Es para las provincias de Córdoba y San Luis que deberán seguir una serie de recomendaciones.

La provincia de Buenos Aires y Capital Federal van por la novena ola de calor del verano con temperaturas por arriba de los 36 grados. 

Junto con el frente, entrarán los vientos polares, fríos y secos, produciendo un descenso térmico, que afectará especialmente al sudeste del área agrícola, con riesgo de heladas localizadas en las zonas elevadas, incluyendo las serranías bonaerenses.

Las principales zonas productivas de la región pampeana ya están en alerta amarilla por temperaturas extremas y se espera que para el fin de semana se superen los 40°C. Las lluvias, escasas como toda la campaña.

El Servicio Meteorológico Nacional anunció un serie de avisos por lluvias con posibles ráfagas de viento y granizo en parte de la región bonaerense. La alerta se encontrará vigente hasta la noche del jueves.

El Servicio Meteorológico Nacional también anticipó violentas ráfagas de viento en nueve jurisdicciones.

La masa de aire polar que acompañará al frente será tan fría y seca, que podría causar nevadas en el centro de Chile y el sur de la Región Pampeana, si bien es muy poco probable que esto se concrete.

Un frente de tormentas dejó, en las últimas horas, refrescantes precipitaciones que sirvieron para apaciguar las altas temperaturas.

Junto con el frente, se producirá la entrada de vientos polares, causando un moderado descenso de la temperatura, aunque se presentará el riesgo de heladas ligeras en las zonas serranas, iniciando un lapso de varios días con temperaturas bajo lo normal.

Las temperaturas superarán los 38 grados. Además, se agregaron alertas por fuertes tormentas para algunas localidades de Mendoza, San Luis y La Pampa.

La perspectiva agroclimática de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires prevé para los próximos siete días precipitaciones de variada intensidad.

Más de la mitad del país atraviesa una situación de sequía severa. Cómo se ven afectadas distintas provincias argentinas.

Si se confirma en la práctica, implica un cambio radical en las estrategias productivas y comerciales, apuntando a un mercado global que debería mostrarse más ofertado.