Buenos Aires, 22 de mayo (PR/20) -De cara a la siembra de los cultivos de invierno, los técnicos recomiendan la planificación de una nutrición balanceada, basada en un diagnóstico de las necesidades del lote y que comience al inicio del cultivo. Con foco en la región Pampeana, este tema fue presentado en la jornada “Charlas virtuales para producciones reales” organizada por Rizobacter.
De acuerdo con el informe publicado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se proyecta una posibilidad de expansión del 1,5 % del área de trigo en el país para la campaña 2020/21 en relación con las 6.600.000 de hectáreas implantadas durante el ciclo previo. Pese a que el relevamiento también destaca los niveles de incertidumbre en los productores a causa de la emergencia sanitaria, el aumento de la superficie ocupada por cultivo estaría promovido por un escenario de perspectivas climáticas favorables durante la ventana de siembra.
En este contexto, los técnicos destacan la producción de cultivos de invierno no sólo por los márgenes de productividad y rentabilidad, sino por el aporte de carbono que realiza a la rotación, una decisión prioritaria para conservar la sustentabilidad del sistema agrícola a largo plazo. En el marco de las tareas de planificación del cultivo, especialmente de trigo, uno de los aspectos claves es la previsión de una nutrición balanceada basada en un diagnóstico de las necesidades del lote y que comience al inicio del cultivo. Este tema fue presentado en la jornada “Charlas virtuales para producciones reales” organizada por Rizobacter.
“El manejo adecuado de la nutrición constituye uno de los principales factores para maximizar la producción actual y mejorar la calidad de los granos”, reconoció Fernando García, consultor privado y profesor libre de la Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce.
Desde el punto de vista de la experimentación, García destacó los resultados observados en ensayos de la Red de Nutrición CREA Sur de Santa Fe que muestran la mejora de los rindes a partir de la fertilización con nitrógeno, fósforo, azufre y otros nutrientes en trigo a lo largo de 18 años. Según el esquema de rotaciones, los rindes aumentaron entre un 70 y 140 % en comparación con cultivos sin tratamiento de fertilización, lo cual permite ponderar las ventajas de una buena nutrición en la proyección de rendimientos del cultivo.
De cara al manejo, el investigador remarcó la importancia de realizar diagnósticos de los lotes –a partir de análisis de suelo y del cultivo durante el ciclo– para identificar los sitios que requieren la incorporación de nitrógeno, fósforo y azufre, generalmente deficitarios y de primera necesidad, y cuáles son los otros nutrientes que deberían reforzarse. Además, la disponibilidad de información sobre el estado del lote es fundamental para definir la fuente nutricional, la dosis y el momento de aplicación óptimos.
De igual manera, el investigador señaló las ventajas de realizar fertilizaciones al arranque del cultivo. “La siembra temprana acompañada por una buena nutrición inicial es una decisión significativa en los cultivos de invierno, debido a que la temprana disponibilidad de nutrientes es vital para que el cultivo se establezca adecuadamente y desarrolle un buen enraizamiento y número de macollos”, amplió García.
En este sentido, Fernando Sánchez –responsable de la línea de fertilizantes de Rizobacter– explicó que la decisión de fertilizar al inicio de cultivo “implica proveer de una manera direccionada una cantidad de nutrientes macro y micro necesarios para nutrir la semilla desde los primeros estadios”. Como resultado de la nutrición, “es posible mejorar el desarrollo radicular, muy importante para un correcto anclaje y exploración temprana del suelo, y activar los procesos fisiológicos relacionados con el desarrollo de la planta”, apuntó.
Nutrientes básicos
A la pregunta de qué nutrientes priorizar para lograr una nutrición balanceada, García no dudó en responder: “N, P, S” (nitrógeno, fósforo y azufre, según su símbolo en la tabla periódica de los elementos químicos). En una segunda instancia, también puede considerarse la reposición de zinc, boro y otros micronutrientes.
En el caso de nitrógeno, el investigador recomendó la aplicación desde la siembra hasta el macollaje y luego continuar con monitoreos durante el desarrollo del cultivo para realizar suplementaciones. “En el mercado, hay ofertas de productos de eficiencia mejorada e inhibidores que previenen pérdidas por volatilización, lavado y desnitrificación”, indicó.
Respecto del fósforo, García sugirió la fertilización entre la presiembra y la siembra mediante voleos, para los que deben tenerse en cuenta las pendientes y el registro de lluvias. “En cuanto a productos, es interesante el uso de arrancadores de eficiencia mejorada que incluyen varios nutrientes y tienen presentaciones innovadoras como los fertilizantes microgranulados y otros”, ponderó.
