Hoy celebramos a San Patricio, quien convertido al cristianismo se hizo ‘apóstol de Irlanda’

Hoy celebramos a San Patricio, quien convertido al cristianismo se hizo ‘apóstol de Irlanda’

San Patricio, arzobispo de Armagh, llevó la Buena Nueva a tierras irlandesas en tiempos de la expansión del Evangelio en la Europa Insular. Ciertamente, el cristianismo ya estaba presente en la isla desde antes, pero no fue hasta la llegada de Patricio que la cultura cristiana pudo difundirse ampliamente y echar raíces. Por eso, este gran santo es llamado ‘el Apóstol de Irlanda’.

Esclavitudes

San Patricio nació en Britania (hoy, Gran Bretaña) alrededor del año 386. Su nombre de pila fue Maewyn Succat. Su padre fue cristiano y ejerció el diaconado. Siendo muy joven su casa fue saqueada por unos vándalos quienes lo llevaron a la fuerza rumbo a la isla vecina, Irlanda, donde fue vendido y obligado a trabajar en condición de esclavo.

Durante los seis siguientes años, Patricio prácticamente vivió a la intemperie, cuidando ovejas, hasta que tuvo la oportunidad de escapar y regresar a casa. Después de haber recobrado su libertad, inició el camino espiritual que lo conduciría al sacerdocio y, posteriormente, en la madurez, a ser ordenado, precisamente, obispo de las tierras en las que sufrió la esclavitud.

Solo gracias a aquellos amargos años de cautiverio, Patricio pudo reencontrarse con su fe -o conocerla de verdad- puesto que no había conservado casi nada de lo que le fue enseñado en la niñez, como él mismo lo admite en sus Confesiones: “Yo no creía en el Dios verdadero”. A pesar de eso, ese Dios al que el santo llamó ‘único y verdadero’ tocaría su corazón y lo rescataría; no solo del poder de los hombres perversos sino de las pesadas cadenas que aprisionaban su alma: “Yo era como una piedra en una profunda mina; y Aquel que es poderoso vino y, en su misericordia, me levantó y me puso sobre una pared”.

De Britania Patricio se traslada a las Galias (hoy, Francia) donde empieza a profundizar en el conocimiento de la fe cristiana. Allí es ordenado sacerdote por San Germán de Auxerre. Tras una visión decide deshacerse de sus propiedades y enrumbar de nuevo a Irlanda, donde entendía que Dios lo llamaba a evangelizar.

El número de cristianos en esa isla había crecido, y el Papa tomó la decisión de nombrar un obispo para atender a la creciente comunidad local. Lamentablemente, quien había sido designado para ocupar la sede episcopal falleció de manera repentina y el encargo recae súbitamente en Patricio.

Ya en Irlanda como obispo, San Patricio se enfrentó a los druidas, paganos que controlaban políticamente el territorio insular; también hace frente a los pelagianos,cristianos herejes que por ese entonces confundían a los fieles. El santo, en un contexto tan difícil como este, redobló los esfuerzos por lograr la unidad doctrinal de los católicos, mientras se las arreglaba para mantener el impulso evangelizador por toda Irlanda, construyendo abadías y templos.

Una hoja de trébol

Tradicionalmente se dice que el obispo usó el ‘shamrock’ (Trifolium dubium) -el trébol de tres puntas- para ilustrar a la gente sobre la doctrina y comprensión de la naturaleza divina: Dios es Uno y Trino.

San Patricio solía usar la hoja de trébol para hablar sobre la Trinidad, mediante una analogía entre las tres puntas de la hoja de trébol y las tres personas divinas, distintas y distinguibles, pero que componen una sola realidad. Esto equivale, trinitariamente hablando, a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero.

Hoy el shamrock es el símbolo de Irlanda.

