividad humana como la principal causa del cambio climático, lo que representa un grave retroceso. Esta negación oculta las acciones necesarias para abordar la crisis, como reducir el uso de combustibles fósiles, detener la deforestación y corregir la urbanización descontrolada. Hoy, más que nunca, este compromiso se encuentra en serio peligro, y con él, nuestras posibilidades de cambiar el rumbo antes de que sea demasiado tarde.” 

“Debemos unirnos para responder de manera contundente y adecuada. Es urgente que, desde cada rincón del planeta, actuemos localmente para cambiar la trayectoria de las emisiones. Lo que decidamos hacer ahora es más crucial que nunca, y las soluciones están a nuestro alcance, también en Argentina. La acción inmediata debe enfocarse en medidas como impulsar las energías renovables, eliminar gradualmente los combustibles fósiles, optimizar los sistemas de transporte, promover la eficiencia energética en hogares y edificios, implementar los principios de la economía circular e invertir en tecnologías verdes que transformen la industria y los sistemas alimentarios. agregó Tanides.

El mensaje del planeta es claro: si bien 2024 marca un alarmante hito, aún estamos a tiempo de tomar medidas decisivas y basadas en evidencia para mitigar los efectos del cambio climático, y todos los sectores de la comunidad global deben contribuir para ello.

Acerca de Vida Silvestre
La Fundación Vida Silvestre Argentina es una organización no gubernamental, de bien público y sin fines de lucro, creada en 1977. Su misión es proponer e implementar soluciones para conservar la naturaleza, promover el uso sustentable de los recursos naturales y una conducta responsable en un contexto de cambio climático. Desde 1988 está asociada y representa en la Argentina a WWF, una de las organizaciones independientes de conservación más grande del mundo, presente en 100 países. Para más información:  www.vidasilvestre.org.ar

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Fuente: Fundación Vida Silvestre

Sequías, inundaciones y tormentas, y otros pueden impactar desde la producción hasta el consumo de los alimentos

Sequías, inundaciones y tormentas, y otros pueden impactar desde la producción hasta el consumo de los alimentos

Nuevo informe de Naciones Unidas asegura que al menos 20 países de América Latina y el Caribe están altamente expuestos a eventos climáticos extremos, afectando su seguridad alimentaria

Buenos Aires, martes 21 enero (PR/25) — El documento explica que eventos como sequías, inundaciones y tormentas, y otros pueden impactar desde la producción hasta el consumo de los alimentos, poniendo en riesgo los avances logrados en la reducción del hambre y la malnutrición en todas sus formas la región.

El lunes  27 de enero de 2025, a las 12:00 horas de Chile/10:00 horas Panamá/ 10:00 horas Washington, se lanzará el nuevo Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición en América Latina y el Caribe, realizado en conjunto por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

El reporte entrega una visión detallada de los indicadores de hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición en cada uno de los países de América Latina y el Caribe y explica las causas por las que la inseguridad alimentaria de la región cae por debajo del promedio mundial, por primera vez en 10 años.

Al mismo tiempo, la edición 2024 del Panorama se concentra en el fomento de la resiliencia frente a la variabilidad del clima y los eventos extremos para la seguridad alimentaria y la nutrición. El reporte busca apoyar a los países en la elaboración de políticas públicas para fortalecer la resiliencia de los sistemas agroalimentarios, permitiendo la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 Hambre Cero.

El reporte concluye que 20 países de la región tienen alta exposición a eventos climáticos extremos, mientras que 14 se han definido como vulnerables frente a los mismos. Al analizar los países afectados (que presentan una combinación de ambas categorías) se observa un aumento del hambre de 1,5 puntos porcentuales, lo que representa un desafío para que la disminución de la prevalencia de hambre e inseguridad alimentaria de la región en los últimos dos años pueda ser una tendencia para acelerar el cumplimiento de las metas del ODS2.

El informe se presentará en una conferencia de prensa en la que participarán autoridades y especialistas de las agencias que suscriben el Panorama 2024.

QUÉ

Lanzamiento informe Panorama de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en América Latina y el Caribe: Fomentando la resiliencia frente a la variabilidad del clima y eventos extremos para la seguridad alimentaria y la nutrición.