En esta línea, Sánchez señaló que “el microgranulado facilita la aplicación de las dosis recomendadas junto a la semilla, correcto posicionamiento de la tecnología, sin generar ningún tipo de fitotoxicidad”. Y añadió: “El menor tamaño asegura una rápida disolución del fertilizante y optimiza la absorción de los nutrientes esenciales por parte del cultivo, dentro de los cuales el fósforo y el zinc son muy poco móviles y su eficiencia de uso (EUF) es máxima”.
En el caso de Microstar PZ, uno de los productos ofrecidos por Rizobacter, aporta nitrógeno, fósforo, azufre y zinc, mientras que Microstar CMB presenta fósforo, azufre, zinc, calcio, cobalto, molibdeno y boro.
De acuerdo con García, se recomienda la aplicación de azufre entre la presiembra y el macollaje en combinación con nitrógeno y/o fosforo. “Se puede aplicar al voleo o en línea y genera un buen efecto de residualidad en el suelo, sobre todo para beneficio productivo de cultivos posteriores como soja de segunda”, agregó.
Buenos Aires, 13 mayo (PR/20) — La campaña fina ya está en cuenta regresiva: en las próximas semanas comenzarán a circular las sembradoras que implantarán las primeras semillas de trigo de una campaña que, por razones climáticas y económicas, pinta para continuar con la senda alcista que ha transitado en los últimos años.
Para sacarle el máximo jugo posible a este cultivo, el Ingeniero Agrónomo Francisco Martellotto, representante de la cuenta de Compo Expert para la firma Héctor A. Bertone (HAB) de Villa María, asegura que es clave pensar la estrategia agronómica desde la presiembra.
La primera recomendación en ese sentido es el “curado” de la semilla con Nutriseed Zn Flo, un producto que aporta zinc y aporta una alta respuesta en rendimiento.
“En invierno, por las bajas temperaturas y las escasas lluvias, hay menos mineralización y los cultivos arrancan más despacio, el proceso de enraizamiento es más lento. Con Nutriseed Zn Flo se logra un arranque de cultivo espectacular”, remarca Martellotto.
Técnicamente, esto significa un mejor crecimiento de las raíces gracias a una mayor exploración del suelo en la búsqueda de agua, lo que a la larga promueve un mejor crecimiento aéreo de la planta y también la fortalece para resistir situaciones de estrés.
“Si hay algún problema climático, la diferencia va a ser notoria. Se logra una mejora del ocho por ciento en los rindes en relación a lotes con deficiencia de zinc. Significa entre 250 y 300 kilos por hectárea más, sólo por curar la semilla”, remarca el asesor.
Para el Ing. Agrónomo Francisco Martellotto, un aspecto clave es que la deficiencia de este mineral en los suelos es cada vez más grande, sobre todo en algunas zonas como el centro de Córdoba. “Antes teníamos que identificar los lotes deficitarios; ahora el 80 por ciento tienen ese problema”, asegura.
En este marco, también destaca que al ser un producto muy concentrado, basta con entre 250 y 300 centímetros cúbicos cada 100 kilos de semillas para que tenga eficacia. Además, es compatible con cualquier otro fitosanitario a la hora de ser mezclado en el caldo.
En la hoja
Para el resto del ciclo del cultivo, la propuesta de Compo Expert es continuar con el arrancador Easy Start, un micro granulado con una formulación 10-48- de nitrógeno y fósforo, que también aporta azufre y zinc.
Luego, en macollaje sumar una aplicación de entre dos y cuatro kilos por hectárea de Basfoliar Trigo, un producto NPK más microelementos, perfectamente balanceada para la necesidad del cultivo.
En zonas trigueras en las que se buscan altos rindes y buenos niveles de proteína, repetir una aplicación de Basfoliar en hoja bandera, de entre dos y ocho kilos por hectárea.
Y ante situaciones de estrés, incorporar el bioestimulante Basfoliar Aktiv, elaborado en base del alga Ecklonia máxima elegida por su contenido de auxinas y citocininas más fosfitos de potasio promotor de fitoalexinas (defensas naturales de las plantas) de reconocida acción preventiva de enfermedades principalmente del género Oomycetes.
Según Martellotto, la red de ensayos de Compo Expert ha determinado que la fertilización con Basfoliar en macollaje y hoja bandera mejora los rindes en 380 kilos por hectárea.