La luz que nunca se apagar

Se dice que un Sábado Santo, cuando San Patricio encendió el fuego de la Vigilia Pascual, un grupo de druidas irrumpió en la liturgia e intentó apagar la fogata, sin éxito. Entonces uno de ellos, mientras era expulsado del lugar, exclamó con pesar: “El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla”. Aquellas palabras pretendieron ser un lamento, ‘una maldición’ y un conjuro sobre el pueblo, que poco a poco se entregaba a Jesús de Nazaret. Se trataba de una amenaza con una promesa de destrucción.

Sin embargo, con el tiempo, el conjuro trocó en vaticinio en un sentido inesperado: el fuego y su potencial destructivo puede ser también símbolo de la luz de Cristo. Y fue en ese sentido como la ‘profecía’ se cumplió: el fuego del amor de Dios se extendería efectivamente, pero para abrasar los corazones de amor a Dios. La luz que irradia ese fuego permanece vivo hoy, aunque muchos han pretendido apagarlo.

No hay Iglesia sin buenos sacerdotes

Una de las mayores preocupaciones del santo obispo fue la formación de un clero local. Y Dios bendijo su celo pastoral atrayendo a muchos hombres al sacerdocio. El florecimiento de las vocaciones permitió que la Iglesia se organizara con solidez, lo que forzó la presencia de más obispos.

San Patricio influyó positivamente en la reforma de las leyes civiles del país a través de principios propios de la moral católica. El reconocimiento de aquel legado espiritual es indispensable para apreciar la contribución de este santo, como de la Iglesia Católica en general, en la formación de la nación irlandesa y del espíritu británico.

Al final de su vida, San Patricio escribió sus Confesiones -mencionadas más arriba-, obra autobiográfica en la que plasmó sus memorias; tanto las vicisitudes que tuvo como pastor como su sentir sobre el crecimiento del Pueblo de Dios en Britania.

San Patricio fue convocado a la Casa del Padre el año 461 y fue sepultado en Saul, región de Stragford Lough, lugar en donde había mandado edificar la primera gran iglesia de la isla.

El día de San Patricio

La devoción por San Patricio se ha extendido por todo el mundo, de manera particular en los países de habla inglesa, gracias a la presencia de la inmigración proveniente de Irlanda.

En los lugares donde hay comunidades de irlandeses, se acostumbra celebrar con decoraciones y vestimentas de color verde -el color nacional- y se organizan marchas o desfiles que aglutinan no solo a los devotos sino a personas de todas las razas, credos y culturas, como es el caso de la celebración que se lleva a cabo en la ciudad de Nueva York (Estados Unidos).

Allí, por ejemplo, una de las tradiciones más antiguas y celebradas es el desfile por el día de San Patricio (“St. Patrick ‘s Day”), que data desde tiempos coloniales. En sus inicios, el desfile era protagonizado por los irlandeses que formaban parte del ejército británico, quienes solían vestirse de verde y entonaban canciones típicas al son de las gaitas. Ese espíritu ha permanecido en el tiempo y hoy dicho desfile es una de las celebraciones más grandes de la ciudad estadounidense. El color representativo sigue siendo el verde y los participantes -en su mayoría locales- pasan frente a la famosa Catedral de San Patricio.

Primicias Rurales

Fuente: ACI Prensa

“Sed misericordiosos como vuestro Padre”

“Sed misericordiosos como vuestro Padre”

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel 9, 4b-10

¡Ay, mi Señor, Dios grande y terrible, que guarda la alianza y es leal con los que lo aman y cumplen sus mandamientos!

Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.

Tú, mi Señor, tienes razón y a nosotros nos abruma la vergüenza, tal como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los países por donde los dispersaste a causa de los delitos que cometieron contra ti.

Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti.

Pero, mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona, aunque nos hemos rebelado contra él. No obedecimos la voz del Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por medio de sus siervos, los profetas.

 

Salmo de hoy

Salmo 78, 8. 9. 11. 13 R/. Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados

No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.

Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.

Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte. R/.

Nosotros, pueblo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
cantaremos tus alabanzas de generación en generación. R/.

 

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 36-38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

 

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Oración penitencial: camino de conversión

Daniel sufre por la desgracia de su pueblo; dicha desgracia se ha producido, porque el pueblo no escuchó la voz del Señor, el pueblo ha sido infiel a la Alianza.

En oración, Daniel hace un reconocimiento vergonzoso del pecado, que ha sido la «rebeldía»; negativa a dejarse liberar, renuencia a escuchar a los profetas, incumplimiento de la Ley. Reconoce  el profeta que Dios es fiel y que la justicia pertenece a Dios; por eso implora misericordia y perdón… a la vez quiere suscitar la confianza del pueblo en la fuerza liberadora y salvadora del Señor.

La Cuaresma son 40 días para mirarnos en el espejo de la fe, y reconocer, como Daniel, con vergüenza, nuestras infidelidades y rebeldías (las nuestras y las de nuestra Iglesia y sociedad).

La confesión sincera de nuestros pecados nos acercará a la misericordia de Dios;  dicha confesión muestra nuestra dependencia de su divina gracia y suscita la confianza en el Dios fiel, que en el perdón rehace nuestras vidas por sendas de fidelidad, libertad y salvación.

Como Daniel, en oración nos dirigimos a ti, Señor: Aturdidos por nuestros pecados, angustiados por nuestras infidelidades, imploramos tu  misericordia, Dios fiel,  para que tu gracia nos libere del mal y de orgullos e individualismos, impulse nuestra unión con Cristo, transforme nuestras vidas, haga de nuestras comunidades eclesiales lugares acogedores y fraternos, nos estimule a servir a los demás, especialmente a los más necesitados, y en camino sinodal, a través de la cuaresma, nos lleva a la Pascua.

Conversión: Es vivir la identidad cristiana, que nos hace ser hijos y pertenecer a la comunidad

Algunos  elementos clave de nuestra identidad humana son: la familia… el lugar de nacimiento… la raza… la sexualidad…  la pertenencia política o religiosa… pudiéramos ampliar mucho la lista.

La identidad nos hace ser y pertenecer, por eso valoramos tanto nuestra propia identidad.

La identidad cristiana fundamenta lo que somos: Hijos de Dios, Padre misericordioso.

Tu identidad más profunda te tiene que llevar a reflejar en tu modo de ser los rasgos de tu Padre…

Porque Dios es Padre, tienes que vivir como hijo.

Porque Dios es  compasivo, perdonador, generoso; tú tienes que ser así, misericordioso, perdonador.

Porque Dios no condena tú no puedes condenar, porque Dios perdona tú tienes que perdonar, porque Dios es amor tú tienes que vivir amando. En la cuaresma convertirnos al Padre, creciendo en el amor misericordioso, nos hace ser mucho más humanos.

Pero el Evangelio no habla en singular: Tu Padre, sino que dice vuestro Padre; esto es hablar de fraternidad; de familia de Dios, de comunidad en la que se tiene que reflejar la vivencia del amor fraterno, el perdón, la generosidad.

En camino hacia la Pascua, disfruta viviendo lo que te identifica como cristiano: el amor a Dios y al Hermano.

Hoy celebramos a los santos Hilario y Taziano, mártires de los primeros cristianos

Hoy celebramos a los santos Hilario y Taziano, mártires de los primeros cristianos

Buenos Aires, domingo 16 marzo (PR/25) — Cada 16 de marzo la Iglesia recuerda a los Santos Hilario y Taziano.

El martirio de ambos santos, el obispo Hilario y el diácono Taziano, tuvo lugar el 16 de marzo de 284. El mismo quedó registrado en documentos antiguos.

Sus reliquias, guardadas primero en Aquileia, se trasladaron a Grado por temor a los Longobardos. Se les dedicó una iglesia, luego catedral, en la ciudad de Gorizia de la que son patronos.

