Buenos Aires, sábado 5 de julio (PR/25) .- Una innovación desarrollada por el INTA promete abrir nuevas puertas para los pequeños productores de lúpulo en la Argentina, y en particular para los de zonas no tradicionales como la provincia de San Luis. Se trata de L100, un nuevo formato de presentación de lúpulo molido, envasado al vacío en unidades de 100 gramos, especialmente diseñado para permitir que los agricultores de baja escala puedan ingresar al competitivo mercado de insumos cerveceros.
El avance fue presentado por un equipo de investigadores del Centro de Investigación en Agroindustria y Producción (CIAP), en articulación con el Instituto de Fisiología y Recursos Genéticos Vegetales (IFRGV) del INTA, con el objetivo de facilitar la comercialización del lúpulo nacional y ampliar su disponibilidad para la creciente industria de la cerveza artesanal.
En Argentina, el lúpulo se cultiva tradicionalmente en la Patagonia, donde la producción abastece apenas el 20% de la demanda interna, mientras que el 80% restante se importa principalmente desde Estados Unidos y Alemania. En este contexto, la búsqueda de nuevas zonas de cultivo —como San Luis, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y Salta— toma fuerza como una estrategia para sustituir importaciones, promover el arraigo rural y potenciar la diversificación productiva.
“L100 es una alternativa económica y práctica que permite a pequeños productores acondicionar su lúpulo sin necesidad de contar con maquinaria para pelletizado, como requiere el formato T-90 que usa la industria cervecera”, explicó el investigador Exequiel Tommasino, coordinador del desarrollo.
El nuevo formato conserva todas las cualidades del lúpulo (amargor, aroma, sabor) y puede utilizarse de la misma manera que los pellets industriales, pero con la ventaja de ser más accesible para quienes cosechan entre 20 y 100 kilos por campaña, cifras habituales entre quienes recién inician en este cultivo.
El producto ya ha despertado interés en el exterior: el informe técnico fue descargado y valorado por instituciones y especialistas de países como Alemania, Eslovenia, República Checa, Australia, Brasil, Chile, Perú y Paraguay. Lo más destacable es que la tecnología fue publicada sin patentes ni restricciones de uso, lo que busca facilitar su adopción masiva.
En la provincia de San Luis, el cultivo de lúpulo comienza a despertar interés entre pequeños productores y emprendedores cerveceros. Los resultados de las primeras evaluaciones agronómicas son alentadores y muestran que es posible obtener materia prima de excelente calidad en zonas de clima cálido y seco, como las que predominan en gran parte del territorio puntano.
Desde 2023, el INTA incorporó el lúpulo a su programa de mejoramiento genético de cultivos industriales, con el objetivo de seleccionar variedades adaptadas a nuevas regiones productivas. En ese marco, se están realizando estudios ecofisiológicos, morfológicos y moleculares para identificar los mejores materiales.
En un ensayo experimental desarrollado en el campo de la Universidad Católica de Córdoba, se probaron seis cultivares y se logró un rendimiento promedio de 128 gramos de materia seca por planta en el primer año, destacándose variedades como Cascade, Mapuche, Bullion y Victoria. Estas cifras son auspiciosas, ya que el cultivo alcanza solo el 40% de su potencial en el primer año y puede permanecer en producción durante dos décadas.
“La estructura del lupular es similar a un viñedo, con plantas que crecen guiadas por estructuras de entre 4 a 6 metros. El rendimiento pleno se alcanza a partir del tercer año y se mantiene por muchos ciclos productivos”, explicó la investigadora Soledad Ruolo, integrante del equipo desarrollador de L100.
Con esta nueva tecnología, San Luis tiene una oportunidad concreta para fortalecer su cadena de valor en torno a la cerveza artesanal, un sector en crecimiento en varias localidades de la provincia. La posibilidad de producir y acondicionar lúpulo localmente no solo reduce los costos de insumos para los cerveceros, sino que también potencia el desarrollo de microeconomías regionales, promueve el empleo rural y refuerza la identidad productiva.
Además, la versatilidad de L100 puede ser clave para fomentar el trabajo conjunto entre productores hortícolas, emprendedores agroindustriales, cooperativas y cervecerías locales, en un modelo de economía circular que revalorice los recursos del territorio.
