Para un peronista, no puede haber nada peor que más kirchnerismo

Para un peronista, no puede haber nada peor que más kirchnerismo

Por Claudia Rucci* .
Buenos Aires, 3 noviembre (especial para NA/ PR/23) — En 2019 se conoció una decisión sorpresiva: Mauricio Macri anunciaba la elección de un dirigente peronista como acompañante en la fórmula presidencial de Juntos por el Cambio.
Esto originó la incorporación de numerosos sectores y dirigentes para enfrentar lo que desde hace muchos años veníamos entendiendo como una moderna forma de “entrismo” que había modificado la esencia del ideario peronista.
No era la primera vez que acompañábamos diversas opciones electorales frente al kirchnerismo y sus distintas variantes.
Había ocurrido desde 2005, cuando Néstor Kirchner comenzó a impulsar la idea de “la transversalidad” como una manera de “superar los límites del PJ”, incorporando principalmente sectores de centro izquierda.
Comenzamos, entonces, una búsqueda de espacios de representación como la exitosa experiencia bonaerense de 2009, el Peronismo Federal de 2012 o el UNA en 2015 y 2017.
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Un poco de historia.
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A principios de 2015 se había conocido el acuerdo entre Mauricio Macri y Elisa Carrió para competir en las elecciones primarias de ese año, expresando que se sellaba la unidad de ambos espacios “para que haya una alternativa competitiva frente a los que nos gobiernan desde hace décadas”.
Tras la convención radical de Gualeguaychú la UCR se sumó a la alianza. Allí se dijo entonces que “tenemos una oportunidad única para que el republicanismo democrático derrote al populismo autoritario y regrese al poder”, al tiempo que se rechazó de plano la inclusión de Massa en el frente opositor expresando que “la sociedad no va a entender que la salida al kirchnerismo pueda ser liderada por alguien que viene del kirchnerismo”.
La postura impulsada por Gerardo Morales de realizar un acuerdo con Sergio Massa fue derrotada, y Morales propuso que la UCR “disponga la libertad de acción”.
“Lo único que necesitamos es que nos autoricen a colgarnos de todos…”, dijo entonces el dirigente radical.
Cambiemos triunfó en la elección de 2015, y el cúmulo de errores cometidos en lo político y lo económico habilitaron, cuatro años después, el regreso al poder del tándem Cristina- Massa.
Para ello no tuvieron que esforzarse demasiado: un candidato a presidente sin peso propio presentado como “moderado y dialoguista”, la consigna de “unidad de todo el peronismo” y un reparto de los resortes principales del poder y las cajas del Estado, principalmente, entre Cristina y Massa fueron más que suficiente.
La pésima gestión de Alberto, los conflictos internos del frente oficialista, el empeoramiento de la economía hizo creer a gran parte de la dirigencia de Juntos por el Cambio que el camino al retorno del poder estaba allanado.
“El candidato que surja de nuestras filas será el nuevo presidente” era una frase habitual en cualquier diálogo interno.
Por lo tanto, era posible desatar las pasiones internas, no importaría el costo que ello originase, sin riesgo alguno. Muchos dirigentes, emocionados anticipadamente y sin demasiada evaluación de sus posibilidades objetivas, comenzaron a imaginar su asunción presidencial y la recepción del bastón de mando, a organizar gabinetes y a preparar planes de gobierno.
La preferencia mayoritaria en el voto opositor, sin embargo, fue en otra dirección. La que expresó cansancio y rechazo a una política tradicional que no supo dar respuestas a la demanda social.
Así llegamos al balotaje que hoy se avecina…
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El terremoto interno.
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Lo que hoy damos en llamar “la crisis de Juntos por el Cambio”, y la consiguiente posibilidad de fractura, no está originada en las recientes declaraciones de apoyo a Javier Milei por parte de Bullrich y Petri.
En todo caso, esas declaraciones las aceleraron y las pusieron en blanco sobre negro. Es una crisis de identidad que lleva ya un tiempo de existencia latente.