Al día siguiente, denunciaron ante el prefecto a Taciano, pero todas las tentativas para hacerle sacrificar a los dioses fueron igualmente infructuosas, aplicándole los mismos tormentos que Hilario.
Una terrible tormenta se desencadenó en la ciudad e infundió espanto a los paganos de Aquilea; Beronio entonces ordenó que los decapitaran a petición de los sacerdotes de los ídolos. Con ellos fueron inmolados otros cristianos, que también habían sido detenidos por el nombre de Cristo.
Primicias Rurales
Fuente: varios
“Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo”

“Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo”

Evangelio de hoy y lecturas

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 15, 5-12. 17-18

En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo:
«Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas».

Y añadió:
«Así será tu descendencia».

Abrán creyó al Señor y se le contó como justicia.

Después le dijo:
«Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos, para darte en posesión esta tierra».

Él replicó:
«Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?».

Respondió el Señor:
«Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón».

Él los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres y Abrán los espantaba.

Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.

El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.

Aquel día el Señor concertó alianza con Abrán en estos términos:
«A tu descendencia le daré esta tierra, desde el río de Egipto al gran río Éufrates».

 

Salmo

Salmo 26, 1. 7-8a. 8b-9abc. 13-14 R/. El Señor es mi luz y mi salvación.

 

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Escúchame, Señor,
que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro».
Tu rostro buscaré, Señor. R/.

No me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.

 

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 3, 17 – 4, 1

 

Hermanos, sed imitadores míos y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros.

Porque —como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos— hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas; solo aspiran a cosas terrenas.

Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.

Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.

Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

 

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 28b-36

En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.

De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.

Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

No sabía lo que decía.

Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube.

Y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo».

Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

REFLEXIÓN

Mons. Castagna: ‘La Transfiguración insta al asombro y al respeto’

El arzobispo emérito de Corrientes asegura que ese cambio espiritual les permite a los tres apóstoles, destacados como columnas de la Iglesia, “vivir una experiencia precursora de la Resurrección”.

Monseñor Domingo Castagna, arzobispo emérito de Corrientes, asegura que la Transfiguración de Jesús que relata san Lucas en su Evangelio “insta al asombro y al respeto”. “Jesús conduce, a las tres columnas del Colegio Apostólico, a vivir una experiencia de enorme trascendencia”, afirma, y agrega: “Aquellos hombres necesitan, por causa de la misión que se les encomienda, reconocer en el Hijo de María (el Hijo del hombre) al Hijo de Dios”.

De este modo, explica, “adelanta en ellos la revelación de su divinidad para que, cuando se produzca la noche oscura de la Pasión, no pierdan el ánimo”.

“Es entonces cuando aquellos discípulos se preparan para un doloroso espectáculo, capaz de escandalizarlos e inspirarles el mayor de los desencantos”, puntualizó.

“Aquellos hombres, con excepción de Juan, huyen al producirse la injusta aprehensión de su Maestro”, graficó, y profundizó: “Huyen, dejándose llevar por el pánico que los afecta. De todos modos, la experiencia de la Transfiguración los prepara, pero no los vuelve insensibles al doloroso espectáculo de la cruz”.

 