La apuesta del INTA —y el creciente interés por parte de productores puntanos— sugiere que el lúpulo puede tener futuro en San Luis. Con iniciativas como L100, el sueño de una cerveza artesanal 100% sanluiseña, desde la semilla al vaso, comienza a perfilarse como una posibilidad concreta.
Foto: De izquierda a derecha: La profesora Vanessa Otero Jiménez, de la Universidad de Idaho (Estados Unidos), codirigió la investigación. (Foto: Vanessa Otero Jiménez, profesora de la Universidad de Idaho); y Nicolás Alberto Novoa Montenegro, magíster en Microbiología de la UNAL (der.), junto al profesor Daniel Uribe Vélez, del IBUN. Foto: Nicolás Alberto Novoa Montenegro, magíster en Microbiología de la UNAL
Fuente: Agencia de noticias.unal.edu.co
Buenos Aires, 3 de julio (PR/25) .- En Colombia, por cada tonelada producida de arroz se genera una tonelada de residuos, es decir hojas, tallos y raíces que quedan en el suelo y que los cultivadores queman para poder volver a sembrar; sin embargo, este proceso contamina el aire con gases tóxicos como monóxido y dióxido de carbono. En pruebas de laboratorio, investigadores encontraron una forma de reemplazar este proceso utilizando hongos microscópicos, que les “dan una manito” a bacterias de tipo bacilo para que reduzcan dichos restos hasta en un 40 %.
Cuando estos hongos se esparcen por la caja de Petri las bacterias crecen y se mueven con mayor libertad. Foto: Nicolás Alberto Novoa Montenegro, magíster en Microbiología de la UNAL.
El arroz es uno de los alimentos por excelencia en el país, es raro no verlo en cualquier preparación de restaurantes y hogares colombianos. La Federación Nacional de Arroceros señala que en 2024 había en el país 631.071 hectáreas cultivadas de este grano, con la región llanera como principal productor, en especial Casanare, un lugar en donde este cultivo ha aumentado año tras año y es la base económica para alrededor de 400.000 familias.
Pese a su importancia, los residuos que genera su producción también llaman la atención, pues además de su quema, en los suelos se está presentando una falta de nutrientes que hacen que sea más difícil degradarlos. Se estima que en Colombia los residuos asociados con el cultivo de arroz alcanzan las 400.000 toneladas al año.
El investigador Nicolás Alberto Novoa Montenegro, magíster en Microbiología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), integrante del grupo de Microbiología Agrícola del Instituto de Biotecnología (IBUN), asegura que estudios recientes muestran que en Colombia el 70 % de los suelos tienen algún tipo de degradación por falta de nutrientes, debido en parte al cultivo intensivo.
“Por ejemplo en Tolima los arroceros tienen cosechas cada 120 días, lo que termina alterando el ciclo natural e impide que haya materia orgánica suficiente para que los insectos y microorganismos se alimenten y produzcan nutrientes como el nitrógeno, que hace más fértiles los suelos”.
Dicho aspecto llevó al magíster a estudiar tres hongos del género Trichoderma –conocidos por controlar plagas en los cultivos– y dos bacterias del género Bacillus, colectadas en el IBUN. En la literatura estos dos microorganismos imperceptibles al ojo humano se han reportado como “degradadores de residuos”, pero no se había estudiado su trabajo juntos, es decir cuando se combinan para eliminar desechos de cultivos.
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Todos los caminos conducen al arroz Como si se tratara de amigos que se conocen de toda la vida, cuando estos hongos crecen y esparcen su “brazos” por los recipientes en donde crecen en laboratorio, las bacterias de la especie B. altitudinis,llamada así porque se describió por primera vez en la zona andina de Colombia, pueden moverse por estas “carreteras” fúngicas y crecen de manera simbiótica con los hongos.
Esto es importante porque trabajando juntos son capaces de degradar los residuos de arroz hasta en un 40 %, como lo descubrió el investigador Novoa en los laboratorios de la UNAL, en donde probó distintas formas de interacción de los microorganismos en una caja de Petri, y luego los dejó 20 días interactuando con algunos gramos de tamo de arroz colectados en regiones como Casanare, Tolima o Valle del Cauca. Tras este lapso su efectividad fue evidente.