CUÁNDO

Lunes 27 de enero de 2025, a las 12:00 horas de Chile (UTC-3) / 10:00 horas Panamá-Washington (UTC-5).

QUIÉNES

  • Mario Lubetkin, Subdirector General y Representante Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe.
  • Sra. Rossana Polastri, Directora Regional de la División de América Latina y el Caribe del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
  • Dr. Jarbas Barbosa, Director de la Organización Panamericana de la Salud, Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).
  • Sra. María Dolores Castro, Directora Regional del Programa Mundial de Alimentos (WFP) para para América Latina y el Caribe.
  • Sra. Karin Hulshof, Directora Regional a.i. de la Oficina Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe (por confirmar).

 

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Fuente: FIDA

Argentina y el balance en términos de agenda climática

Argentina y el balance en términos de agenda climática

Por Florencia G. Bonanno – Julio Calzada de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR)
El cambio climático constituye un gran desafío, siendo los espacios multilaterales de cooperación fundamentales para alcanzar metas climáticas. ¿Cuáles son los retos climáticos para Argentina dentro del escenario internacional luego de la COP29?

El cambio climático como desafío global y local

En la actualidad, el cambio climático es uno de los mayores desafíos para la comunidad internacional. Este fenómeno se enmarca a comienzos de la Revolución industrial, originándose como consecuencia de la actividad humana y la quema de diferentes combustibles fósiles tales como el carbón, el petróleo y el gas. A lo largo de estos procesos, se liberan gases de efecto invernadero (GEIs) que impactan en la atmósfera alterando su composición y acentúan la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables.

A principios de 2024 el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, sostuvo que la era del calentamiento global había terminado y que, en cambio, la era de la ebullición global comenzó. Todos estos cambios generan consecuencias negativas que pueden afectar de manera severa el bienestar de la población. Los niveles actuales de calentamiento global generan efectos climáticos devastadores que ya estamos viviendo. Entre ellos, la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos, reducciones alarmantes de las capas de hielo, el hielo marino y los glaciares, y varios episodios de blanqueamiento masivo de corales, con daños generalizados para las personas, las economías y la naturaleza (IPCC, 2022).

En las dos últimas décadas, las 55 economías más vulnerables al cambio climático han sufrido daños superiores a los 500.000 millones de dólares (Siegfried, 2023). En 2022, las catástrofes desencadenaron la cifra récord de 32,6 millones de desplazamientos internos, de los cuales el 98 % fueron provocados por desastres meteorológicos como inundaciones, tormentas, incendios forestales y sequías (ACNUR, 2023). Asimismo, en 2023 se registraron en los distintos hemisferios olas de calor, profundizando estos eventos la inseguridad alimentaria, agudizando la crisis hídrica e impactando en la salud de la población.

En 2024, las temperaturas globales entre junio y agosto fueron las más calurosas en el registro moderno, superando por un escaso margen al mismo período de 2023. El calor excepcional también se extendió a otras estaciones del año, con temperaturas globales que batieron récords durante 15 meses consecutivos, desde junio de 2023 hasta agosto de 2024, según informaron científicos del Instituto Goddard de Investigaciones Espaciales de la NASA. De esta forma, se pone en evidencia que el cambio climático no conoce de fronteras, siendo un fenómeno con implicaciones globales y locales, necesitando de una multiplicidad de actores involucrados, capaces de tomar acciones en esa dirección.

Los compromisos nacionales e internacionales climáticos asumidos por Argentina

Para poder hacer frente a los desafíos climáticos, los diferentes actores de la comunidad internacional se han adherido a instrumentos esenciales de la arquitectura climática. En el caso particular de Argentina, el derecho a un ambiente sano se encuentra plasmado en la Constitución Nacional, siendo incorporado en la reforma de 1994, dentro del capítulo “nuevos derechos y garantías” como un derecho fundamental de todos los habitantes a “gozar de un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras”. Para la Corte Suprema de Justicia de la Nación, tal reconocimiento constituye una “precisa y positiva decisión del constituyente (…) de enumerar y jerarquizar con rango supremo a un derecho preexistente” (Dirección General de Derechos Humanos de Argentina, 2018). De esta forma, también se legislaron los estándares mínimos de protección ambiental que han de aplicarse a nivel federal por parte de las provincias.