Texto completo de las sugerencias
1. Los testigos de la Transfiguración. La Transfiguración permite a los discípulos, destacados como columnas de la Iglesia, vivir una experiencia precursora de la Resurrección. El Evangelio de San Lucas, que la transmite con fidelidad, deja a Pedro, Santiago y Juan, profundamente afectados. Pedro sugiere la construcción de tres carpas, una para Jesús, otra para Elías y otra para Moisés. El espectáculo deja sin palabras a sus discípulos. Jesús muestra su divinidad para que aquellos hombres sepan que, aquel Hombre, es el Hijo de Dios encarnado. Es verdadero hombre y verdadero Dios. En los acontecimientos que se avecinan -Pasión y Muerte- quedará opacada su divinidad. Será por el breve lapso de tres días. Al verlo resucitado podrán recuperar la visión clara de su condición divina. La Transfiguración deja, a Pedro, Santiago y Juan, sin palabras. Pedro, absolutamente entusiasmado, parece desvariar: “Él no sabía lo que decía” (Lucas 9, 33). A la Transfiguración sucede la nube que los envuelve y que opaca momentáneamente su visión. La voz del Padre acredita la misión divina de su Hijo: “Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: Este es mi Hijo, el elegido, escúchenlo” (Lucas 9, 35). Lo constituye en el único Maestro de todos. Él es la Verdad, para que los hombres se revistan de esa Verdad, necesitan vivir en su contemplación, con un corazón profundamente humilde y abrazado a la pobreza. En esas condiciones el Santo Espíritu hace santos a los santos. Ciertamente la virtud que predispone a la santidad es la humildad. Dios busca a los más pobres y humildes, para asimilarlos a su Hijo: pobre y humilde de corazón. Los santos participan de la santidad de Jesús. Por ello los santos se esmeran en conformarse con el comportamiento del Señor. La meditación constante de la vida y muerte de Cristo modela sus vidas, con total fidelidad. La asiduidad en la oración -en Jesús contemplamos días de desierto y noches en vela “en comunión con Dios”-, ofreciéndonos un ejemplo accesible.

2. La Cuaresma, al servicio de la conversón. La Cuaresma, cuyo segundo domingo hoy celebramos, facilita nuestro encuentro con el Maestro, y la seguridad de no equivocar el camino, ya que Él es el Camino. Como de la mano, la Madre Iglesia nos conduce a renovar nuestra conversión a Cristo. Incluye un estilo de vida que adoptan los Apóstoles y las primeras comunidades cristianas. Estamos en deuda con la adopción de aquel estilo. La vida de muchos, auto calificados cristianos, ha desplazado ese estilo santo y, lejos de la Palabra de Dios, lo contradicen peligrosamente. La Santa Cuaresma es una práctica que incluye la conversión y la vivencia de las virtudes cristianas: la fe, la esperanza y la caridad. No es suficiente la penitencia, sin la decisión de cambiar las costumbres y los proyectos sociales. Las vidas de Cristo, de la Virgen y de los santos, constituyen el espejo en que reflejar el comportamiento cristiano en el mundo. No es una mera imitación mimética, es dejar que la santidad obtenga distintas fisonomías. Cada persona es irrepetible, una verdadera artesanía que no tolera moldes. La Cuaresma crea un espacio espiritual propicio para renovar la conversión y para acercarse al Misterio de Cristo, fuente de la que surge a borbotones la misericordia y el perdón. La Cuaresma constituye los prolegómenos para una eficaz celebración de la Semana Santa y de la Pascua. Su riqueza consiste en la meditación orante de la Palabra, en la celebración de la Penitencia y de la Eucaristía. Se observan los Templos abarrotados de fieles que intentan celebrar una liturgia que haga memoria de los momentos culminantes de la vida de Cristo. Pero, es de lamentar, que la Semana Santa pase y sea olvidada, recayendo en la mediocridad de una vida creyente poco creyente. Depende de decisiones personales aprovechar esos acontecimientos litúrgicos. Es un desafío ineludible doblegar la débil voluntad, ante Dios. En su voluntad está la verdad que cada creyente intenta formular. Cristo, y su insuperable enseñanza de Maestro, es quien revela lo que Dios quiere de los hombres. Los acontecimientos de la vida ordinaria reclaman una verdad que no depende de logros del pensamiento humano. De Cristo se aprende la verdad, porque Él es la Verdad. Los hombres, que todo lo eligen y deciden, se consideran dueños absolutos, que no necesitan rendir cuentas a nadie, ni al mismo Dios. Es cuando manosean la bella Creación, incluyendo, en el manoseo, a la más excelente obra visible de Dios.