El actual discurso de “neutralidad” o defensa de “la vocación de ser opositores”, intenta disimular una clara elección en la confrontación por venir que, por razones obvias, los dirigentes involucrados no pueden hacer pública. Eligieron acompañar a Sergio Massa.
En algunos sectores de la alianza parecen haber caducado las ideas fundacionales de cambio en las políticas públicas, en las formas de administrar el Estado, de relacionarse con el mundo o del funcionamiento de la vida institucional.
Con matices entre ellos, abierta o solapadamente, se han sumado al coro de quienes declaman “unidad nacional para enfrentar a la derecha”.
Y para enfrentar a la derecha optan por…Sergio Massa.
Ya se habían manifestado, aunque de manera encubierta, en la elección del pasado domingo. Un minucioso análisis de los resultados muestra claramente el accionar de sectores internos que, sorprendidos y/o disgustados con el resultado de las PASO, o trabajaron con desinterés por el triunfo del espacio, o trabajaron solamente por las candidaturas locales (sólo cuando eran dueños de éstas) promoviendo el apoyo a Sergio Massa a nivel nacional.
Para nosotros, sin embargo, la confrontación que hoy se avecina es muy clara.
De un lado una alianza conformada por el kirchnerismo tradicional, la “cooperativa de acceso al poder” de intendentes y gobernadores “peronistas todo terreno” (apoyarían una candidatura de Cristina, Máximo, Scioli, Grabois, Wado o Massa sin inconvenientes, siempre que contribuya a garantizar su permanencia en el poder provincial o municipal) y una expresión política desideologizada y adaptativa como “el massismo”, con un proyecto propio de poder alejado de cualquier prurito o escrúpulo para conseguirlo.
Del otro, una expresión del agotamiento de la sociedad – especialmente de los sectores más jóvenes de la misma- con el modelo político vigente que, más allá del discurso, llevó al empobrecimiento y la decadencia del país y la sociedad en pleno.
Expresado por un Javier Milei inexperto, contradictorio, con algunas propuestas poco comprensibles, con otras de dudosa implementación, pero -en definitiva- como alternativa a la continuidad del modelo vigente.
El apoyo a quienes recibieron la preferencia mayoritaria del voto opositor a la continuidad del modelo en las pasadas elecciones debería surgir, entonces, como natural y obligada.
La opción que enfrentamos el 19/11 es entre un cambio que, aún con muchos temas a debatir, está más cercano a la identidad propia o la continuidad de una nueva variante del modelo surgido en 2003, para que complete casi un cuarto de siglo de su implementación.
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Desventuras del peronismo peronista.
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La crisis de identidad que atraviesa el peronismo desde hace décadas ha convertido a la estructura que lo representa en un modelo político versátil.
Los mismos dirigentes pueden apoyar indistintamente relaciones carnales con USA como convocar a la “gran patria latinoamericana” y manifestar apoyo a Cuba, Venezuela e Irán.
Pueden aplaudir el indulto de Menem o la asunción de Milani al frente del ejército como convertir en emblemas a “los jóvenes idealistas de los ´70”.
Pueden reivindicar la “movilidad social ascendente” mientras hacen crecer la pobreza que convierte a los humildes en rehenes; recitar la consigna de la unidad nacional mientras enfrentan a unos contra otros o hablar de “la concertación de la producción y el trabajo” mientras promueven la lucha de clases al mejor estilo de la izquierda clásica.
El “recuerdo que da votos” -al decir de Julio Bárbaro- convenientemente adaptado a cada ocasión, siempre será útil para disputar con posibilidades de éxito el poder municipal, provincial o nacional.
Hoy, para nosotros, nuevamente la opción sigue siendo clara.
Para la Argentina y los argentinos el kirchnerismo y sus variantes pura, albertista o massista representan la certeza de más decadencia, miseria y atraso. Y en lo que respecta a nuestra identidad, nuevamente debemos ratificar que, para un peronista, no puede haber nada peor que más kirchnerismo.
(*) – Actriz y senadora bonaerense de Juntos por el Cambio.