“En conclusión, si uno suma zinc en la semilla, más el arrancador en el suelo y las aplicaciones foliares, se puede obtener hasta 600 kilos más por hectárea que en un lote sin tratamiento, y protegiendo además la calidad, por los niveles de proteína”, resume Martellotto.
Buenos Aires, 5 mayo (PR/20) — En una conferencia on line que dictó ante clientes de Stoller, el experto Wenceslao Tejerina , titular de la consultora agro Estrategias, explicó las ventajas de ampliar la paleta de nutrientes que se utilizan en el cultivo de invierno.
Mientras las cosechadoras surcan los campos de la zona pampeana recolectando la soja y el maíz, comienzan también a alistarse las sembradoras que en dos semanas iniciarán la implantación de trigo.
Y como en cada campaña fina, las estrategias de fertilización son un aspecto clave para llevar a los lotes invernales a explorar sus techos de rendimiento.
Por eso, en el marco del ciclo de conferencias on line que está desarrollando Stoller para sus clientes, el experto en nutrición de cultivos Wenceslao Tejerina, de la firma Agroestrategias, explicó cuáles son los principales beneficios de apostar por una nutrición balanceada.
En Agroestrategias, Tejerina asesora a productores y empresas proveedoras de insumos de Argentina y de Uruguay, realiza ensayos de eficacia en micro y macro parcelas, y efectúa capacitaciones.
“Hay lugares en el mundo donde están llegando a producir 17 toneladas por hectárea de trigo. Nosotros estamos muy lejos de eso incluso al analizar solo los rindes potenciales. En general, en la mayoría de los cultivos extensivos estamos consiguiendo apenas el 30 por ciento de lo que podríamos lograr. Y la nutrición es un aspecto clave para acortar esa brecha”, comentó Tejerina.
Según el especialista, “hay mucho por hacer” en materia de fertilización para lograr que efectivamente los lotes exhiban una mejora nutricional.
“Vemos que el manejo con los macronutrientes convencionales, como nitrógeno o fósforo, ya está bastante ajustado. De todos modos, hay muy pocos diagnósticos: se hace un análisis de suelos cada 300 hectáreas cuando en Estados Unidos la tasa es diez veces mayor. Y pensar en una fertilización sin saber lo que tengo en el suelo, de movida es una locura”, enfatizó.
Sobre este punto, ejemplificó que un correcto diagnóstico podría determinar que incluso las dosis que se están aplicando de nitrógeno y fósforo son insuficientes para trigos que a lo largo de los años han tenido una importante mejora genética además de que han avanzado a pasos agigantados en su manejo tecnológico.
“Puede ser que haya que aplicar esos nutrientes en una mayor cantidad o también que se necesiten sumar otros, como azufre o zinc, que tienen la capacidad de potenciar los rendimientos porque mejoran la eficiencia en el uso de nitrógeno y fósforo”, remarcó Tejerina.
Investigación
El experto continuó su disertación destacando que considera que el agro argentino necesita mejorar su investigación y desarrollo de estrategias de fertilización.
“Mucho del conocimiento y la tecnología agrícola se generan en la Pampa Húmeda donde están suelos que son de los mejores del mundo. Por eso el tema de la nutrición ha quedado relegado en relación a otros aspectos claves para la productividad como la genética de las semillas o el manejo de fitosanitarios. Hoy todos los técnicos y productores saben qué herbicidas o fungicidas mezclar, qué dosis aplicar y en qué momento; pero en nutrición de cultivos, es algo que no sucede”, lamentó.
Para Tejerina, se necesita un “cambio radical, una toma de conciencia de que estamos exportando nutrientes del suelo, no los reponemos, hacemos minería extractiva con la agricultura, y esos nutrientes que estamos perdiendo limitan la productividad y, por ende, la rentabilidad”.
Buenos Aires, 4 mayo (PR/20) — Por Juan M. Repetto | FAUBA — Un trabajo de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y de la Facultad Regional Venado Tuerto de la Universidad Tecnológica Nacional (FRVT–UTN), publicado en la edición de marzo de la revista científica Scientific Report, logró mejorar sensiblemente la fijación biológica de la soja, mediante un tratamiento en las semillas realizado con plasmas no térmicos, un método físico que ya había arrojado excelentes resultados cuando se lo utilizó para controlar patógenos. El incremento en la disponibilidad de este nutriente podría traducirse en aumentos en el rendimiento de las plantas.