3. El Hijo de Dios es el Hijo de María. La Transfiguración, que relata San Lucas, nos insta al asombro y al respeto. Jesús conduce, a las tres columnas del Colegio Apostólico, a vivir una experiencia de enorme trascendencia. Aquellos hombres necesitan, por causa de la misión que se les encomienda, reconocer en el Hijo de María (el Hijo del hombre) al Hijo de Dios. Adelanta en ellos la revelación de su divinidad para que, cuando se produzca la noche oscura de la Pasión, no pierdan el ánimo. Es entonces cuando aquellos discípulos se preparan para un doloroso espectáculo, capaz de escandalizarlos e inspirarles el mayor de los desencantos. Aquellos hombres, con excepción de Juan, huyen al producirse la injusta aprehensión de su Maestro. Huyen, dejándose llevar por el pánico que los afecta. De todos modos la experiencia de la Transfiguración los prepara, pero no los vuelve insensibles al doloroso espectáculo de la Cruz. Sin desorientarse, los tres Apóstoles sufren -con sus hermanos- al ver padecer a su Maestro, una muerte tan dolorosa y humillante. Juan es el Apóstol que es reconocido y amado por Jesús. No huye, todo lo contrario, se une a María y a las santas mujeres, y en el momento más dramático de la Cruz, el Señor le confía a su Madre y, en él, constituye a todos los hombres en hijos de su Madre Virgen. De alguna manera, deja establecido que todos los hombres son sus hermanos, porque están destinados a ser como Él, hijos del Padre. Los protagonistas del misterio de la Pascua obran movidos por el Espíritu Santo: revelar un estilo nuevo de relación con Dios, que exhibe un marco natural innegable. A partir de la Pascua definitiva se produce la posibilidad de que los hombres, y sus comunidades, establezcan una auténtica relación fraterna. Librados a sus exclusivas posibilidades, la paz no podrá ser restaurada. Fuera de la intervención de Dios, en Cristo, los fracasos se suceden irremediablemente. Lo comprobamos a diario: sin la gracia de Cristo, los hombres no logran evitar las guerras, el odio y la delincuencia. El espectro delincuencial no detiene su expansión, y cobra vidas inocentes. Todo parece dominarlo, con imbatible producción de crímenes y sofisticados métodos de injusticia y destrucción. Cristo resucitado no deja de estar presente, auxiliando eficazmente a quienes intenten jugarse por la justicia y por la paz. Es su misma gracia, incubada en los sacramentos que celebra la Iglesia.

4. El santo temor de Dios vs. el miedo causado por el pecado. Los temores experimentados por los tres discípulos son puro amor. No es miedo, tan extraño al temor amoroso de quienes no quieren decepcionar a la persona amada. Dios no puede decepcionarse. Su obra es perfecta. El pecado, como obra del hombre, entristece a Dios, en Cristo que, por la Encarnación, puede llorar y angustiarse. A medida que el cristiano transparenta a su modelo de perfección, todo su ser transmite gozo, como don del Espíritu. Cuentan que el rostro de Santo Domingo de Guzmán manifestaba alegría y paz. Aún en medio de los sufrimientos, los mártires testimonian una alegría incontenible. Por ello Jesús califica severamente a quienes ponen caras mustias en medio del sinsabor de la penitencia cuaresmal. Para que la penitencia sea meritoria es preciso disimular el sufrimiento que conlleva.

Primicias Rurales

Fuente: Dominicos / Agencia AICA

Bahía Blanca: la Iglesia valora ‘la sobreabundancia de solidaridad’

Bahía Blanca: la Iglesia valora ‘la sobreabundancia de solidaridad’

El arzobispo de Bahía Blanca dio detalles del trabajo de asistencia que se realiza en esta ciudad tras las inundaciones. “La respuesta de la sociedad fue abrumadora”, aseguró.