Una de las cepas evaluadas resultó ser agresiva con el hongo, por lo que se descartó, ya que en esta pelea se olvidaba de eliminar los desechos; sin embargo, aún faltan más investigaciones para determinar si puede trabajar con otro tipo de hongo, o sola, en otro contexto agrícola.
No conforme con estos resultados, el magíster decidió llevar esto a campo, es decir a un contexto real de cultivo; contactó al Centro Internacional de Agricultura Tropical, con sede entre Palmira y Cali, y allí se dispusieron 2 lotes de residuos de arroz en parcelas de 15 m X 1 m. En estos experimentos se traspasó la combinación de los hongos con la bacteria que resultó mejor “compañera” de su acción, y se dejaron 30 días para ver su desempeño.
“Lo interesante de este proceso es que en uno de los tratamientos evaluamos qué pasaría si a la combinación entre los hongos y la bacteria le añadíamos una cantidad considerable de nitrógeno, ya que, al haber un déficit de este nutriente en los suelos, su adición ayudaría a los microorganismos a trabajar. Se encontró que las parcelas con este tratamiento tenían mayor actividad asociada con la degradación de compuestos de carbono, y por ende con una mayor capacidad para realizar este proceso”, indica el investigador Novoa.
Añade que el trabajo no hubiera sido posible sin la colaboración de la Universidad de Friburgo (Alemania) y del Instituto Suizo de Bioinformática, en cuyos laboratorios se hicieron pruebas genéticas y moleculares para determinar cómo se comportaban las combinaciones a nivel genético, y saber qué microorganismos hay en el tamo de arroz y los suelos de este cultivo.
“El experimento se realizó teniendo en cuenta las bacterias que forman parte del tamo de arroz, pues, así como los humanos, estas plantas tienen microorganismos que las ayudan a crecer y estar sanas. Determinamos que con la combinación de los hongos y los bacilos, la microbiota de los desechos presente en los suelos de estos cultivos no tiene problemas para sobrevivir”, expresa el magíster, cuyo trabajo fue dirigido por los profesores Daniel Uribe Vélez, del IBUN, y Vanessa Otero Jiménez, de la Universidad de Idaho (Estados Unidos).
Aunque la investigación se centró en los residuos de arroz, se podría ajustar para otros cultivos como la soya o el maíz, que también presentan problemas sobre la reutilización de sus desechos. Además, la materia orgánica producida por estos microorganismos ayudaría a tener más carbono y nitrógeno en los suelos, haciendo que insectos y otras bacterias que ya están allí mejoren la movilización de estos nutrientes de forma eficiente.
Los residuos de arroz no se están utilizando hoy industrialmente, por lo que darles valor agregado y reducir la quema ayudaría a tener cultivos más sostenibles, con suelos más fértiles y menos contaminación en el aire circundante.
Así se ven los residuos del tamo de arroz. Foto: Nicolás Alberto Novoa Montenegro, magíster en Microbiología de la UNAL.
Primicias Rurales
Fuente: Engormix.com – Agencia de noticias.unal.edu.co
Se lanzó Crédito Inteligente, el mayor ecosistema de integración financiero del agro basado en inteligencia artificial.
Buenos Aires, miércoles 2 julio (PR/25) — Con el objetivo de incrementar la oferta de servicios a la cadena agroindustrial, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires firmó un acuerdo con la empresa brasileña TARKEN, para impulsar un servicio de evaluación de riesgo crediticio de forma ágil y segura a través de inteligencia artificial.
En la ocasión, Ricardo Marra, Presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y Luiz Claudio Tangari Pereira CEO Tarken, han dado un marco formal al proyecto en el que se viene avanzando, mediante la firma de un acuerdo para el desarrollo de este servicio, que, con tecnología de inteligencia artificial y datos validados del sector, permite conocer el perfil crediticio de cada cliente en minutos, optimizando tiempos, recursos y decisiones comerciales.
La herramienta estará integrada a BC Explorer, la Plataforma digital de servicios, que busca brindar soluciones a las nuevas demandas del sector, favoreciendo el acceso al financiamiento, la productividad, sustentabilidad y trazabilidad del mercado agropecuario a nivel nacional.