Con esta tecnología, los investigadores ya habían logrado controlar, en 2015, hasta 100% la infección provocada por el hongo Fusarium en semillas de soja. Y en 2019 eliminaron hasta el 80% del complejo de hongos Diaporthe/Phomopsis, responsable de grandes pérdidas económicas en semillas de la misma oleaginosa.
Además, en un trabajo anterior, realizado en condiciones de invernáculo, demostraron que el tratamiento con plasma es capaz de mejorar el crecimiento de la soja en términos de número de vainas (6%), número de semillas (4%) y peso seco total de las semillas (11%) por planta.
“Los plasmas no térmicos constituyen una tecnología novedosa con múltiples aplicaciones biológicas dado que para generarlos se emplean procesos a temperatura ambiente, presión atmosférica y rápidos que, además, no dejan residuos químicos en el ambiente”, explicó Karina Balestrasse, profesora de la cátedra de Bioquímica de la FAUBA e investigadora independiente del Instituto de Investigaciones en Biociencias Agrícolas y Ambientales (INBA UBA-CONICET), quien está a cargo de las investigaciones.
“A través de nuestros resultados, demostramos por primera vez los efectos a largo plazo de los tratamientos con plasmas no térmicos aplicados a semillas, y la mejora sustancial que producen sobre la fijación biológica del nitrógeno y en las plantas crecidas. Proponemos su uso como una práctica de rutina para el tratamiento de semillas antes de la siembra para cultivos comerciales y de cobertura”, agregó, aunque advirtió que aún resta tener los permisos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y del Instituto Nacional de Semillas (INASE) para comercializar el servicio.
Tras la exposición de las semillas al plasma no térmico, las plantas crecidas evidenciaron mejoras en todos los parámetros biométricos evaluados. El peso fresco de las raíces y de las hojas fueron superiores al control en un 37 y 30%, respectivamente.
Asimismo, el área foliar total de las plantas correspondiente a los tratamientos mostró mejoras del 27%, en promedio, en comparación con el control.
Coincidiendo con estos resultados, ambos tratamientos con plasma aumentaron el número de nódulos en la raíz principal y también la biomasa nodular total, produciendo un incremento del 73% en este último parámetro. También se observó una respuesta importante en las plantas de soja tras el tratamiento en lo que respecta al estímulo del crecimiento radical.
Del laboratorio al campo
Los ensayos se realizaron en los laboratorios de Descargas Eléctricas (UTN) y de la FAUBA, donde se aplicó el tratamiento con plasma, y luego las plantas crecieron en diferentes condiciones, tanto en invernáculos como a campo.
Estos últimos ensayos se realizaron en la localidad de Diego de Alvear, provincia de Santa Fe, en la zona núcleo agrícola del país, durante las últimas dos campañas, y contaron con la colaboración del grupo Agroconsultor S.A. Los resultados fueron corroborados en condiciones de producción para la campaña 2018/19.
“No obstante tenemos que terminar de evaluar los resultados de la campaña 2019/20 y de esta manera validar nuestros resultados con dos ensayos a campo”, dijo Balestrasse.
Además, la investigadora informó que “las mejoras biométricas observadas en las plantas fueron acompañadas por mejoras en parámetros bioquímicos relativos a la fijación biológica de nitrógeno como la actividad de la nitrogenasa y en el contenido de leghemoglobina en los nódulos de la raíz principal, parámetros que evidenciaron aumentos del 50% y el 94%, respectivamente, en respuesta al plasma no térmico”.
“Estos resultados nos permiten afirmar que los nódulos de las plantas correspondientes a los tratamientos con plasma no térmico se encontraban fijando nitrógeno más activamente que en la situación control. El contenido de nitrógeno total en los tejidos fue 25% superior en las plantas correspondientes a los tratamientos con plasma que en el control, indicando que la activa fijación biológica de nitrógeno verificada en las plantas de los tratamientos con plasma se tradujo en un incremento en el contenido de nitrógeno en los tejidos vegetales”, afirmó.
“En primer lugar, sugerimos que el efecto del plasma no térmico sobre el crecimiento radical pudo estar involucrado en el posterior estímulo de la nodulación. Consecuentemente, el incremento en la nodulación pudo haber sido responsable del estímulo del crecimiento general de la planta”, agregó.
A raíz del trabajo realizado en soja, el cual permitió desarrollar la tesis doctoral de María Cecilia Pérez Pizá, se sumaros otras temáticas como el análisis de semillas de trigo con fusarium, que está siendo realizado por Pablo Vallecorsa, becario posdoctoral CONICET.