Bahía Blanca, sábado 15 marzo (PR/25) — A una semana de las inundaciones devastadoras en esta ciudad bonaerense, el arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Carlos Azpiroz Costa OP, dio detalles del trabajo de asistencia que se realiza en medio de la emergencia.

Los bahienses buscan día a día el consuelo y la esperanza en medio del dolor y de la reconstrucción. En ese sentido, el arzobispo señaló que mantuvo un encuentro con los Hogares de Cristo y Cáritas, a fin de organizar “un poquito mejor las cosas”.

Monseñor Azpiroz resaltó que la respuesta de la sociedad ante esa situación “fue abrumadora, al punto que la capacidad logística se vio desbordada. Son todas sorpresas, gracias a Dios”.

“La logística se ve sobrepasada porque la gente está ayudando mucho. Cuesta ir punto a punto, pero eso hace que nos organicemos mejor”, aseguró en declaraciones a La Brújula 24.

El arzobispo bahiense destacó el espíritu solidario. “Hoy sobreabunda la solidaridad”, subrayó y comentó que llegaron varios trenes y camiones cargados de donaciones, gestionadas por voluntarios y organizaciones como la Municipalidad, Cáritas y distintas obras de caridad.

“Jóvenes y viejos, plebeyos y nobles, como dice algún salmo, todos caminando en una misma dirección”, destacó y ponderó la unidad de todos los sectores sociales frente a la adversidad.

Más allá del dolor y el sufrimiento de cientos de bahienses, el pastor de esta Iglesia particular afirmó que “la unidad nos da un horizonte”. Lo hizo al referirse a la importancia de sostener la esperanza colectiva en medio de la tragedia.

“Uno no se las puede agarrar con alguien que no existe, con lo cual aún en la bronca, uno habla de Dios. Es decir, se reconoce que la vida trasciende, es un sentimiento bueno”, concluyó.

El después de Bahía Blanca: ¿Cómo continúan las personas?

“En media hora el agua subió 50 cm”, describió un damnificado ante las abundantes lluvias.

 

Tras las inundaciones de Bahía Blanca, uno de los damnificados por la catástrofe comentó cómo fue vivir el desesperante momento.

En diálogo con Nicolas Mársico, en radio Splendid, se comunicaron con Claudio Troncoso uno de los habitantes de la ciudad, el cual mencionó:  “La situación es un desastre todavía, siempre la reconstrucción es peor que la devastación, sigue después y hay que laburar. Aunque no le paso nada grave a ninguno”.

Además destacó el rol de las autoridades: “Se están moviendo, pero no estamos preparados para esto y tampoco para semejante quilombo de tan poco tiempo y el desastre que hizo la organización, porque es un desastre. El municipio se está moviendo”.

“En sí el mayor desastre fue cuando recién desembocó el canal Maldonado, llega al parque, pasando todo el centro, toda la ciudad, ahí fue donde más daño hizo, porque ahí llegó con fuerza y las casas estaban literalmente cerca, pegadas al canal”, detalló el hombre.

“En media hora el agua subió 50 cm”, describió ante las abundantes lluvias.

Asimismo, manifestó que “hay escenas e imágenes, que cuando te las relatan, son increíbles, tener la habitación en un primer piso, de repente levantarte, mirar por la ventana, y ver que el agua está casi a la altura de la ventana del primer piso, y qué pasó, hay un río al lado de tu cama”.

Hay sectores que están sin agua y sin cloacas, y también muy poco porcentaje, sin luz algunos, aunque vino gente de muchos lugares cercanos, o incluso gente de Buenos Aires, en grupos de 15 o 20 personas, y se distribuyeron para ayudar a limpiar”, agregó Troncoso.