Por su parte, el Art. 43 de la Constitución Nacional menciona la tutela de los derechos que protegen el ambiente, haciendo hincapié en que el ambiente en sí mismo es el objeto del amparo constitucional. En esta misma línea, en 2002, y con la sanción de la ley general del ambiente 25.675 se procedió a reglamentar el Art. 41. La misma, establece los presupuestos mínimos para el logro de una gestión sustentable y adecuada del ambiente, la preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación del desarrollo sostenible en Argentina.

Asimismo, establece un marco general sobre la información y participación en asuntos ambientales, la responsabilidad por daño y la educación ambiental. Otros instrumentos dentro de la batería legislativa de los presupuestos mínimos ambientales son: Ley 25612 sobre Gestión Integral de Residuos Industriales y de Actividades de Servicio; Ley 25688/02 sobre el Régimen de Gestión Ambiental de Aguas; Ley 25916/04 sobre la Gestión de Residuos Domiciliarios; Ley 26331/07 sobre los Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos; Ley 27279/16 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental para la Gestión de los Envases Vacíos de Fitosanitarios.

También son de gran importancia aquellas disposiciones vinculadas al impacto ambiental, emisiones a la atmósfera (niveles guía, efluentes, vibraciones, ruidos, olores), agua (recursos hídricos, efluentes, niveles guía), suelo, áreas protegidas, residuos (domiciliarios, peligrosos, patogénicos), sustancias químicas, biotecnología, información ambiental y participación pública, entre otras.

Dentro de este marco, el rol del Consejo Federal de Medioambiente (COFEMA) se torna central como instrumento válido para la coordinación de la política ambiental del país, siendo un organismo creado para tal fin y para fortalecer la cooperación entre la Nación y las provincias en materia ambiental, reconociendo además como objetivo principal el de coadyuvar a la generación de una política ambiental de integración entre las provincias y el gobierno federal.

El COFEMA, mediante la resolución 92/05 (10), destaca que debe darse la existencia de un presupuesto mínimo de protección ambiental garantizable para todos los habitantes del suelo argentino. Se agrega, además, que la regulación del aprovechamiento y uso de los recursos naturales constituyen potestades reservadas de las Provincias y por ello no delegadas a la Nación. En consecuencia, el objeto de las leyes de presupuestos mínimos ha de ser el de la protección mínima ambiental del recurso y no el de su gestión, que es potestad privativa de las provincias.

Por otro lado, Argentina desarrolló su primer Plan Nacional de Adaptación y Mitigación del Cambio Climático en 2019 y un segundo fue aprobado en 2023. Ambos están alineados a los compromisos asumidos por nuestro país a nivel global y contienen una serie de políticas a implementar, medir y evaluar de cara al 2030 en tanto a las emisiones de GEIs y la generación de respuestas coordinadas que adapten a los territorios, ecosistemas, sectores y comunidades vulnerables frente a los impactos del cambio climático.

Más allá de los compromisos asumidos en el marco legal nacional y provincial, Argentina es parte de distintos acuerdos internacionales de cambio climático. En 1994, nuestro país ratificó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), a través de la Ley 24.295, asumiendo así la obligación de informar sus inventarios nacionales de GEIs y elaborar programas nacionales que contengan medidas para mitigar y adaptarse al cambio climático.

De la misma forma, Argentina continuó aumentando sus compromisos climáticos a través de la ratificación del Protocolo de Kyoto (2001) con la Ley 25.438 y el Acuerdo de París (2015) por medio de la Ley 27.270, en el año 2016. Estos acuerdos han sido enclaves fundamentales para continuar promoviendo distintas políticas de adaptación y mitigación, alineadas con los esquemas nacionales.