Por otro lado, Carla Zilli está trabajando en la aplicación de plasmas para el control de plagas primarias y secundarias, como son los gorgojos, donde ya se puso a punto la tecnología para controlar los insectos. “Los resultados son promisorios, ya que obtuvimos un control de todo el ciclo de vida de los gorgojos, es decir, no sólo del insecto sino de los huevos y las larvas. Por lo tanto logramos un efecto ovicida e insecticida. Ahora estamos trabajando sobre aplicaciones directas sobre harinas”, dijo Balestrasse.
Otro objetivo es trabajar con frutos, para lo cual se sumó la cátedra de Fruticultura de la FAUBA. “Ya hicimos nuestros primeros ensayos con arándano. En mayo nos hubiera tocado hacer un nuevo ensayo, pero tuvimos que postergarlo para noviembre por la situación actual de la pandemia”, concluyó.
Buenos Aires, 16 marzo (PR/20) — La producción de uvas y frutales está entrando en su etapa final. Las recomendaciones de Compo Expert para aportar nitrógeno y fósforo garantizando buenos resultados en la campaña venidera.
Mientras en las zonas pampeanas los productores comenzaron a levantar los primeros lotes de soja y de maíz, en Cuyo y el Alto Valle de Río Negro el proceso de recolección de uvas y frutales ya está en su etapa final.
En el caso de las frutas de carozo y de pepitas, el grueso de la cosecha ya finalizó; en cuanto a la producción vitivinícola, ya está casi terminada en las uvas blancas y resta el avance en las tintas.
Por eso, para los agricultores de esa zona del país, es momento de comenzar a pensar en la postcosecha. Puntualmente, en las labores de fertilización que hay que realizar para mejorar el crecimiento radicular y las reservas de las plantas, de cara a la próxima campaña.
Según Guillermo Fourcade, responsable técnico comercial de Compo Expert en la zona de Cuyo y el Alto Valle, no hay que dormirse: “Para que sea eficiente y logre los resultados esperados, este proceso debe ejecutarse desde marzo y, como máximo, hasta el 15 de abril”, recomienda.
Por encima de esa fecha, el riesgo es que la planta comience el proceso de entrada en dormición, donde en vez de absorber nutrientes del suelo comienza a enviar los foto asimilados a los órganos de reserva, concluyendo en la caída de hojas de la planta, entregue las hojas y, al no tomar correctamente el nutriente, su aplicación sea ineficaz.
En este contexto, pensar y ejecutar una buena estrategia de fertilización no es una cuestión menor: representa entre 30 y 50 por ciento de la producción futura o del año próximo de la planta.
“No hacer una fertilización correcta puede poner en riesgo hasta la mitad de la cosecha del año siguiente”, remarca Fourcade.
Productos
Esta fertilización debe implementarse a través de dos nutrientes clave: nitrógeno (para aumentar las reservas de la planta) y fósforo (para un mejor desarrollo radicular).
En concreto, son dos los productos que propone Compo Expert: Novatec, en el caso de los nitrogenados; y Hakaphos Violeta, para los fosforados.
Para Fourcade, alimentar las reservas de la raíz es fundamental. “El nitrógeno entra en el ciclo de la planta y fomenta la producción de aminoácidos y proteínas. En el caso de Novatec, tiene una molécula particular, “DMPP (dymetil pirazol fosfato), inhibidor de la nitrificación, permaneciendo el nitrógeno como catión amonio, el cual al ser absorbido por la planta le permite un ahorro energético al momento de sintetizar aminoácidos y, al momento de su adopción, permite que los frutales tengan una rápida y eficiente síntesis de aminoácidos”, explica Fourcade.
En cuanto a las dosis, “como regla general, el fósforo que uno aplica no puede ser menor a entre 40 por ciento y 50 por ciento de la necesidad que tenga la planta de ese nutriente, a nivel anual. En el nitrógeno, el rango va de 20 por ciento a 30 por ciento”, agregó.
Buenos Aires, 12 febrero (PR/20) — En una recorrida por ensayos de potasio en soja, maíz y arroz en Entre Ríos y Corrientes, Fertilizar, junto a referentes locales, mostraron las deficiencias que ya se observan de este nutriente y manifestaron la necesidad de continuar estudiando su respuesta en los diferentes cultivos de la región.