Primicias Rurales

Fuente: NA

Monseñor Buenanueva: “La decisión del voto es personal y a conciencia”

Monseñor Buenanueva: “La decisión del voto es personal y a conciencia”

San Francisco, 3 noviembre (PR/23) — El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, publicó una reflexión personal y pastoral sobre la decisión del voto en el balotaje presidencial del 19 de noviembre próximo entre Sergio Massa y Javier Milei.“La responsabilidad ética del voto, cada uno de nosotros la ejerce como un discernimiento prudencial en una situación concreta, como es el caso actual del balotaje en la Argentina”, recordó.

El obispo consideró que “las dos propuestas en danza, por diversas razones, presentan a la conciencia cristiana formada graves perplejidades que no se pueden minimizar”, pero advirtió: “Ni el Papa, ni tu obispo, ni tu párroco o tu cura amigo pueden decirte a quién votar”.

“A lo sumo podrán compartir con vos los criterios que surgen de la doctrina católica para orientar una decisión que, hoy por hoy y a todos, nos está resultando muy difícil de tomar”, planteó.

“Incluso si esa opción es el voto impugnado o en blanco, legítima expresión del compromiso de un ciudadano con el bien común de su país”, completó.

Texto de la reflexión
En el pasado, y también en situaciones juzgadas extremas, el Papa o los obispos señalaron a los fieles católicos laicos que determinadas propuestas políticas no podían ser acompañadas con el voto. Incluso amenazando con penas canónicas severas.

Incluso hoy, no resulta extraño que alguna persona consulte a su párroco, al cura de confianza o también al obispo a quien votar.

La Iglesia, con sabiduría pastoral, hoy prefiere orientar la conciencia ofreciendo a los fieles católicos una serie de principios, criterios y enseñanzas que ayuden a cada uno a tomar una decisión prudencial.

Ese es el camino de la libertad que respeta la dignidad de la persona humana como tal. Ese es también el fundamento del sistema democrático.

Para ello, acudimos a la rica (y lamentablemente también desconocida) enseñanza social de la Iglesia: ese cuerpo de doctrina que se ha ido formando desde que el papa León XIII publicara “Rerum novarum” hasta “Laudate deum” de Francisco. Una enseñanza que, por tener como materia una realidad altamente contingente, ha ido creciendo en el tiempo, discerniendo lo sustancial de lo accidental o epocal.

Oportunamente, el papa Benedicto XVI señaló cuatro verdades, principios o valores que, según su fundado parecer, son «no negociables» para un católico que quiere vivir su fe en el espacio público.

Así los formuló en la exhortación “Sacramentum caritatis” 83: «el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas.»

Dos precisiones al respecto. En primer lugar, es necesario señalar que, algunos cristianos de buena voluntad suelen concentrarse en la cuestión del aborto y la familia, sin prestar atención suficiente al cuarto que se refiere a la promoción del bien común. En segundo lugar, esta enumeración no es exhaustiva, como muchos han señalado. Se podría agregar, por ejemplo, la opción preferencial por los pobres o el cuidado de la casa común.

Lo cierto es que, la responsabilidad ética del voto, cada uno de nosotros la ejerce como un discernimiento prudencial en una situación concreta, como es el caso actual del balotaje en Argentina.

Las dos propuestas en danza, por diversas razones, presentan a la conciencia cristiana formada graves perplejidades que no se pueden minimizar.

En síntesis: ni el Papa, ni tu obispo, ni tu párroco o tu cura amigo pueden decirte a quién votar. A lo sumo podrán compartir con vos los criterios que surgen de la doctrina católica para orientar una decisión que, hoy por hoy y a todos, nos está resultando muy difícil de tomar. Incluso si esa opción es el voto impugnado o en blanco, legítima expresión del compromiso de un ciudadano con el bien común de su país.

Primicias Rurales

Fuente: AICA

Del “voto bronca” al “voto miedo” contra Milei: ganó Massa y quedó perfilado como favorito de cara al balotaje

Del “voto bronca” al “voto miedo” contra Milei: ganó Massa y quedó perfilado como favorito de cara al balotaje

Sergio Massa, ganador de las elecciones presidenciales, pese a todo.Foto: NA/Reuters.

Sergio Massa, ganador de las elecciones presidenciales, pese a todo.

 

Buenos Aires, 23 octubre (PR/23) — Si en las PASO el libertario Javier Milei se nutrió del “voto bronca” contra el Gobierno y la política tradicional en general para alzarse con una victoria ruidosa e inesperada, en las elecciones presidenciales celebradas hoy bien podría considerarse que, a diferencia de lo ocurrido en agosto pasado, fue el “voto miedo” o “voto más racional” el que finalmente terminó imperando.

Es cierto, Milei logró mantener su caudal electoral con respecto a las primarias, pero en definitiva, allí se estancó. Tres de cada 10 argentinos que acudieron a las urnas lo respaldaron, pero no haber avanzado con relación a los comicios anteriores sugiere que, en efecto, tanto aquel como este no es otra cosa que su techo hoy.

Dicho esto, fue Sergio Massa quien mejor aprovechó el temor que generó en un amplio sector de la sociedad la posibilidad de “saltar al vacío” con un Milei convertido eventualmente en jefe de Estado, pero no solo porque así lo aseguran los resultados registrados este domingo, sino porque apostó por una atildada estrategia de campaña apuntada en tal sentido: apostó y ganó.