Aproximadamente el 70% de los costos de producción agropecuaria se financian con capital externo, mientras que solo el 30% proviene de recursos propios. En este escenario, el modelo de Crédito Inteligente emerge como una herramienta particularmente eficiente. Este sistema opera con un elevado nivel de apalancamiento, no solo en Argentina, sino también en Brasil, donde dicho nivel es aún mayor.
Dada esta coyuntura, resulta esencial comprender las condiciones de otorgamiento de los préstamos, así como las vías para acceder al máximo nivel de financiación disponible. Para lograrlo, es fundamental disponer de una evaluación crediticia robusta que contemple la totalidad de los activos del productor y su situación financiera integral.
Este nuevo acuerdo, consolida el compromiso de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires con el desarrollo y la transformación tecnológica al servicio del agro argentino, dijeron de la entidad.
Buenos Aires, martes 1 julio (PR/25) — Cada año, 526 millones de toneladas de alimentos se pierden por fallas en la refrigeración durante el transporte. Eso representa el 12% de la producción global. Frente a este desafío, la industria logística está dando un paso clave: incorporar telemetría para monitorear en tiempo real las condiciones que determinan la calidad de productos perecederos, desde frutas hasta vacunas. ¿Cómo funciona esta tecnología?
La cadena de frío cumple un rol silencioso pero vital: preservar la calidad y seguridad de millones de productos que consumimos. Desde lácteos y carnes hasta vacunas sensibles a la temperatura, su correcto manejo marca la diferencia entre un alimento nutritivo y uno contaminado. Sin embargo, las fallas en este sistema generan pérdidas millonarias que afectan la competitividad y podrían evitarse con soluciones como la telemetría.
En este contexto, tecnologías como el monitoreo en tiempo real y la trazabilidad se convirtieron en aliadas clave para mantener la cadena de frío intacta. Permiten vigilar todo el trayecto, desde el origen hasta el destino, eliminando puntos ciegos y activando alertas ante desviaciones térmicas antes de que el daño sea irreversible.
El 55% de los líderes logísticos ya invierte en innovación, y el 88% planea destinar más de un millón de dólares a estas mejoras, según el Informe MHI 2024. “La tecnología conectada es esencial para proteger la calidad de los productos perecederos”, señala Marcel Souza, Gerente de Producto y Telemática de Thermo King LATAM. Añade que “con la telemetría en tiempo real, dejamos atrás la reacción ante pérdidas para adoptar una prevención inteligente y oportuna”.
El desperdicio alimentario es un problema global que impacta en la rentabilidad, la salud y la sostenibilidad. La FAO estima que 526 millones de toneladas de alimentos se pierden cada año por falta de refrigeración adecuada, lo que equivale al 12% de la producción mundial.
Para las empresas, adoptar sistemas de trazabilidad térmica ya no es solo una cuestión técnica: es una decisión estratégica. Reduce mermas, optimiza recursos, asegura el cumplimiento normativo y fortalece la imagen de marca frente a un consumidor más exigente.
“El monitoreo constante reduce el margen de error humano. Al integrar sensores, conectividad y análisis de datos, logramos que cada tramo de la cadena de frío sea predecible y seguro”, comenta la gerente de Thermo King LATAM.
En un mercado competitivo, donde la frescura y la transparencia pesan más que nunca, la inversión en telemetría envía un mensaje claro: la calidad y la sostenibilidad no se negocian. Con la presión de normativas y cadenas más complejas, monitorear en tiempo real ya no es una ventaja: es una necesidad.
“La trazabilidad térmica es hoy un factor de confianza. Si una empresa puede mostrar en tiempo real que un alimento o medicamento ha sido conservado adecuadamente, gana eficiencia y credibilidad”, concluye Souza.
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Acerca de Thermo King:
Thermo King, de Trane Technologies (NYSE: TT), un innovador climático global, es un líder mundial en soluciones de control de temperatura de transporte sustentables. Thermo King es la única empresa que ofrece soluciones de almacenamiento y transporte conectadas de extremo a extremo con temperatura controlada a lo largo de la cadena de frío. Para obtener más información, visitewww.thermoking.com owww.tranetechnologies.com
Acerca de Trane Technologies:
Trane Technologies es un innovador climático global. A través de nuestras marcas estratégicas Trane® y Thermo King®, y nuestra cartera de productos y servicios ambientalmente responsables, brindamos soluciones climáticas eficientes y sustentables para edificios, hogares y transporte. Visitewww.tranetechnologies.com.