En tanto, añadió ante la pregunta sobre el día del temporal: “Empezó a llover a las 4 de la mañana, pero fuerte, era una cortina de agua que no se veía la casa del frente, era impresionante, jamás en mi vida de los 45 años que voy a cumplir mañana, vi tanta agua caer en tan pocos minutos. Tenía un poquito de agua entrando por debajo de la puerta, ya tenía el agua en la rodilla, en media hora habrá subido 40 centímetros, 50, y en la casa de mis hijos habrá llegado a los 70 casi”.

“Como pude saqué a mis hijos, primero saqué a la nena, que tiene 15 años, y después mandé a mi hijo para mi casa”, concluyó el hombre.

 

 

 

Primicias Rurales

Fuente: AICA/NA

Hoy recordamos a San Longinos, el soldado romano que traspasó con su lanza el costado de Cristo y creyó en Él

Hoy recordamos a San Longinos, el soldado romano que traspasó con su lanza el costado de Cristo y creyó en Él

De acuerdo a la tradición, Longinos fue también quien, después de haber incurrido en la más grande de todas las profanaciones, quedó “traspasado” él mismo por el Amor de Dios en lo profundo del alma, lo que hizo de él un hombre nuevo. Sus palabras quedarían eternizadas en el Evangelio: “Verdaderamente Éste era Hijo de Dios” (Mt 27, 54).

Un corazón atravesado

Es verdad que San Longinos ya no aparece en el Novus Ordo y no se le celebra como se hacía antes; sin embargo, aún son muchos sus devotos y quienes encuentran inspiración en el relato de su conversión. Por eso, generalmente se le recuerda el 15 de marzo, aunque en ciertos lugares, especialmente después de 1969, se le celebra el 16 de octubre.

Afortunadamente, la tradición nos ha traído historias y leyendas que resultan muy interesantes y aleccionadoras. Por ejemplo, se dice que Longinos sufría de una pérdida paulatina de la vista y que cuando retiró su lanza del Cuerpo del Señor, le salpicó una gota de sangre divina sobre los ojos y quedó curado al instante.

Se dice también que tras el episodio de la muerte de Cristo abandonó la carrera militar y se unió a la comunidad cristiana. Durante su proceso de conversión, entró en contacto con los apóstoles y empezó a frecuentarlos, recibiendo de ellos el testimonio directo sobre quién había sido Jesús de Nazaret. Cuenta la historia que se apartó de los asuntos mundanos y peregrinó por las regiones de Cesarea y Capadocia anunciando a Cristo y ganando almas para el Reino de Dios.

El final de su vida habría llegado con la persecución a los cristianos. Longinos habría caído en manos de sus perseguidores en Capadocia, quienes lo llevaron a juicio. Al negarse a cumplir la pena que se le impuso -hacer una ofrenda a los ídolos-, el gobernador ordenó que le quebraran a golpes los dientes y le cortaran la lengua.

Una vez que los verdugos cumplieron su cometido, el santo se incorporó, cogió un hacha que estaba tirada e hizo pedazos las imágenes de los ídolos que tenía enfrente. De los fragmentos salió una horda de demonios que se apoderó del gobernador y sus ayudantes, quienes comenzaron a dar gritos y gemidos. Longinos encaró en ese momento la máxima autoridad y le dijo que solo su muerte podría salvarlo. El gobernador, entonces, haciendo sorna, lo condenó a morir decapitado. Por esta razón se le cuenta entre los mártires.

Tan pronto Longinos murió, el gobernador recuperó el quicio y empezó a sentirse arrepentido, tanto que terminó asqueado por su propia decisión. Cuenta la leyenda que aquel hombre, conmovido por la muerte del inocente, se convirtió al Señor ese mismo día.

Si deseas saber más sobre San Longinos y la historia que rodea a la lanza sagrada, puedes leer este artículo de la Enciclopedia Católica: https://ec.aciprensa.com/wiki/Lanza_Sagrada.

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Fuente: ACI Prensa