A diferencia de Patricia Bullrich, que quedó parada en un “no lugar” después de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), cuando la ciudadanía dejó en claro que, en todo caso, la opción de cambio “de derecha” ahora la encarnaba Milei, y no supo ni pudo desarmar ese rompecabezas generado en la noche del 13 de agosto pasado, Massa sí entendió que de cara a estas elecciones había que apelar a la racionalidad: “Somos nosotros o la locura”, insistían en su entorno.

El ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria (UxP), además de impulsar el plan “pesos para todos” después de las PASO y otras tantas medidas electoralistas, logró mostrarse como el aspirante a la Jefatura de Estado mejor ataviado para contrarrestar la ola violeta, mientras Bullrich insistía con la necesidad de “terminar con el kirchnerismo para siempre” como lema primordial de su campaña.

La derrota de Bullrich y de Juntos por el Cambio (JxC) en general -una fuerza que ya se sentía prácticamente Gobierno tras los comicios legislativos de 2021- abre un futuro incierto para la principal coalición opositora. E incluso más: ¿qué decisión tomarán en el cuarto oscuro sus votantes en noviembre próximo, cuando tengan es escoger entre Massa y Milei? Es probable que el militante macrista de perfil más duro se incline por el libertario, pero ¿el resto?

Será un desafío tanto para el titular del Palacio de Hacienda como para el fundador de La Libertad Avanza (LLA) hablarles a ese electorado -y al de Juan Schiaretti- e intentar seducirlo. De cualquier manera, da la sensación a priori de que es altamente más probable el éxito de Massa que el de Milei en esa cruzada: pescando en el universo de moderados, es de esperar que el líder del Frente Renovador obtenga un botín más abultado que su rival.

En el oficialismo, en vísperas de estas elecciones, tenían en efecto la esperanza de que primara un voto más racional, más pensado y no tanto emocional, como en las PASO. Si aquel fue una especie de llamado de atención para el Gobierno y la clase dirigente en general, en esta oportunidad el miedo a que “estalle todo”, como proponía Milei, lisa y llanamente, activó la cláusula de conciencia por la que bregaba Massa.

El libertario, un “outsider” de la política, sin equipos consolidados, sin la menor experiencia en la gestión pública, pero con iniciativas disruptivas que permearon rápidamente en un sector de la sociedad harto de las constantes no respuestas del Estado, insistía en la necesidad -según su criterio- de “resetear” la Argentina, a cualquier precio.

Quienes coinciden con esa apreciación tan peculiar de Milei fueron a votaron este domingo. El resto optó por perder de vista al menos por unas horas las dificultades económicas por las que transita el país y respaldar en las urnas al candidato con mejores chances para frenar lo que parecía ser, tras las PASO, un alocado tsunami violeta hacia la Presidencia de la Nación. De momento, Massa le aplicó un freno de mano al libertario, que lideraba -hasta esta noche- numerosas encuestas sobre intención de voto. Una vez más, las consultoras fallaron, dicho sea de paso.

En el día de su cumpleaños número 53, Massa le aguó la fiesta a Milei y además de traccionar con fuerza la boleta de UxP en la provincia de Buenos Aires, donde el gobernador Axel Kicillof se alzó con la reelección, obtuvo una victoria que lo ubica, a partir de mañana mismo, como favorito de cara a la segunda vuelta prevista para el domingo 19 de noviembre próximo.

 

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Con un clima que empieza a regularizarse, las exportaciones netas agrícolas podrían crecer en USD 10,5 mil millones el año próximo

Con un clima que empieza a regularizarse, las exportaciones netas agrícolas podrían crecer en USD 10,5 mil millones el año próximo

Por Juan Manuel Garzón y Franco Artusso

Córdoba, 29 septiembre (PR/23) — Luego de la sequía histórica, el clima ha mostrado cambios en una dirección favorable para el país, con zonas que empiezan a mostrar mayor humedad en los suelos y pronósticos de lluvias para primavera y verano más alentadores que los que se tenía el año pasado.

Al cabo de la tercera semana de setiembre, la zona núcleo tiene reservas de humedad equivalentes al 40% de la capacidad teórica, un porcentaje que es todavía bajo pero que supera ampliamente al que se tenía un año atrás (<10%).