¿Quë tipo de consumidores queremos ser ? Un día para privilegiar materiales sostenibles
Buenos Aires, 1 de julio (PR/25) .- Cada 3 de julio se celebra el Día Internacional libre de bolsas de plástico, con un objetivo claro: reducir las bolsas de plástico de un solo uso y fomentar un consumo responsable. Tardan más de 500 años en descomponerse y se cree que cada persona gasta unas 230 bolsas de plástico al año, lo que representa más de 500 billones de bolsas de plástico en el mundo. PEFC Argentina promueve reducir el uso de bolsas plásticas de un solo uso y fomentar decisiones de consumo más responsables, destacando la importancia del packaging de origen sostenible como alternativa.
En el día a día, las bolsas de plástico se han convertido en uno de los objetos más cotidianos y también uno de los más perjudiciales para el medio ambiente. En la farmacia, en el súper o almacén de barrio, las verdulerías, quioscos y casi cualquier comercio o negocio en el que se entrega mercadería en mano las bolsas de plástico suelen ser la opcion más habitual. Pero, en el marco del próximo Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, a celebrarse el 3 de julio, PEFC Argentina (Programa para el Reconocimiento de Certificación Forestal) hace un llamado a la acción para que podamos reconocer la diferencia, actuar en consecuencia y reconocer la fundamental importancia de la responsabilidad que tenemos como consumidores activos.
Al no ser reciclables, las bolsas quedan en el planeta generando daños a todos los seres vivos del planeta y a los ecosistemas y biomas en los cuales nos desarrollamos. Algunos países, como Francia e Italia ya han prohibido la producción de bolsas de plástico y han reducido notablemente su consumo. Otros países como Reino Unido, Portugal y Suecia han optado por aplicar impuestos sobre el uso de las bolsas, y en otros países como Finlandia o Alemania los establecimientos han establecido acuerdos voluntarios.
¿Por qué son tan dañinas las bolsas de plástico?
A los océanos llegan cerca de 12 millones de toneladas de plásticos cada año. Estos residuos suponen una grave amenaza para los océanos y las especies marinas. Uno de cada seis peces que se venden en las pescaderías contiene microplásticos en sus estómagos. El plástico ya ha entrado en la cadena trófica. El consumo mundial ha tomado nota de esto y se ha avanzado mucho en la reducción de las bolsas de plástico. De hecho, son numerosos los comercios que han suprimido las bolsas de plástico, sustituyéndolas por cartón o bolsas de tela que pueden volver a usarse, pero aún estamos muy lejos de eliminarlas totalmente.
Más allá de la bolsa: el impacto del packaging responsable
Así como se promueve la eliminación de las bolsas plásticas, PEFC Argentina invita a reflexionar sobre el envoltorio de cada producto. Elegir embalajes de papel, cartón o madera con certificación PEFC es una decisión que va más allá de una marca: es un compromiso con la gestión sostenible de los bosques, el respeto por los derechos laborales y la promoción de la economía circular.
“Cada vez más consumidores buscan saber el origen de los productos, cómo se fabricaron y su impacto ambiental y social. El packaging responsable, al igual que la elección de bolsas reutilizables, ofrece respuestas claras y confiables a estas preguntas”, explica Florencia Chavat, directora ejecutiva de CERFOAR-PEFC Argentina. “La certificación PEFC garantiza que los materiales provienen de bosques gestionados de manera responsable, asegurando que la extracción de madera no compromete la biodiversidad ni el equilibrio del ecosistema. Además, asegura condiciones de trabajo justas y transparentes en toda la cadena de valor. Papel, cartón y madera certificados son materiales fácilmente reciclables y reutilizables, pilares fundamentales para un consumo más circular”.
En el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, PEFC Argentina reitera la importancia de cada decisión de consumo. Optar por un producto con packaging certificado PEFC no solo cuida los bosques y apoya a las comunidades forestales, sino que también reduce significativamente la huella ambiental. Es una forma visible y verificable para las empresas de demostrar su compromiso con los bosques y la economía circular, mejorando su reputación e imagen de marca.