La COP29 y los acuerdos alcanzados

La COP (Conferencia de las Partes) es el órgano supremo de toma de decisiones de la CMNUCC. Todos los Estados que son Partes en la Convención están representados en la COP, en la que examina la aplicación de la Convención y de cualquier otro instrumento jurídico que la COP adopte, y se toman las decisiones necesarias para promover la aplicación efectiva de la Convención, incluidos los arreglos institucionales y administrativos. Este año, tuvo lugar en Bakú (Azerbaiyán) la 29ª Conferencia de las Partes (COP).

A lo largo de este encuentro, se llevaron adelante distintos avances:

–    NCQG y nuevos acuerdos de financiamiento: En la COP29, los países desarrollados se comprometen a movilizar 300.000 millones de dólares anuales hasta 2035 para que las naciones en vías de desarrollo enfrenten las consecuencias de la crisis climática. También se obtuvo el compromiso por parte de todos los actores para trabajar juntos con el fin de aumentar la financiación a los países en desarrollo, procedente de fuentes públicas y privadas, hasta la cantidad de 1,3 billones de dólares al año para 2035. Estos avances estuvieron en concordancia con el NCQG (Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado sobre Financiación Climática), un enclave fundamental dentro del Acuerdo de París (2015), cuyo compromiso previo fue establecido por última vez en 2009. No obstante, algunos países del Sur Global y parte del G77 + China mostraron un descontento ante estas medidas.

–    Mercados de carbono: Los gobiernos alcanzaron un acuerdo sobre las normas que regirán la creación, comercialización y registro de reducciones y absorciones de emisiones como créditos de carbono. Este avance pone fin al estancamiento respecto a la implementación del Art. 6 del Acuerdo de París, que establece las modalidades de cooperación voluntaria entre países para cumplir con sus metas de reducción de emisiones (FARN, 2024).

–    Adaptación: Las Partes debatieron ampliamente la segunda evaluación quinquenal de los progresos realizados en la formulación y aplicación de los NAP (Planes Nacionales de Adaptación) en torno a los PMA (Países Menos Adelantados). En consonancia con lo anterior, se llevó adelante el Diálogo de Alto Nivel sobre Planes Nacionales de Adaptación cuyos debates se centraron en la financiación innovadora, el apoyo técnico y la acción acelerada. A su vez, se puso en marcha la Hoja de Ruta de Bakú sobre Adaptación y el diálogo de alto nivel de Bakú sobre adaptación para mejorar la aplicación del Marco de EAU, el cual finalizará el próximo año en la COP 2030 y que tiene por objetivo definir un conjunto de indicadores cualitativos y cuantitativos que permitan dar cuenta de los avances de las acciones de adaptación llevadas a cabo por las Partes.

–    Género y cambio climático: Los países acordaron una decisión sobre género y cambio climático, ampliando el Programa de Trabajo de Lima mejorado sobre Género y Cambio Climático por otros 10 años, reafirmando la importancia de la igualdad de género y avanzando en la integración de la perspectiva de género en toda la convención. Igualmente, acordaron desarrollar un nuevo plan de acción de género para su adopción en la COP30.

Finalizada la COP29 ¿cuáles son las exigencias climáticas que presenta el escenario internacional para Argentina?

Se podrían circunscribir en dos grandes grupos: el primero tiene que ver con los compromisos que Argentina acordó en los convenios globales con el resto de los países del mundo, y el segundo grupo trata sobre las crecientes demandas que los privados o regiones o países ejercen sobre las cadenas de abastecimiento globales.

Dentro del primero grupo, se encuentra el gran desafío dado por la publicación de la Tercera Contribución Nacional Determinada a Nivel Nacional (NDC). Las NDC constituyen el núcleo del Acuerdo de París, encarnando los esfuerzos de las Partes para reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los efectos del cambio climático, cumpliendo así con los objetivos establecidos. De esta forma, el Art. 4 párrafo 2 del AP requiere que cada país, prepare, comunique y mantenga las sucesivas contribuciones determinadas a nivel nacional que se proponga lograr. En el caso de Argentina, hasta el momento se han presentado dos contribuciones.