De todos modos, la situación dista de ser pareja y hay toda una gran franja central del país (centro y norte de Córdoba, Santiago del Estero, centro y oeste de Santa Fe) que necesita con urgencia una afluencia importante de lluvias para salir de la sequía en la que todavía se encuentra inmersa

En materia de precios internacionales de commodities agrícolas, se está observando un retorno a los valores promedio, luego de dos años y medio de precios muy elevados.

El mercado de Chicago, tanto en soja como en maíz, muestra precios para el 2024 muy cercanos a los promedios de los últimos 20 años (ajustados por inflación); en el caso de la oleaginosa, un rango de precios de entre USD 480 – 490 / ton para los meses de la cosecha argentina y, en el del maíz, de USD 190 – 200 / ton. Los valores que hoy el mercado maneja para el 2024 se estarían ubicando entre un 10% y 15% por debajo de los que tendremos probablemente este año (promedio)

La normalización del clima permitiría recuperar productividad y volver a niveles de producción más acordes con los rindes medios tendenciales en el ciclo 2023/2024, que ya arrancó con los cultivos de invierno y está dando sus primeros pasos con las siembras de los cultivos de verano.

En un escenario base se estima una producción de 138 millones de toneladas, incluyendo los 7 cultivos principales del país (2 invernales y 5 estivales).

A precios internacionales esperados (FOB puertos argentinos), esta producción valdría USD 46 mil millones, unos USD 10 mil millones adicionales a los obtenidos en el ciclo previo.

En lo que hace a generación de divisas netas (exige descontar la producción que irá a mercado interno y también las importaciones de soja que realizará la industria aceitera), la próxima campaña podría estar aportando USD 31 mil millones, unos USD 11 mil millones más que la previa (USD 20 mil millones).

Nótese que, si bien se trataría de una mejora significativa, el aporte de divisas no volvería a los niveles mostrados en los dos ciclos previos a la sequía (cercanos a los USD 40 mil millones).

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Fuente: IERAL Fundación Mediterránea

Químicos o biológicos, ¿ésa es la cuestión?

Químicos o biológicos, ¿ésa es la cuestión?

Buenos Aires, 18 septiembre (PR/23)– Muchas personas perciben a los bioinsumos de uso agrícola como una forma de reemplazo de los productos químicos o agroquímicos. Esta visión es cuestionable, y si se quiere, poco ambiciosa, ya que limita las enormes posibilidades que genera la combinación de ambos tipos de producto.

Hoy no existen productos biológicos para cubrir en su totalidad la enorme gama de adversidades que pueden sufrir los cultivos. Sin embargo, es una herramienta que crece rápidamente y cada año se logran nuevas alternativas en las áreas de nutrición vegetal y en el control de plagas.

El desarrollo y posterior uso de los productos biológicos requiere una aproximación diferente a la habitualmente hecha para los productos químicos. Los resultados de efectividad con los biológicos son, en general, más lentos y menos evidentes en el corto plazo. Un herbicida químico mostrará resultados en días o semanas. Mientras que, en el caso de los biológicos, debemos pensar a más largo plazo, evaluando rendimientos a lo largo del tiempo y en los diferentes cultivos de la rotación. Por ejemplo, ya muy conocido por el mercado, el efecto positivo que tiene la inoculación de Vicia villosa como cultivo de servicio, ya sea en una vicia sola o acompañada por gramíneas. El desarrollo más rápido de la vicia genera una mejora en la cobertura y, por lo tanto, reduce la emergencia y supervivencia de malezas, además de acumular nitrógeno en el suelo. Esto produce que en el cultivo siguiente que se vaya a sembrar se vean efectos muy positivos para este, lo cual es muy buscado por los productores.

Perfectamente complementarios

Los productos biológicos han demostrado ser un excelente complemento de los químicos en lo que se refiere a la nutrición vegetal. Ciertas bacterias del género Bacillus (B. amyloliquefaciens, B.subtilis, B. pumilis, o B. licheniformis) aplicados como tratamiento de semillas, se asocian con las raíces promoviendo el crecimiento de las plantas. Pero, además, y esto es lo importante, mejoran la incorporación a la planta de los nutrientes aportados por el fertilizante. Por este motivo resultan muy exitosas las combinaciones de fertilizantes químicos que contienen macro y micronutrientes (nitrógeno, fósforo, azufre, calcio, zinc, cobalto, molibdeno, boro) con bacterias de este tipo.

Otro ejemplo de sinergia o complementariedad entre químicos y biológicos, es la aplicación foliar de productos biológicos ricos en lignina, que contienen lignosulfonatos y polímeros de alta calidad, los cuales se “asocian” con los macro y micronutrientes. En este proceso se combina los nutrientes químicos con una moléculas orgánicas, facilitando la absorción por la planta.