PEFC es el Programa para la Homologación de Sistemas de Certificación Forestal; una organización internacional, no gubernamental y sin fines de lucro, dedicada a promover la Gestión Forestal Sostenible (GFS) a través de la certificación de tercera parte independiente.
PEFC cuenta con más de 80 miembros en todo el mundo, entre los que se incluyen ONG, sindicatos, empresas, asociaciones empresariales, asociaciones de propietarios forestales y otros agentes interesados. Más de 50 países son miembros de la alianza PEFC, representados por organizaciones nacionales independientes que desarrollan, implementan y administran el sistema PEFC en cada país. PEFC cuenta, además, con 30 miembros internacionales que incluyen empresas, organizaciones y asociaciones comprometidas con la gestión forestal sostenible.
PEFC es hoy el sistema de certificación forestal más grande del mundo, elegido tanto por pequeños productores forestales, así como también por las grandes empresas forestales que poseen recursos forestales e industria asociados. Hasta la fecha, más de 19.800 industrias han obtenido la certificación PEFC de Cadena de Custodia, que ofrece decenas de miles de productos certificados por PEFC en todo el mundo.
El Sistema Argentino de Certificación Forestal (CERFOAR) ha sido completado y adoptado por la Asociación CERFOAR en agosto de 2013 y enviado al Consejo PEFC para su evaluación y convalidación internacional. Luego de una intensiva evaluación realizada por expertos internacionales, que incluyó una extensiva consulta a las partes interesadas locales y globales, el CERFOAR fue homologado con el Esquema PEFC el 29 de julio de 2014 y esta decisión fue ratificada en forma unánime por la Asamblea General del Consejo PEFC.
Greenfullness es mucho más que rodearte de plantas: es una forma de reconectar con vos y bajar un cambio en el día a día. Te contamos todo sobre esta técnica que está arrasando en el mundo entero.
Buenos Aires, lunes 30 junio (PR/25) ¿Sentís que vivís estresado y no sabés cómo bajar un cambio sin desconectarte del mundo? Probá con greenfullness. Esta técnica botánica combina la presencia de plantas con prácticas de atención plena para calmar la mente y reconectar con el momento presente. Sí, algo así como el mindfulness pero con más hojas verdes alrededor.
En esta nota te compartimos todos los detalles para que vos también te sumes a este boom que está arrasando en todas partes del mundo.
¿Qué es la greenfullness?
El concepto surge de la unión entre “green” (verde) y “mindfulness” (atención plena). Se trata de crear entornos donde las plantas sean protagonistas y usarlos para practicar la observación consciente, reducir el estrés y mejorar el bienestar.
Estudios confirman que interactuar con plantas reduce el cortisol, la hormona del estrés, y mejora la concentración. Además, cuidar plantas tiene un efecto terapéutico que ayuda a regular emociones.
Greenfulness es una tendencia que consiste en conectar con la naturaleza y rodearse de elementos naturales, especialmente plantas, para reducir el estrés y promover la calma y el bienestar. Se basa en la idea de que la naturaleza tiene un efecto calmante y puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo.
La práctica del greenfulness implica incorporar elementos verdes en el hogar y en la vida diaria. Esto puede incluir:
Decoración con plantas:
Utilizar plantas de interior, crear jardines verticales o decorar con motivos vegetales.
Materiales naturales:
Optar por muebles y elementos decorativos hechos de materiales como madera, mimbre o piedra.
Espacios verdes:
Buscar parques o jardines cercanos para pasar tiempo al aire libre y disfrutar de la naturaleza.
Actividades relacionadas con la naturaleza:
Cultivar plantas, hacer senderismo o simplemente observar la naturaleza.
En resumen, el greenfulness es una forma de cuidar nuestra salud mental y emocional al reconectar con el mundo natural y crear un entorno más tranquilo y armonioso a nuestro alrededor.
Este libro es el resultado de cuatro viajes de su autora, Matilde Fierro, a la parroquia de Medjugorje, en Bosnia Herzegovina, donde se aparece la Virgen María como la Reina de la Paz desde 1981.
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