Fertilizar Asociación Civil, junto a Uralkali Trading SIA y Nitron Group, organizó una recorrida de la red de ensayos de potasio en la región Pampeana Este, los días 6 y 7 de febrero pasados. Esta red de ensayos se lleva a cabo en colaboración con el Ing. Agr. M.Sc. Juan Orcellet, de la EEA INTA de Concepción del Uruguay, el Dr. César Quintero, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias-Universidad Nacional de Entre Ríos (FCA-UNER), y el Ing. Agr. M.Sc. Enrique Figueroa, de la EEA INTA de Mercedes, y con la coordinación general del Dr. Fernando O. Garcia.
Esta red de ensayos surge a partir de la baja disponibilidad de potasio en los suelos del este de la región pampeana, según se determinó en el relevamiento realizado por Fertilizar con la Unidad Integrada Balcarce (INTA y Facultad de Ciencias Agrarias) y que fuera presentado en el Simposio Fertilidad 2019. “El relevamiento, donde comparamos la situación prístina de los suelos con la situación de los mismos en 2011 y luego en 2018, permitió generar un mapa de fertilidad e identificar temas urgentes -como materia orgánica, fósforo y pH- y temas importantes como lo son las bases, el potasio, el calcio y el magnesio, y los micronutrientes como el zinc y el boro. Justamente en el Litoral se destacaban las fuertes caídas de potasio entre 2011 y 2018”, comentó la Ing. Agr. Ma. Fernanda González Sanjuan, gerente ejecutiva de la entidad.
“En el mapa de fertilidad y disponibilidad de nutrientes lo que habíamos visto eran muchas propiedades que fueron degradándose, perdiéndose, con caída de fertilidad en términos generales y entre los cuales justamente se destacaba el potasio”, señaló el Dr. Fernando García.
La recorrida convocó a un numeroso grupo de colegas y productores de la región incluyendo asesores, técnicos de empresas e investigadores, que fueron dándose cita en los distintos sitios. Esto demuestra la inquietud del sector productivo en determinar las necesidades de potasio para los cultivos y conocer más sobre el manejo correcto del nutriente.
Los Ing. Agr. Juan Orcellet y Juan J. Debattista de la EEA INTA Concepción del Uruguay presentaron los ensayos de soja y maíz en la zona de Guayleguaychú, Entre Ríos, donde se observaron claras deficiencias de potasio y respuesta a la fertilización con este nutriente. “Los suelos en estos sitios presentan valores de potasio en suelo muy por debajo de 150 ppm, un valor crítico determinado en otros países como Uruguay”, destacaron los especialistas.
En San Salvador, Entre Ríos, el Dr. Cesar Quintero y su equipo de la FCA-UNER presentó un ensayo de arroz. El grupo de trabajo del Dr. Quintero viene observando deficiencias y respuestas a potasio en arroz hace ya algunos años y enfatizan el efecto que tienen los altos niveles de calcio y magnesio, los cuales afectan la absorción de potasio por el cultivo. “Visualmente, las respuestas a potasio en arroz se observan en estados avanzados, ya que la deficiencia afecta el tamaño de la panoja”, comentó el Dr. Quintero.
En Mercedes (Corrientes), el Ing. Agr. Enrique Figueroa y su equipo presentaron los ensayos que realizan en la EEA INTA. Los suelos de la zona presentan valores por debajo o cercanos a los considerados críticos y las respuestas a potasio son frecuentes en cultivos como arroz y maíz. “En un maíz temprano cosechado recientemente, se obtuvo una respuesta en rendimiento del 65%, 4933 kg/ha sin potasio vs. 8145 kg/ha con potasio”, indicó el Ing. Agr. Figueroa.
A diferencia de otros nutrientes, como el fósforo con el cual la Argentina tiene más experiencia, el potasio mantiene una oferta sostenida al cultivo hasta que se agota. En ese momento repentinamente muestra una deficiencia muy severa y puede generar grandes pérdidas para la producción argentina y revertir esta situación requiere de una fertilización adicional”, agregó Fernando García.
Desde Fertilizar Asociación Civil afirman que se debe profundizar el conocimiento sobre potasio y su manejo en todo lo que es el Litoral. “Es por eso que organizamos esta red de ensayos en esta zona, de manera de generar suficiente información local de base y un sistema de monitoreo para realizar un buen manejo y fertilizar con la dosis correcta en el momento y la forma adecuadas”, concluyó María Fernanda González Sanjuan.
Este libro es el resultado de cuatro viajes de su autora, Matilde Fierro, a la parroquia de Medjugorje, en Bosnia Herzegovina, donde se aparece la Virgen María como la Reina de la Paz desde 1981.
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