Estamos entonces “biologizando” a los químicos, con lo cual mejoramos su efectividad, pero esta complementariedad o sinergia no se da solamente en el área de la nutrición.

En el control de hongos en trigo y soja se usa como tratamiento de semillas un hongo benéfico que es la Trichoderma harzianum. Combate a otros hongos que son patógenos de la semilla y de la plántula. Los resultados con Trichoderma usado solo son muy buenos y superiores a los de varios químicos usados con el mismo propósito. Sin embargo, en ciertos casos ante la presencia de determinados patógenos, la mezcla con algunos fungicidas químicos (metalaxyl-M o fludioxynil, por ejemplo) mejoran notablemente la efectividad.

Llegamos a la conclusión entonces, de que es muy limitado pensar en términos de químicos o biológicos como alternativas excluyentes. Más bien, la combinación de ambos abre un enorme abanico de posibilidades creativas que pueden servir, tanto para mejorar la calidad de los resultados como para reducir las dosis de los químicos. Además, en el mediano y largo plazo la ecuación económica resulta más favorable para las combinaciones entre ambos tipos de producto.

Eliminar la disyuntiva entre químicos y biológicos y concentrarse en las combinaciones más productivas entre ambos, abrirá el camino hacia mejoras que aún hoy no tenemos en el radar del desarrollo de productos. Es uno de los grandes desafíos para empresas, asesores y productores que buscan incrementar la eficiencia de sus sistemas productivos pensando en el impacto ambiental y en la salud de las personas.

Acerca de Casafe: La Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) representa a las empresas que brindan soluciones para el agricultor. Casafe apoya la sustentabilidad del negocio de la industria de fitosanitarios, convencidos de la necesidad de la interacción público-privada. Promovemos una agricultura sostenible, a través de la implementación de buenas prácticas agrícolas en todas las formas de producción.

Primicias Rurales

Fuente: CASAFE

El costo del populismo es infinito

El costo del populismo es infinito

Por Manuel Adorni

Buenos Aires, 11 septiembre (PR/23) — Esta última semana la Argentina recibió otra mala noticia en los tribunales internacionales. En esta oportunidad el turno en los juzgados neoyorkinos en virtud de la mala praxis cometida por el Gobierno argentino al momento de estatizar la petrolera YPF en el año 2012.

El costo del populismo es infinito

Durante aquellos años kirchneristas el populismo estaba en pleno auge aunque empezando a demostrar algunos signos de agotamiento. El atraso sistemático en las tarifas de servicios, el ingreso al sistema jubilatorio de tres millones de personas sin aportes, la maquinita de hacer billetes abocada a multiplicar los planes sociales y un esquema de gasto público descontrolado que incorporó a la plantilla pública cerca de 1.500.000 empleados ya estaba impactando en la inflación a puntos donde el cepo y el atraso cambiario fueron el comienzo del fin de los primeros 12 años de supremacía K.

En este escenario Cristina Fernández de Kirchner envía al Congreso de la Nación su ley para estatizar YPF, la que se denominó “Ley de la soberanía hidrocarburífera de la República Argentina”. La misma fue aprobada con el voto no solo del oficialismo sino de buena parte de la oposición que se sintió seducida por un populismo que creyeron inofensivo. En aquella sesión el propio Axel Kicillof explicó cómo todo sería un gran negocio para el país.

En aquel tiempo se pagó por el 51% de la compañía unos 4.000 millones de dólares a través de bonos públicos (los que incluían además otros 4.000 millones de dólares en concepto de intereses). De igual forma se dispararon juicios en el exterior por la mala praxis que ocasionó que muchos de los accionistas se sientan discriminados en virtud de lo que marcaba el estatuto y las disposiciones de la propia empresa.

Este largo juicio está llegando a su fin. Si bien aún nos adentramos en la etapa de apelación y negociación por el pago, todo indica que el país deberá hacer frente a un pago de 16.000 millones de dólares adicionales. Esto equivale a casi toda la pérdida que sufrió el país por la última sequía y a un 50% más de lo que hoy vale toda la compañía petrolera.

El populismo nunca es gratis: tampoco es barato. Esta semana los argentinos hemos perdido algo así como 350 dólares cada uno debido a la mala praxis de una dirigencia política que ha hecho todo lo posible por hundirnos en la más absoluta pobreza.

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Fuente: Noticias Argentinas