La primera NDC fue presentada en 2016 en la COP de Marrakech, limitando las emisiones netas de dióxido de carbono a 483 millones de toneladas para 2030. Este compromiso a materializarse en la totalidad del territorio nacional implicó una producción total de 396,27 MtCO2 comprendiendo esto a los sectores de: Energía (193,83 Mt); Agricultura (126,56 Mt); Uso de la tierra y silvicultura (29,90 Mt); Procesos industriales (24,91 Mt) y Desechos (21,06 Mt) según datos oficiales de The Climate Watch. Posteriormente en 2020, se presentó una segunda NDC, cuyo compromiso era el de no exceder la emisión neta de 359 mtCO2e en el año 2030, una meta un tanto ambiciosa. Esta Segunda Contribución Determinada a Nivel Nacional fue actualizada en términos de mitigación en la COP26 de Glasgow.

Teniendo en cuenta las NDC anteriores, nuestro país se encuentra trabajando en el desarrollo de la Tercera Contribución Determinada a Nivel Nacional a presentarse. Cabe tener en cuenta que la misma se presentaría en un contexto internacional donde las Partes de la CMNUCC han comenzado a aumentar sus compromisos de forma significativa, anunciando sus compromisos de forma anticipada.

Reino Unido se posiciona como uno de los global players climáticos, cuando el primer ministro del Reino Unido, Sir Keir Starmer, en su discurso durante la COP29, anunció que la NDC a 2035 de su país reduciría todas las emisiones de GEI en al menos un 81% con respecto a los niveles de 1990, en línea con los 1,5 °C. Otro caso es el de Brasil, que será anfitrión de la COP30 en noviembre de 2025, que anunció su compromiso de NDC a 2035, mediante el cual buscaría reducir las emisiones hasta un 67% para 2035, en comparación con 2005.

También dentro de este grupo de acuerdos globales se encuentra la necesidad de adaptar los estándares ambientales nacionales a las demandas internacionales en el marco del ingreso de nuestro país a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), proceso en el cual Argentina se encuentra actualmente en el estadio de adhesión.

Dentro del segundo grupo se puede incluir al desarrollo de las nuevas normativas ambientales provenientes del Nuevo Pacto Verde Europeo y las barreras comerciales que afectarán a los distintos sectores de nuestro país. En este sentido, la promulgación de la normativa 2023/1115 de la Unión Europea (UE), que busca evitar la importación de productos provenientes de zonas deforestadas, ha puesto en escena la necesidad de que el mercado argentino pueda adaptarse a estas demandas.

Esta reglamentación, que ha sido pospuesta a diciembre de 2025, impacta en los productos que derivan del ganado bovino, de la soja y de la madera, bienes claves de las exportaciones argentinas. El riesgo que enfrenta Argentina con la implementación 2023/115 no se limita solo a la UE ya que han surgido iniciativas similares, o están en curso, en mercados claves para nuestro país como el Reino Unido de Gran Bretaña.

Referencias

FARN (27 de noviembre de 2024). COP29 de cambio climático: ¿Cuáles son los avances y desafíos pendientes?. Disponible en: https://farn.org.ar/cop29-de-cambio-climatico-cuales-son-los-avances-y-desafios-pendientes/ 

Ferrari, B. y Bergero, P. (4 de octubre de 2024). La Comisión Europea propuso posponer 12 meses la implementación del Reglamento 2023/1115 sobre Productos Libres de Deforestación. Informativo Semanal Mercados ISSN 2796-7824. Bolsa de Comercio de Rosario. Disponible en: https://www.bcr.com.ar/es/print/pdf/node/106754 

IPCC Report (22 de febrero de 2022). Resumen para los responsables de la formulación de políticas públicas. Disponible en: https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg2/resources/spm-headline-statements/ 

Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (2 de noviembre de 2023). Informe sobre la brecha de adaptación. Disponible en: https://www.unep.org/es/resources/informe-sobre-la-brecha-de-adaptacion-2023

Siegfried, K. (15 de noviembre de 2023). Cambio climático y desplazamiento: mitos y realidades. Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados). Disponible en: https://www.acnur.org/noticias/historias/cambio-climatico-y-desplazamiento-mitos-y-realidades

Primicias Rurales

Fuente: BCR